Los días se componen de diferentes experiencoias, momentos, personas, actividades. Cada jornada es un collage vital en el que se concitan, a menudo, realidades muy diferentes entre sí. Estos días y a propósito de una sugerencia que hice para completar la formación de los catequistas, me he sumergido, como nunca antes, en el mundo de la series. No soy hijo de este tiempo en este sentido. He visto, creo recordar, una sola serie en mi vida, titulada "Ainsi soient-ils", que el mundo del marketing comercializaría bajo el título de "The Churchmen". Los avatares de un ficticio seminario parisino, muy al estilo de la afamada institución de Sain Sulpice, en la que se abordaban diversas temáticas y problemáticas sobre la vocación, en las vidas de cada uno de los seminaristas. Bien planteada, tenía algún exceso "galicano" diría yo, en lo que recuerdo, era la figura del Papa. Todo este preámbulo para hacer notar que mi segunda serie en esta vida está siendo "The Chosen". Una muy buena adaptación de los relatos evangélicos y que me ha cautivado a la hora de tener que analizar los capítulos para presentarlos a los catequistas.
Un Jesús peregrino, en camino permanente, directo y sutil, con no pocos toques de normalidad en su vida, su humor, su personalidad que va comprendiendo también poco a poco. De igual manera un grupo de discípulos entusiasmados por haber sido llamados por el Maestro, pero de igual modo despistados y sin un conocimiento cierto del alcance de su misión. Asombrados por los signos y milagros que realiza, por sus palabras y el eco de su predicación, le siguen, ellos y ellas, entre los que se entrelazan cantidad de historias, unas al hilo de los propios relatos neotestamentarios, otros díríamos, elaborados como apócrifos coherentes y como pretexto para hacer presente en escena cantidad de detalles de los mismos evangelios. Sorprende la profundidad del tratamiento, las miradas, los personajes. Sorprende desde el inicio Nicodemo en esa, su búsqueda sincera y cierta. Sorprende el entorno familiar que se teje en torno a Pedro. Sorprende cómo María es liberada de sus demonios al ser llamada por su propio nombre. Sorprende un Leví, un Mateo con sus tics y manías de publicano, ajeno a la vida y religión judías, rechazado y refugiado en una élite de soledad y lujo, de escrúpulo hacia casi todo. Sorprende su evolución. Sorprende Tomás, ya presente y testigo desde el mismo signo obrado en Caná. Sorprende el centurión y la samaritana al desvelarle el propio Jesús su pena con olor a cáscara de naranja, pena que la atormentará durante toda su vida. Y María y José, y el Bautista, sorprende todo todo, en especial la fina hilatura de los diálogos, fieles a la narración bíblica.Una serie para ser vista y sobre todo, reflexionada. Un Jesús normal, inmerso en la vida normal y desde donde Él se presenta como el elegido. Este ha sido mi punto de fuga en medio del rabajo de las catequesis matrimoniales. En medio de tanta teología esponsal y sacramental, me ha venido bien este relajo visual.
También y para diversificar un poco la atención y mantener despierto el interés intelectual, he comenzado la segunda parte del manual para los scouts, donde me empleo a fondo en el método y sus potenciales educativos y pedagógicos. Será, creo un buen "chute" a contracorriente de tanto desfile y tanta nada. Espero pueda servir a que los scouts aquí descubran la verdadera razón por la que merece la pena ser scout. De igual forma he acompañado en Banghi al recientemente nombrado obispo de Kaga-Bandoro, Viuctor Hugo. Un misionero comboniano costarricense con dilatada experiencia en África y que he conocido aquí como provincial. Una apuesta grande de Roma de intentar con estos nombramientos el arreglo de estas diócesis pobres, empobrecidas y arruinadas, puesto que Victor, como el resto de no africanos viven su ministerio con responsabilidad y mesura, garantizando con ello un mañana. La verdad que dice muy poco de las posibilidades que pueden presentar los mismos autóctonos. Entre compra y compra, paseo y sobremesa, hemos hablado y compartido, como siempre, la vida.
Y hoy en mi agenda hago hueco para acoger en confesión a una militar de la MINUSCA, la misión de la ONU en estas tierras. Alma abre su vida a la gracia de Dios y se deja renovar por su perdón. Escuchándola me acordaba del joven soldado con el que volé en Diciembre. Relatos de vida acuartelada con ciertas dosis de parecido. Grandezas y miserias de una misión confiada y de espectativas limitada. Ambos como Gaius, el centurion romano de la serie o Atticus, el oficial de la cohortes urbanae, algo así como la policía judicial o secreta, representan esa acogida del proyecto de Jesus en sus vidas envueltas en uniforme y disciplinas militares.
Mondrian seguro habría dado hoy a nuestra composición humana tan diversas una mezcla de colores que haría en definitiva de estas últimas jornadas lo que han sido: únicas también. La misión tiene estos divertimentos ocasionales y estos encuentros que llenan de color el anodino y tórrido tono de esta temporada marcada aquí por el calor.
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