La carretera está llena de niños, adolescentes y jóvenes. A pesar de ser las 7 de mañana, está poblada de quienes se acercan a la escuela o el instituto. La mayoría lo hace caminando desde su poblado. Por un lado y otro de la carretera, sin control de quien va ni quien viene. No tienen educación vial y aquello de "peatón en carretera.... circula por tu izquierda", aquí no rige. Unos pocos lo hacen bicicleta, necesitadas todas de una puesta a punto o ITV. Los más virtuosos al manillar se atreven con llevar a alguien consigo, que casi siempre son en principio dos o más... Presencié una caída de un crío que sin estar apretado el manillar, al topar con urena, se le cruzó la rueda y la bicicleta capoté, lanzándolo por el aire. El remolino de chavales en torno al accidentado era ajeno al peligro que ello contrae en la carretera. Otros, el recorrido lo realizan hacinados hasta la bandera en estos motocarros chinos de falsa estabilidad.
Los peques van con sus pizarras y algún trozo de tiza que no pasará más allá de una cuenta o apenas una frase. El resto van con sus cuadernos de grapas, de aquellos que tuvimos también nosotros de pequeños. La diferencia está en que la contraportada de los nuestros era la tabla de multiplicar y estos sólo tienen a Messi o Mbappé. Puede que lleven también como complemento y¡un lapicero o un "bic", como dicen aquí a los bolígrafos. El cuaderno enrollado y de la mano, el bolígrafo quizá prendido en el pelo, o en la camiseta. Hay quien lleva ambas cosas en mochila, embaladas en la nada, esto es, sin nada más.
Regueros de infancia y juventud hacia unas clases hacinadas, con más de 80 alumnos por sala y que comienzan a las 7:30, y por arte de no sabemos qué aventajadas fórmulas de enseñanza, cada día a las 11 están ya de regreso para que comience el segundo turno y hasta un tercer turno a las 14. Así es su jornada escolar, donde el profesor mantiene el orden y la disciplina con un trozo de correa o goma dura, cuyo extremo acaba con un nudo... ya podemos imaginar su finalidad "pedagógica". Cuando salen al recreo, las escuelas están la mayoría muy cercanas a la carretera, el patio de tierra o hierba cuyo centro aparece marcado popr un mástil con una bandera del pais, se llena de voces y carreras, juegos y deporte donde como si de una nube estival de insectos o de pájaros se tratara, todos corren detrás de un elemento que llaman "ndebo" y que hace las veces de balón. Plásticos, cuerdas y telas conforman el esférico que multitudinariamente se combinan o esquivan, según destreza, con sus piues descalzos o con chanclas de dodo, de esas que nosotros usamos en la playa.
Niños y jóvenes ajenos a la realidad que se les vendrá encima, privilegiados porque son muchos más los que no tienen esta suerte de vivir lo descrito hasta ahora. Cuando les preguntas por una operación matemática, responden al tun tun, sin pararse a pensar. Así cuando llegan al mundo adulto y tienen que responder de cambios de monedas en el mercado, para todo se hacen siervos de las calculadoras, incluso para aquellas cuentas que son más que fáciles saber su resultado. Un desastre el educativo que lleva a un abandono escolar pronto en los chicos, que aspiran a ser motoristas y en las chicas, las más de las veces forzadas por su pronta maternidad. Es un resultado normal, viendo más arriba la exigua formación del profesorado. Todo un reto grande el apostar por la enseñanza y ésta de calidad, capaz al menos de capacitar para la vida a estas generaciones. Todo un reto en un pais que se paraliza cada semana con motivo de los encuentros entre Real Madrid y Barcelona, sobre todo, también con otros muchos de los grandes. Todo un reto en un pais donde la propuesta fácil de la ayuda externa es más atractiva que el esfuerzo del trabajo. Hoy mismo he sido testigo de cómo mientras uno pintaba una ventana, siete alrededor y a la sombra, le contemplan con poses de desenfadadamente vagas. Esos que a las 14 se acercan al punto conocido, también a la sombra, en el que se sumen al áspero sabor de la kangoya. Ya he comentado en alguna ocasión, creo, cómo estoy extrañado que en este tiempo nadie ha venido aún a solicitar trabajo, porque aunque lo necesiten, no están hechos, quizá los hemos acostumbrado, para ello.
Por eso la escuela es tan importante y más aún los maestros, por eso creo que este hormiguero de futuro que cada día acude a clase, si lo hace por algo más que llenar las horas del día, es una valiente alternativa. Pero algo falla en el sistema cuando la formación profesional existente tampoco no forma buenos profesionales, porque siguen siendo continuadores de la chapuza que se ancla en el pais como mal endémico. Aquí te das cuenta de lo importante que es la educación para la construcción de la personalidad, y garantía de una sociedad con futuro. Aquí a la distancia percibes que quizá nosotros, tampoco valoremos en nuestros países desarrollados, todo lo que tenemos al servicio de esta institución y la cantidad de oportunidades que nos brinda para ser mejores, para ser felices. Señales de humo que nos alertan sobre el horizonte que se cierne allí donde hay tanto y aquí donde apenas no hay nada.