lunes, 27 de noviembre de 2023

MOKINDA

Apenas siete kilómetros la separan de M’bata. Mokinda es una pequeña población que dese hace cuarenta años hay comunidad católica. Hace treinta que su pequeña capilla dedicada a San José recibe a los que llegan a la población, como la primera casa anfitriona. Apenas una salita destartalada, cubierta con una techumbre, al interior de techo de madera rasa, como único artificio y belleza. Una sencilla cruz de madera en la pared frontal y una desvaída lámina de san José.

Estuve  ayer también para conocerles y darles la última sesión de su preparación. Son seis chicos y dos chicas. Reciben el Bautismo y la eucaristía. La carretera nos difiere del resto de las ya acostumbradas, si acaso está destaca por tener una zona de hoyos más profundos los que hasta ahora me he topado. El trayecto dura 25 minutos y hoy al llegar, el poblado estaba en fiesta. Fácilmente se les distinguía a los neófitos, porque vestían todo sellos, trajes realizados para la ocasión en color blanco. Las familias, los padres y madres esperaban para saludarme con afecto. Cargado con unos cuantos músicos y todos sus instrumentos hemos llegado y mientras yo preparaba las cosas del altar, ellos ultimaban sus canciones. 

Unos palos hincados en el espacio que dista de la puerta de la capilla a la carretera, cubiertos con una vieja y sucia lona agujereada sobre la que descansaba alguna vegetación, cortada, al efecto, hacía de estructura para cobijar a la coral y al resto de los fieles que acudidos en mayoría, no cabrían de otro modo dentro del diminuto templo. 

La celebración se ha desarrollado con tono festivo al uso de, aquí celebran todo. Cantan bailan gritan digamos que es toda una expresión corporal, la que manifiesta su sentido más profundo su espíritu. Los chicos han estado muy atentos, participando y respondiendo acertadamente. En aquello que el ritual señala deben expresar de forma responsable y pública. 

En la homilía, les he animado, a disfrutar de la condición de hijos de Dios y de hermanos, entre todos. De igual modo, al hilo del evangelio de esta solemnidad de Cristo Rey, les he advertido que el lugar privilegiado dónde se encuentra Dios, es siempre el otro, el prójimo. Sin lugar a dudas ha sido un bonito domingo cargado de ese deseo de entender en qué consiste el reino de Dios y como vivirlo y hacerlo posible.

El ofertorio ha marcado el tono y del ser de esta comunidad. Racimos de bananas y plátanos. Todo ello evidencia la pobreza y sencillez de quienes la forman. La generosidad, de igual modo, es patente en la abundancia de estas ofrendas. La acción de gracias final es una eclosión de alegría, que estalla aún si cabe más cuando perciben que el sacerdote, se une a sus sentimientos y lo expresa con un tímido ritmo corporal suficiente para que valoren el gesto.  En el suelo de esa pequeña campa una pequeña con su diminuto hermanito en brazos, me recuerdan la estampa permanente de este país. Del otro lado, otra pequeña, ayuda a su mamá limpiando raíces de mandioca, haciendo tan noble gesto de un modo del todo peligroso, tomando en su mano el filo del machete de su papá. Un joven de 35 años con una pierna amputada, se acerca hasta mí para saludarme y presentarse. Este es el panorama común de tantos poblados en los que se repiten estas escenas, extrañas, peligrosas incluso para nosotros, pero que aquí están al cuidado de la inocencia. 

El regreso, además de músicos e instrumentos rebosa de los productos ofrecidos , pero sobre todo de la satisfacción de quien se ha sentido acogido como bendito quien se ha acercado hasta ellos en nombre del Señor. Un detalle final que me emociona. El óleo de catecúmenos y el santo crisma que he utilizado, son los consagrados en Zamora en la última jornada crismal diocesana. Un signo más de la universalidad y comunión en la Iglesia. 



sábado, 25 de noviembre de 2023

VOCACIÓN DE TRAPERO

Pues sí, para los más curiosos les advertiré que también aquí el tal Murphy y la ley atribuida a él, están presentes en este reducto del mundo. Vas por la carretera y en el peor de los baches te encuentras una moto, un niño, una mamá cargada de productos y rodeada de niños, o cualquier otra coincidencia Todo hace que tengas que vadearlo por el peor de los sitios. Un ejemplo que ilustra cómo casi siempre la peor de las circunstancias se concita, con la finalidad de tentar y probar la inteligencia, la paciencia y la pericia de quien en este caso va al volante.

Ya en M’bata, poco a poco se van sucediendo los días y es hoy cuando se cumple una semana de mi entrada. Ya hemos hecho alguna cosa. La primera es rescatar esa vocación frustrada en mi vida de “Trapero de Emaús”, esto es, limpiar, ordenar, organizar, pero sobre todo lo primero. Hemos empezado por alguna dependencia de la casa. Una casa bien construida apenas hace treinta años gracias a un voluntariado profesional de los combonianos italianos. Una casa amplia de dos plantas. Su recia construcción ha resistido no sólo el paso del tiempo si no también y sobre todo el maltrato y el olvido, propios de estas gentes no habituadas al cuidado de las cosas.

Era un pequeño trastero que limpio se ha convertido en un despacho pastoral, atendido por el catequista coordinador. Era un gran despacho parroquial y ahora es el espacio para dos despachos, el del párroco y el del vicario (que no tenía). Era una gran sala dormitorio con tres camas y ahora es el despacho del secretario de la parroquia y una gran sala de reuniones. Falta pintar y cambiar esos tonos intensos de azul por un limpio blanco. Una semana apenas y las cosas han empezado a cambiar un poco. 

Ya hay programación hecha hasta Febrero, de atención y asistencia a las capillas. Ayer por la mañana tuve formación scout del sector Mbata centro. Comenzamos con unos sencillos juegos que les encantaron. Después nos dedicamos en una sesión de formación y acabamos de nuevo con juegos. Me da la impresión que esa dimensión tan scout de la educación por el juego, aquí está por explorar. Por la tarde fuimos los tres a la capilla de S. Isidoro en Molengué II. Tres cuartos de hora en moto por un sencillo camino entre los centenarios y enormes árboles de la selva, a lo largo de la rivera del Lobaye. Dos motos para poder ir los dos sacerdotes y el seminarista. Una capilla hecha en palos y con palmas. Un poblado que vibró en la celebración de la eucaristía en la que bauticé a tres adolescentes: Christofer, Celsia y Paola. Una comunidad que, agradecida, remeció el retorno con un saco de mandioca, bananas y tres pollos. 

Hoy hemos celebrado en M’bata y después hemos ido a la capilla de San José en Mokinda a escasos 7 kilómetros. Carretera infame. Una capillita pequeña de cemento, sencilla y pobre de hace unos treinta años. Apenas una cruz de madera y una lámina con la imagen muy sobada de san José. Unas 40 personas, más de la mitad niños. Celebración también pobre pero festiva. Volveré el martes para preparar los once bautismos que celebraré allí el próximo domingo. 

Así se van llenando de vida los días, que a pesar de estar ya en los umbrales de la estación seca, las lluvias parecen no querer irse del todo, complicando en demasía cada jornada. Los estertores de la estación húmeda resultan ya un tanto tediosos. Poco a poco este trapero frustrado, ira poniendo en orden también la vida del equipo apostólico, corazón de un evangelio que late en esta tierra. Y en medio de tanta limitación, sobre todo en comunicación (tendré que buscar solución), Dios consuela. Me permitió encontrar una vieja cafetera italiana a la que ya le he hecho brotar su preciado café. Pequeñas licencias que alegran la jornada, ya desde el inicio.  

miércoles, 22 de noviembre de 2023

POTO-POTO

Así se dice en sango barro. Esa mezcla primordial de la que según la tradición bíblica fuimos formados por el insuflo divino. Aquí es por demás. Un punto e la carretera en el que varios camiones cargados de madera han quedado varados. Los testigos dicen que llevan dos semanas. Este barro lo llena todo, porque las lluvias no se quieren ir del todo y como si de un fi de fiesta se tratara, si no llueve por la mañana, lo ha hecho durante la noche, lo hará por la tarde y un día sí y el otro casi seguro que también. 

El coche, patinado de rojo tierra, es testigo de todo ello. Los charcos ya no te dan la posibilidad de vadearlos y debes sumergirte en ese medio si saber a ciencia cierta si llegarás a la otra orilla. Y así uno, otro y otro. Ahora llevo un todoterreno bajo, de esos bonitos para nuestras carreteras, pero no para aquí. Herencia italiana del anterior obispo que los trajo. En cualquier caso, el único medio que tengo hasta que llegue la tan deseada Pick-up, apta para estos caminos.

Al lado de Bernabeng, hay un poblado que se llama así y está todo él enlodado. No tuvieron que pensar mucho para darle nombre. Es verdad que somos de barro, frágiles, dúctiles, pero barro soplado. Este hálito nos lleva precisamente a embarrarnos, a meternos de lleno en el lodazal de la humanidad con la esperanza de ayudar a modelarla de nuevo.  Algo así podríamos decir que es la encarnación cuando Juan en su evangelio enfatiza que el Verbo se hizo carne-barro, esto es, uno de nosotros en Jesús, para pisar nuestros caminos y en ellos encontrarnos. Él que hizo barro para recobrar la vista de aquél hombre, nos enseña que el bodón nos ha de ayudar a ver de nuevo y de modo diferente la realidad de cada día. 

 Esta sociedad tiene un poto-poto mas serio que el resultante del cielo sobre la tierra. Un barrizal en el que aún patinan grupos paramilitares reductos de la guerra civil última. Un barro al que acuden grupos armados de los países limítrofes, haciendo sus incursiones para retozar en el caos social en el que estamos. Un fango al que por si éramos pocos, acuden los Wagner a  luz del día y rostro cubierto y los chinos, de noche y sin ser notados. Este es el potaje terreno que hace que las ruedas del desarrollo del país queden encalladas y atrapadas en medio de tantos actores con un único interés. Una población harta y premeditadamente ajena a tanto impedimento en el camino, La Iglesia trabajamos en la creación de realidades diferentes a otras que aterrizan y despegan, vienen y van. Trabajamos desde el convencimiento del estar activo, puesta la mirada en los jóvenes como motor de cambio de este pueblo. Barro de este barro pero barro enamorado, protagonista de sí y haciendo posible el pequeño milagro de cada día del cambio cooperativo.

Voy viendo que nuestra lucha es la del trabajo de cada día, centrados en el Evangelio y la atención, cuidado y promoción de los más pobres de los pobres, porque hasta en esto hay diferencia. Una escuela, un dispensario, un internado, una capilla,.. todo hecho con amor y cercanía, desde las claves de Jesús. Este es nuestro empeño, hacer del barro, de este barro, algo bello y útil. Un barro que ha de ser tamizado una y otra vez para hacerlo fino capaz de la hermosura del cambio de la persona y de la transformación de la sociedad. Un barro que manche pero que no impida avanzar hacia esa meta común que es la dignidad. Contemplando este camino así, es posible volver la vida de otro modo al Alfarero del hombre. 


jueves, 16 de noviembre de 2023

M'BATA

 La campana ha sonado, como cada domingo a las 6:00. Irá indicando cada media hora que a las 8:00 comienza la eucaristía del domingo. Trajín de monaguillos y personas sacando los bancos de la iglesia a la calle, entre los árboles. Como retablo la gruta de la Virgen. Todo se va llenando de bullicio, color, cánticos y sobre todo de juventud. África es todo él un continente con la media de edad de su población en 19 años. Primero los laudes, después desayunamos con tiempo suficiente y a la hora prevista, con una asamblea llena bajo los árboles, da comienzo la eucaristía dominical presidida por el Obispo.

Una larga y pausada procesión de entrada. Cruz parroquial, turiferarios, monaguillos y danzarinas. El párroco saliente, el canciller, el responsable de radio Songo, José Antonio, compañero del IEME y yo. La misa comienza con el gesto de lectura del nombramiento del Abbé de la parroquia de San Pedro y San Pablo en M’bata en mi persona. Me imponen la casulla, y después de recitar el credo y prometer fidelidad al obispo diocesano y al Magisterio de la Iglesia, me entregan las llaves de la iglesia y del tabernáculo. La asamblea estalla en el cántico del gloria. Monaguillos repartidos por entre la asamblea haciendo sonar las campanillas, llenando todos los pasillos de una atmósfera incensada. Por su parte las danzarinas en el pasillo ante el altar, marcan con discreción sus ritmos corporales y agitan pompones y maracas. Una explosión festiva. 

La entronización de la Palabra es hoy hecha de un modo original. Unos scouts llevan sobre sus hombros una piragua sobre la que un niño scout porta el evangeliario a todos. Mi condición de capellán diocesano de Scouts y Guías ha llenado desde ayer este lugar de jóvenes llegados desde los distintos distritos de la diócesis. Toda la noche la han pasado cantando y tocando los tambores. Es su particular modo de celebrar esta entrada pastoral.

M’bata fue creación misionera por los Dominicos, después continuada por Combonianos y desde hace una década está bajo gestión del clero secular diocesano. En esta cadena me inserto. Una homilía hermosa, cercana y concreta: “misioneros con gestos”. Hoy es el día de la Iglesia diocesana y la colecta irá destinada a la construcción de una nueva capilla en la diócesis, una comunidad que ya tiene capacidad para reunirse y celebrar en un poblado de la diócesis. Una comunidad que cambiará la capilla de palos y palmas por el ladrillo del lugar. La procesión de la colecta se prolonga. Como siempre hago mi aportación y también mientras, preparamos el altar donde por vez primera la patena y el cáliz de cerámica de Talavera que traje, serán consagrados al culto. “Kota singuila na Nzapa” rezan ambas piezas: “Gran acción de gracias a Dios”.

La asamblea ya rebosa por todos lados. Poco a poco ha ido viniendo más y más gente hasta llenarlo todo, incluso las inmediaciones. La acción de gracias de nuevo hace desfilar con pancartas a todas las 13 capillas de la parroquia, a todos los movimientos y fraternidades que hay en la misma. Todo rebosa alegría y vitalidad. Más de media hora de acción de gracias con ofrendas de animales, productos de la tierra y al obispo y a mi, sendos trajes de tejido africano. Una aceptación y mano tendida a la identidad compartida por la fe. 

Mis palabras, breves, en sango y francés no pueden ser de otra manera si no acción de gracias a Dios, a la iglesia diocesana de Zamora que me envía y a la de M’Baïki que me recibe. Gratitud concreta a todos y cada uno. La Eucaristía ha durado 4 horas que han pasado sin ser notadas.

El encuentro festivo tras la eucaristía es multitudinario, también con los scouts. Una sencilla comida compartida en ese mismo lugar, escenografía cambiada, pone el punto de regreso de todos a sus hogares y de nuevo la misión va recobrando su calma y su silencio.  Ya en la cama, de noche con el fondo sonoro del campo y sus múltiples melodías, vuelvo a dar gracias a Dios por tanto gozo compartido, tanta confianza en mi poquedad y tanto horizonte que surcar. Así ha sido esta jornada inscrita con cariño en la retina de mi alma, diario de mi vida, ahora en misión, jornada que culmino rindiéndome a los encantos del hijo predilecto de Hypnos y Nix, quien me hace dibujar una sonrisa al acercarme a aquellos que me quieren y cuidan y ya…… no están aquí. El sueño me conduce a ellos con una paz compartida y hoy de nuevo a un temporal descanso. Mañana quizás, no sé…….


domingo, 12 de noviembre de 2023

COMO AGUA PARA CHOCOLATE

Cuando te pones al volante en estas tierras, además de tener valor y contar con los permisos pertinentes, puesto que a los blancos no nos perdonan lo más mínimo, has de añadir esa habilidad camaleónica de poder mirar a todo tu perímetro de alrededor, dado que esa visión es necesaria para sobrevivir. Miras hacia delante, claro está. Tampoco pierdes la vista al retrovisor y entre ambas, circundas con tu mirada todos los demás espacios, porque en cualquier momento una moto, un carro, un coche, un peatón…… pueden hacer acto de presencia y has de afrontar la solución con un leve giro o un volantazo en toda regla. Marcas el ritmo de esta tarea con el constante recurso del claxon. ¿Cómo harán para saber distinguir unos de otros?, ¿qué señal es para mí? Porque todos suenan intermitente e incesantemente a la vez, con una melódica permanente. 

He sido capaz, y bien, de moverme por la caótica y populosa capital de este país. Obtuve el permiso internacional de conducción por tres años. Un carnet que explícitamente tiene impresa una leyenda: “carnet válido para todos los países del mundo, excepto RCA”. ¡Así son las cosas!. Ya conduje por las duras tierras de este continente en Angola. Digamos que aquí las cosas son bastante distintas y un poco más difíciles. Valor no falta, pero confianzas las justas. Prudencia toda la que se puede y desde luego una alta dosis de osadía que te hace no perder turno en rotondas, cruces y pasos, para no morir en el intento.  Un milagro de la mecánica es el funcionamiento de tanto vehículo, destartalado las más de las veces y que desafían al paso del tiempo, al mantenimiento técnico requerido por toda máquina y al cuidado más elemental al que estamos normalmente acostumbrados en casa. Aquí nada de esto. ¡Y todo sigue funcionando! Hay camiones alemanes de hace 70 años, que identificas difícilmente por esos signos irrenunciables de identidad escondidos por no sabes dónde del chasis. Máquinas sometidas a cirugías infames, amputadas no pocas partes de sus estructuras. Vehículos que te dicen lo agostado de sus vidas en el humo y ruidos que desprenden. Vehículos que en cualquier momento, por lo general en el peor de los imaginados, te dejan tirado en medio de cualquier circunstancia y así te los encuentras rendidos en carreteras, curvas peligrosas, puentes, poblados o en esos baches repletos de agua roja cuya superficie nunca te dará pista alguna de su profundidad. Ahí también te los encuentras, encallados cuales reptiles buques en espera del cese de la lluvia y de la ayuda popular y rudimentaria que pueda prestar la población con sogas, palos y piedras.

El trayecto de Bangui a M’bata tiene mucho de esto. Una carretera de tierra batida desde Pissa, preciosa, cuya incursión en la selva va dejando a un lado y otro de la misma, poblados y capillas. Sor Clementina, Dominica misionera de África, viene conmigo después de participar ambos en unas sesiones en Bangui sobre la aplicación en África del Proyecto Educativo Global del Papa Francisco. Al pasar por uno de los poblados, su rostros sorprendido delata un grito de unas gentes y nos niños que me han reconocido y pronunciado mi nombre. No he estado nunca aquí, pero seguro ellos sí han participado en alguna reunión en la que se me ha presentado en algún lugar de esta diócesis. Es objeto de comentario entre ambos durante unos kilómetros lo importante que es para la evangelización la cercanía, la cordialidad. En estas,  vadeando un charco la hondura del mismo fue tal que el todoterreno generó una ola achocolatada desde su frontal que nos cubrió por entero. Yo llevaba la ventanilla abierta…. el resultado os lo podéis imaginar. Mi ropa marcada por entero de una señal de barro como pulverizado y proyectado sobre mí. Es el modo en el que aprendes de la experiencia que has de escoger entre el agobio del calor o el baño de agua embalsada. De igual manera durante el trayecto algún caminante se ha visto también sorprendido de igual modo bautizado debido a la inexperiencia de este chófer, que lo que hoy deseaba sobremanera, era llegar a M’bata, mi casa y parroquia para los próximos años. Mañana domingo será la celebración de toma de posesión. Gracias a Dios llegamos al caer de la tarde, recibidos por los gritos de todos, carreras de los más pequeños y, o podía faltar, el sonido de tambores de todos los scouts del lugar que han venido y pernoctarán aquí, para arroparme en la jornada de mañana, domingo de la Iglesia Diocesana, 12 de Noviembre.



miércoles, 8 de noviembre de 2023

FUEGO DE CAMPAMENTO

 Como si de una velada de campamento se tratara, esta noche hemos tenido primero que cocinar unas humildes tortillas francesas con quesitos a la luz de los móviles. Mientras Alejandro ponía la mesa  y monseñor Aguirre hacía de benéfico lucífero, yo por mi parte al fogón.  Una cena muy sencilla y profunda al ser acompañada por la experiencia compartida por este misionero español, hoy obispo de la complicada Bangassou. Brinca ya de más de cuarenta años aquí la vida de este comboniano cordobés. Sus experiencias, anécdotas y sabiduría, nos hacen ser primeros destinatarios de un mensaje de misión cargado de esperanza en medio de tanta pobreza y amenaza.

He de decir que después de escucharle creo que soy, en medio de todas las limitaciones, un privilegiado al estar donde estoy. Nos habla de amenaza presente y diaria aún hoy, por parte de poblaciones migradas de Niger y Tchad. Poblaciones nómadas dedicadas al pastoreo y que entran en seguida en conflicto con las poblaciones ya sedentarizadas, esquilmando sus cultivos, destruyendo sus haciendas y cometiendo todo tipo de abusos y tropelías aquellos, que vienen respaldados por la  violencia y las armas. Volver a empezar una y otra vez…. Esto le ha tocado a este misionero resiliente como pocos. Una fortaleza nacida del Evangelio. Construir lo que ha sido arrasado, apostar por la escuela como clave para dejar a un lado el pasado y mirar el futuro con esperanza. 

Conflictos que a menudo hay que conjugar con la realidad interreligiosa, puesto que hablamos de poblaciones cristianas y musulmanas. No hay que permitir que el conflicto envuelva y enfrente a las comunidades religiosas. Nos contaba cómo con sus curas y  ante un proceso de linchamiento social y paramilitar a la comunidad islámica, ellos, ataviados de la aparente vestidura talar, entrelazaron un muro humano intermediario para protegerles de ese fuego acusador que no pregunta y que sólo culpabiliza de modo letal. Aún recordaba, al hablarnos, el silbido de los proyectiles.

Tres piedras decía, como fundamento para reconstruir este pueblo. Una imagen de sus hogares que amparan el fuego que calienta las marmitas que les alimentan. La educación, la sanidad y la esperanza. Esta es la razón por la que hace escuelas y clínicas. Esta es la razón por la que una y otra vez vuelve a empezar cuando la destrucción ha hecho pasto de estas obras. Así se construye la tercera piedra, la esperanza contra toda desesperanza. Este hombre y sus comunidades viven en lugares en verdad inseguros, marcados quizá por el miedo pero transidos de  la esperanza que afirma que hay que levantarse siempre y mirar hacia delante siempre. 

He de confesaros que de toda su narración, sólo me inquietó un poco cuando habló, con mucho conocimiento y sentido, de la posibilidad de nuevo de una guerra civil , no tardando mucho. Es verdad que refirió el hecho de que hay un interés internacional en que este país esté así, con esta calma tensa y con actores venidos de remotas culturas eslavas y orientales, al olor de lo que la ciencia está revelando. Estamos sobre el ónfalo del planeta tierra. Es como si del interior hubiera emergido a modo de volcán, la tierra y como si esta fuente, originante de la deriva de los continentes fuera la causa que explique el porqué en apenas unos metros del subsuelo de esta tierra de sueño, estuvieran en bruto esperando todo tipo de minerales y materias ricas para la obtención de eso que necesitamos, nos vuelve locos, pobres o ricos, poderosos o insignificantes, egoístas y que se llama energía. Una lucha por el control durante los próximos veinte años de lo que se esconde bajo nuestros pies y que es en sí también el motivo de ese olvido intencionado, de ese abandono que sume a esta población en la pobreza más miserable que se puede uno imaginar. 

Y en medio de este panorama, hay empeños como el de este hombre que, a riesgo de sus vidas, la hacen posible en derredor suyo. Este es el compromiso de una Iglesia que se mancha con el barro de una humanidad necesitada sobre todo de esperanza, en que hay que construir otro mundo diferente al que hemos llegado y hay que empeñarse en hacerlo real frente a tanto sucio interés, tanto Goliath, y tanto Mordor. 

Me quedo también con su mensaje de móvil de la mañana siguiente: “ Espero seas tan feliz aquí como lo soy yo”.  Albear propio de quien no cree en el poder de la oscuridad de una noche, que presagió sus propios límites al retornar casi al final de la sobremesa el fluido que nos hace vivir: la luz.

sábado, 4 de noviembre de 2023

OFERTORIO DE NOCHE OSCURA

A nadie se le escapa ya a estas alturas, que en la misión no todo es fantástico e idílico. Las gentes sí. Los niños por supuesto. La naturaleza por demás. Son motivos recurrentes de fotografías e imágenes que captan un instante de felicidad que aumenta al ser compartida. Advierto que no tengo derecho a quejarme y me explico. Teilhard en el desierto de Ordos, en Junio de 1923 “celebró” la eucaristía sin las especies sacramentales, espiritualizando todo y sintiéndose ante la naturaleza como gran sacramento de la presencia de Dios. Compuso ante esa ausencia de pan y de vino, ese magnífico himno de la "Misa del Mundo" al que nos hemos referido en alguna otra ocasión y que tanto amo. De igual modo, numerosos  misioneros en Asia, especialmente pienso en Javier celebran la eucaristía en solitud, en tanto que ni siquiera hay comunidades cristianas aún allí donde ellos están.  No me quiero comparar ni con el gran Teilhard ni con el bueno de Javier. Quiero expresar sólo una realidad compartida con ambos: la soledumbre, en ocasiones, del misterio celebrado.

Hoy día de difuntos celebro en soledad la Eucaristía por vez primera en estos 28 años de ministerio. El contexto es el pequeño oratorio de casa. A ello me ha obligado  el ser y hacer de estos pastores, marcados por sus sombras. Es aquí donde cobra sentido la obscuridad a la que hace referencia el título. Estar con ellos te hace conocedor de cómo son incapaces de comunicar y programar. Ellos piensan, deciden  y suponen lo que el resto ha de saber o suponer también, según ellos. Estaba anunciada la eucaristía en un poblado para todas  las capillas. Somos tres, dos sacerdotes y el seminarista. La moto se va llenando de chismes, baterías y altavoces grandes incluidos… ¿Dónde vamos los tres? Intento contactar con el motorista habitual y ante la imposibilidad de ello, al final decido quedarme y que marchen ellos dos. 

He querido presentar en el ofertorio la realidad en la que vivo y que es pobre en todas sus dimensiones y de igual modo mostrenca. La crudeza de esta experiencia asoma por diversos otros rincones. Los más evidentes son, esa solemne pobreza que lo envuelve todo en ese manto raído, deshilachado y cuyo colorido está transido de suciedad, indicativo de un grado más en la pobreza: la miseria. De igual modo los caminos y las comunicaciones, destrozados unos e inexistentes las otras otorgan ese tono de abandono, olvido y desinterés de demasiadas partes. El hambre que se ceba con los más pequeños y que de igual modo entretiene a todos con esa omnipresente masa insulsa, insípida de la mandioca, a quien no maltrataré con la letra porque en definitiva es la que mantiene en pie de vida a la población de este país. Tampoco se escapan las estructuras de organización nacional, amparadas en una élite que desconoce cómo vive su pueblo y unas instancias intermedias que sobreviven fieles al poder, gracias a esas pequeñas dosis de corrupción de cada día que les permiten alcanzar, de quien cae en esta red, alguna estúpida e infantil prebenda. Pago ínfimo a una gran traición.

Por igual esta crudeza hace presencia en esta iglesia, que en definitiva motiva esta reflexión. La prevalencia del varón hace que los sacerdotes en especial, no sientan demasiado el ministerio en clave de servicio, cuanto un logro social que les permite situarse por encima del común de sus mortales. Aún no he visto a ninguno de los dos con los que vivo aquí en casa, hacer su habitación, su colada o simplemente limpiar aquello que han ensuciado. Siempre es otro (otra) quien lo hace.

Son especialistas en Laercio y en cómo las cosas sirven mientras funcionan. Cuando no, son incapaces de pensar en reparación. Menos aún en esa acción tan necesaria que es el cuidado continuo, el mantenimiento. La consecuencia es una basura omnipresente, especialmente la tecnológica.  El ejemplo que podemos dar el hombre blanco es simplemente una acción inadvertida e incluso cuestionada con su ser obviada. Les puede aún una cierta dosis de resentimiento colonial, injusta e indiscriminada. En el fondo es una hipocresía, porque después ellos no son capaces de hacer casi nada por sí mismos. No saben organizarse, tampoco trabajar en grupo, la improvisación es ese recurso permanente que les permite simplemente salir del paso.

Es en este medio también, donde se abre paso nuestra misión, de todo aún si cabe más polifacética. Menos de fantástico relumbrón pero no por ello menos real y necesaria.  Es verdad que este comentario de hoy, hecho el día de difuntos, está motivado por ese modus operandi de quienes les cuesta pensar en futuro (bastante pobreza es). No penséis que las baterías del alma flaquean. Sé dónde he venido y con quiénes estoy. Simplemente quizá sería hoy la mejor ocasión para enterrar  todas esas realidades que acompañan a estas gentes y a las que no juzgamos, si no y sólo acompañamos desde otras claves. 

Me gustaría haber podido realizar un himno más sublime al estilo de Teilhard y quizá ser menos adusto al modo bondadoso de Javier. No os quedéis con la crudeza de los hechos, si no con las posibilidades que con ellos se plantean. Sabemos que la misión es dura. También me hubiera gustado hoy ser un poquito más breve. En esta eucaristía en soledad he  presentado toda esta noche y oscuridades en el ofertorio, para que Él inflame en amor nuestros corazones llamados a dejarnos transformar. Hoy ha sido el alma contenida la que ha puesto palabras a estas experiencias. Un alma llena de luz y que en medio de todo, sonríe también, como Él....


miércoles, 1 de noviembre de 2023

TAMBULA

Caminar, eso significa el título de hoy. Emociona e impresiona descubrir cuan y largo caminan estas gentes. Es cierto que los caminos están siempre  adornados por sus idas y venidas. Solos, en familia, ligeros o cargados, pero todos en camino. Y cuando digo en camino digo andando, porque los escasos coches, los puntuales camiones o las innumerables motos no cuentan ahora. Caminar es algo a lo que están acostumbrados desde pequeños. Hay que hacerlo para ir a la escuela, para ir a por agua, para hacer compras , ir al río, al campo, … No deja de ser una razón más para ese monumento a la humanidad nómada. Convocas una reunión y a ella acuden desde los pliegues más remotos de la geografía de esta provincia. Madjar, para el fin de semana del comienzo scout se hizo sus 93 kilómetros de ida y sus correspondientes de vuelta. Didier el pasado sábado se regresó a su casa en los alrededores de Pissa y se pasó toda una tarde, la noche y algunas horas de la madrugada caminando. Recibí un mensaje suyo diciendo que había llegado por fin a casa a las 04:00 después que, tristemente, no se cruzara con nadie en moto durante esas horas, un tanto intempestivas, que le pudiera llevar. Aquí caminar es el medio habitual de ir de un lado a otro. El resto es caro y por tanto esporádico.

Caminar es una acción también que forma parte de nuestro vocabulario simbólico y religioso. Todos caminamos en esta vida, la recorremos. También lo hacemos en iglesia hacia el encuentro con Dios. Un gesto que queda en estas tierras muy denotado en las procesiones de entrada a las celebraciones litúrgicas. Largas, solemnes, participadas por todos los que intervendrán en sus diversos ministerios y todos, mecidos al ritmo de las canciones. En proa la cruz guía. A popa el sacerdote. Hoy ha sido uno de esos días que recordaré siempre. Hoy, solemnidad de Todos los Santos, he celebrado por vez primera en una capilla de la parroquia, la capilla de la Sainte Trinité en el poblado de Moscou. Es el poblado al que he ido varias veces, también andando, en solitario y también en alguna salida con Pancrace. El pueblo en el que vi por vez primera los árboles del café y sus frutos, ¿recordáis?. Una población cuya plaza y mercado es siempre populoso. San Cire, mi conductor habitual de moto, estaba a buscarme a las 7:30 y surcando el sendero estábamos allí en la capilla a las 8:00. Abierta, aún no había nadie. Me habían avisado que sería una celebración sencilla y sin música y canciones (tan importante para ellos). Al poco de estar allí, fueron apareciendo, cristianos y curiosos. Se acercan a dos llantas de viejo camión colgadas del árbol al lado de la capilla. Les sacan un tañido, primero un tanto extraño, después, una vez templadas, más familiar. Hechas las veces de campanas, el grupo ya es numeroso, se acercan a saludarme con gran satisfacción. Llevaban meses sin eucaristía. Primero el responsable de la capilla, después el catequista y un varón con unas cuantas hojas sobadas y dobladas bajo el brazo. Me advierte que sí tendremos coral.  Comenzamos a buen ritmo, marcado por unos grandes bongos, sabiamente acariciados, que ciertamente suenan muy bien. Quizá la calidad de su sonido sea también consecuencia de que están hechos de modo enterizo de sendos troncos de árbol, vaciados en su interior.

La eucaristía en Sango, cada día con más soltura. La homilía también, desarrollada como siempre en tres ideas al modo del Método: claras y distintas. Sobre el altar, hoy también el kit del bolso-capilla que traje de España y que hoy he estrenado. Cáliz, patena, copón, vinajeras y todos ello de campaña, sostenidos por uno de los corporales y purificadores que me encomendaron mis queridas hermanas Dominicas de Toro. Todo ello me hace sentir en casa. Cierro los ojos y me siento cerca de tantos…, de todos vosotros, que de muchas maneras me acompañáis en la misión, haciendo de esta tarea un algo de todos. Una solemnidad celebrada entre adobes, bajo chapas y sobre tierra batida, apenas sin luz, pero con mucha, mucha humanidad, autóctona y de lejos, toda ella en fiesta por esa invitación a participar un día en plenitud de aquello que Dios es y que vislumbramos aquí cuando somos cada día un poco bienaventuranza. Salir de la celebración es recoger el cariño de todos, saber que hoy tienen un motivo en el lugar que les unirá en sus conversaciones. Me entregan ocho grandes y olorosas pamplemusas que presentaron en el ofertorio. Me regreso con el aroma de una humanidad encontrada como familia. Después de tantos saltos y brincos del camino, al llegar a la misión, como si de profetisa o sibila se tratara, un mensaje de mi querida prima Sagrario termina diciendo: “irá mejor todo sobre 4 ruedas…” Todo lo vivido hoy es invitación a caminar, ¿no?, a seguir en el camino y caminando…(ahora mejor: na lege nga ala kwe tambula…)


FINI LEGE

Como si de una señal inequívoca se tratase de que el progreso llega a estas tierras, la carretera que comunica M’Baïki con la frontera del C...