martes, 31 de diciembre de 2024
MARIA
sábado, 28 de diciembre de 2024
NOCHEBUENA SANTA, "MALGRÉ TOUT"!
Alguien ha colocado en la puerta de mi celda una ramita de buganvilia bonita, entrelazada entre la mosquitera y la puerta. Un detalle en color fucsia que sin duda desea resaltar lo ordinario de un día como hoy. Lo ha hecho mientras yo estaba en el mercado, con Paul, un cooperante francés quien solicitó una moto pero hoy… no hay motos. Así que cogí el coche y lo bajé hasta la plaza, le esperé a que acabara sus gestiones y nos volvimos. No sería más de media hora. En ese tiempo, alguien colocó este delicado detalle que preconiza esta jornada de nochebuena y navidad.
Hoy es nochebuena, sí, pero aquí- ya lo conté el año pasado creo- se vive muy diferente. Todo sin villancicos, sin frío, sin cena ni familia. Y todo, creo, por culpa de esto último. Un país destrozado en su unidad familiar no puede reunirse en torno a nada ni celebrar el encuentro de quien está lejos pero reserva una cita para estos días. Aquí la familia es un caos y si tuvieras que sentarla a la mesa te sorprenderías de ver quizá varias mujeres, madres de hijos del mismo padre, hermanos desconocidos…. un poco desastre, la verdad. Entonces se vive todo en la iglesia y en la calle, con un estilo un tanto profano, como el que se percibe en nuestra sociedad occidental en torno al fin y principio de año.
María la cooperante austriaca que ha estado dando el curso de psicología a los catequistas, ha sido con quien he formado tándem y comunidad en estas fechas y no nos hemos resignado a celebrar la Navidad de cualquier forma. Preparamos la cena, el menú, la mesa, la oración… hermosa, sentida y teniendo en cuenta a todos, paisanos, pastores y magos.... Unos entrantes de embutidos galos e hispanos, una coliflor con salsa vienesa y un pollo a la cerveza ha sido el menú que regado por un vino blanco y unos turrones (duro, blando y pan de Cádiz) han puesto el broche necesario a una cena diferente de las del resto del año. En la mesa una vela al lado de un misterio labrado en una pieza de madera por un artista local, ha sido el detalle. La conversación ha sido muy variada, hasta incluso hemos hablado del origen del villancico “stille nacht” que hunde sus raíces en su pueblo. Después de recoger todo las campanas nos invitan a la celebración de medianoche, aunque sean las 20:00 pero es ciertamente noche cerrada.
Ha presidido el Padre Roger y la celebración se le ha ido de las manos al final cuando con un gesto de “captacio benevolentia”, antes de la bendición final, ha invitado a todos los presentes a significar la alegría del misterio de la nochebuena haciendo sonar las trompetas. No han pasado una décimas de segundo cuando todo el mundo ha echado mano de esos engendros de plástico multicolor traídos hasta aquí por el mercado chino, y el templo se ha llenado de infame sordina, al punto de hacerse realmente insoportable. Este gesto ha dado pie a otros que ha ido surgiendo con espontaneidad como salir al pasillo con el cuerpo rodeado de lucecitas de navidad, o tener una diadema led multicolor, o de orejas luminosas, o portar bastones y espadas galácticas, todo lo que sea estridencia luminosa, tocado kitch, todo vale para que al mismo tiempo que se produce un sonido endiablado y envuelto en colores, sus cuerpos dancen con ritmos y golpes variados. Salir a la naturaleza de la noche es un alivio a pesar de ser profanados sus habituales sonidos por esta colonización de lo absurdo en claro abuso de decibelios.
Al regresar a casa nos sentamos y en un momento en el que van perdiendo en el horizonte de la oscuridad el bullicio y el ruido, María entona en alemán suavemente el villancico al que correspondo también con delicadeza con mi canto. De ahí nos pasamos al francés y yo no me resistí a no hacerlo en castellano. Terminamos la noche haciendo un pequeño brindis con el licor digestivo Williams, ese tan rico extraído de las peras. Una diminuta botellita del mismo, solicitada en su día en el avión, ha puesto el broche dulce y agradable a una nochebuena rara pero en definitiva santa.
miércoles, 18 de diciembre de 2024
ANHEDONÍA
Cada día es un aprendizaje nuevo. Como los niños que sin balbucear, permanecen atentos con sus ojos grandes bien abiertos a la realidad, observando y aprendiendo inmersos en su asombro silente. Así me pasa un poco a mí. Aprendes de las situaciones nuevas, de las reacciones antes insospechadas y a tu alrededor vienen palabras nuevas que atracan a tu vida como si de un puerto se tratara, para reanudar su rumbo no sabes cuándo. Así me ha ocurrido con la palabra que intitula esta entrada de hoy. La definen como la incapacidad de disfrutar de actividades que antes gustaban y apasionaban y que dejan de interesar porque vives refugiado en el debir de tu interior. A menudo caemos en la tentación de pensar lo injusta que es la vida, olvidándonos de que la vida es una lección permanente que nos enseña en virtud de nuestros actos. Este aprendizaje se construye a base de grandes dosis de sinceridad con uno mismo. Nos aterra la oscuridad y olvidamos la ténue pero firme y constante luz de nuestro interior que merece ser acogida y protegida para que remecida, ilumine de nuevo nuestro ser.
El libro de las Lamentaciones lo expresaba muy bien cuando decía:" Me han arrebatado la paz y no recuerdo lo que es la alegría.... ciertamente esto abate mi alma pero hay algo que traigo a mi corazón y me regala esperanza: Que la misericordia del Señor jamas se agota si no que se renueva cada mañana. ¡Grande es su fidelidad! " (Lam 3,17-23). Rodeados de dolor, el lenguaje de la fe es el silencio y sólo encuntra sentido la vida si amamos, y el amor lleva consigo en algún momento sufrir. De este modo esta situación de crisis del espíritu tiene un propósito: Ayudarnos en nuestra naturaleza, en nuestras emociones, en nuestra espiritualidad. Crisis, en japonés es a lapar de lo que comúnmente entendemos todos por ello, oportunidad. Un viaje introspectivo, místico, personal, que nos conduce de sabernos perdidos, desbordados al inicio, a la transformación del final, porque nos encontramos cara a cara con nosotros mismos.
Todo esto para decir que la misión, lo hemos dicho muchas veces, no es un paraiso que, idealizado, parece estar al margen de todo aquello que nos puede asaltar en la vida ordinaria. No. En la misión, si cabe, se agudizan más estos contornos de vulnerabilidad y pobreza, porque en sí misma es una experiencia pobre y vulnerable, no sólo en lo material. Por eso vivir con hondura te ayuda a estar conectado con la esencia, con lo radicalmente imprescindible. Es un viaje en el hay que superar los límites de las sombras y de la mentira cuyos contornos llenamos de poesía como único lenguaje de lo sublime, de la luz y la verdad. Hay quien todo esto le provoca ansiedad y estrés, tristeza y hasta un morir en vida, pero es vida en estado puro.
Creo que la clave es superar la tentación de comprenderte, aun siéndolo, sólo y exclusivamente como victima. Está claro que no se puede cambiar lo que hasta tí viene y te visita como incontrolado. Este es el humus para bloquearte y rendirte a la negatividad. Vivir y acariciar tal cual es tu ego es muy difícil. Los sentimientos no te ayudan en este empeño pero sí la razón. Todo está abocado a resurgir y al hacerlo, serlo transformado. Y este es un ejercicio permanente que lejos de abatirte, te hace fuerte. Cuando en medio de tanta indigencia te preguntas dónde está Dios, tras ese vacío inicial, lo descubres más cerca de tí que tú mismo. Por eso yo añadiría que una consecuencia de la anhedonía, es precisamente, comenzar a valorar lo que hasta entonces por el ordinario ejercicio de la rutina vital, pasaba inadvertido y dedicarle en verdad lo que merece.
Y todas estas reflexiones al punto del Aviento, cuando hacemos camino hacia Quien es la luz que irrumpirá la noche con el destello de un balbuceo de recién nacido, haciendo así nuevas todas las cosas. Y todo esto para decir que la misión es humana, demasiado humana, porque si no es así, tampoco sería divina. Adviento en la misión es camino interior hacia el gloria que se dibujará en el cielo y que resonará de un modo inusual en el corazón de aquél que esté dispuesto a afrontar y superar el peso y lastre de la anhedonía.
lunes, 9 de diciembre de 2024
NOCHE OSCURA
Hoy es el día de la Inmaculada Concepción, fiesta grande en casa, recuerdo, porque se celebraba el día de la madre. Aquí se han ido sucediendo en diversos lugares peregrinaciones a diversos santuarios marianos. Aquí les cuesta muy poco ponerse el mundo encima y caminar, quizá sea hasta una buena excusa para no estar en casa y romper la nihilista rutina de tantos hogares. Se ponen en camino con lo puesto y los días del evento están en condiciones que nosotros ni aceptaríamos, comiendo (si comen) mal y durmiendo en el suelo, pero el caso es romper el anodino día a día.
Aquí las noches impresionan porque están henchidas de negritud y sonidos por doquier. Tan sólo las leves luminarias celestes destellan tímida y bellamente en el amplio horizonte zenital. Mientras en la tierra, las casitas y poblados intentan emular el empíreo nocturno con las exiguas fogatas y algún que otro haz perdido de alguna linterna. Adereza este ambiente el sonido plural, rico y constante de insectos y animales diversos a los que se une el viento y la lluvia cuando irrumpe en esta sinfonía. Aquí la noche es noche, sin contaminación alguna, pura, dura y natural cien por cien desde las seis de la tarde a las cuatro y media de la madrugada.
También, referida esta expresión como metáfora del alma, la noche del ser de cada uno experimenta el silencio, el abandono, el silencio y la sospecha de la luz. Aquello que, próximos a celebrar su día, experimentó como tantos otros más en la historia, Juan de la Cruz entre 1577 y 1579 y que supo magistralmente definir con su acertada escritura. Una noche a la que se incurre en solitario y que nos lleva a explorar las sombras de nuestro interior, nos permite atisbar nuestro ser, aquello que K.Jung des la psicología definía como la muerte cuando uno aún vive, una experiencia límite en la que se da muerte a la dimensión egóica del yo de cada uno, esa identidad ilusoria de cada quien, enfrentándote a la verdad y anhelando el despertar de la luz. La misión tiene también algo de esto. En medio de tantas alegrías e ilusiones, también conforma este equipaje la impotencia ante lo que no das crédito pueda suceder y acampa al lado tuyo invitándote a entrar forzadamente en la oscuridad.
En un mundo diferente al que pertenecemos y estamos acostumbrados, en el que campan a sus anchas demasiadas dimensiones irracionales como la magia, la falsedad y no poco oscuros intereses con residuos inversos de racismo, todo ello es el caldo de cultivo para que surja una envidia marcada a fuego que eclipsa la luz y te introduce de lleno en esta experiencia de nocturnidad anímica. Es algo con lo que, parece, hemos de aprender a convivir, asumir y hacer frente.
De todos modos la persistencia se abre paso a no pocos recelos, incluso en el deporte. El sábado se jugó el primer partido del campeonato parroquial entre capillas. Bangui Bouchia contra Bokanga. El resultado: empate a cero. El ambiente genial, todos los jóvenes de las capillas representados y ataviados con sus diferentes uniformes de diferentes equipaciones internacionales, una fiesta del deporte que pretende desde la parroquia relacionar y unir a los jóvenes de cada una de las 13 comunidades. U empeño que ha tenido que abrirse paso también a través de no pocas dificultades. Este es nuestro camino del adviento de este año, en ello estamos como siempre con la ayuda de la gracia. Caminamos hacia la luz y la luz siempre, siempre vence a las sombras.
jueves, 5 de diciembre de 2024
EL FLAUTISTA DE MONGO
domingo, 1 de diciembre de 2024
HERRUMBRES DEL PASADO
Un día precioso de campo, después de jornadas de trabajo, es la mejor recompensa a tanta buena dedicación. La víspera me entretuve en la cocina, preparando una buena tortilla de patata y otros agasajos al gusto hispano. De este modo, los dos jóvenes aka mayores de la misión, Mamadou y Manuel que han ayudado a Pepe estos días, Mario que tanto ha ayudado también en estos meses y yo, éramos el cortejo de los cinco turistas improvisados. La nevera portátil se completó con bebidas frescas y nos pusimos en camino hacia un enclave a 32 kms de distancia de M’bata, un lugar muy particular en la historia de este país: Zinga. Antes, en Batalimó, nos adentramos hasta la Industria Forestal donde preguntamos por el Director y legamos hasta su colonial mansión al borde de la Lobaye. Tenía una deuda que saldar con él a cuenta de la ayuda que nos dispensó en su día para hacernos llegar con su camión las cargas de piedra desde Mokinda con la que hemos hecho la fundación del muro de la misión. Una botella de vino de Oporto es nuestra humilde y agradecida ofrenda a este hombre de ascendencia portuguesa pero francés de nacionalidad. A cuenta de un paludismo no lo pudimos ver, pero uno de sus mayordomos salió para manifestarnos su agradecimiento y disculpas al no poder recibirnos. Esta incursión nos permitió callejear por Batalimó Era mediodía y los trabajadores en grupos y gran número abandonaban la serrería dispuestos a la celebración de un fin de semana en el que festejan la independencia del país. Paradojas de la vida celebran el día de la proclamación de la independencia (1/(12/1958) cuando tenían que celebrar el día de su entrada en vigor, fecha que no sería hasta dos años más arde, cuando la urbe gala les permitió ya ser algo por sí mismos /13/08/1960), hasta en esto siguen siendo serviles.
En este tramo del camino, los vestigios aún de las lluvias hicieron necesario poner el 4X4 para salir de un atolladero. Pepe fue testigo de una situación complicada que no por serlo deja de ser habitual entre nosotros aquí. Superada la prueba y lleno el coche de barro, retomamos de nuevo el camino que nos llevó hasta el lugar donde está el transbordador de Mongoumba, lugar donde comimos para después continuar a Zinga.
Zinga es un enclave ya a orillas del Oubangui, teniendo en la otra orilla a RD del Congo. Aquí se encuentran los únicos kilómetros de línea férrea del país. Entre 1920 y 1960 funcionó una línea ferroviaria de 6 km que unía los pueblos de Zinga y Mongo. Esta línea permitía cruzar por tierra el umbral de Zinga, en el río Oubangui. La Compagnie Générale de Transport en Afrique Equatoriale (CGTAE), empresa de transporte fluvial, explotó esta línea hasta 1960, que permitía superar las corrientes imposibles del río en este tramo, impidiendo el tráfico fluvial entre el Congo y Bangui. Cargas y pasajeros se depositaban en esta línea que recorría la margen del río y unía Zinga con Mongo, de modo descendente y viceversa para el trayecto ascendiente.
El paso del tiempo es testigo de un pasado en el que aún hoy, después de casi setenta años de abandono, evidencia un desarrollo llegado de fuera con la pretensión de superar toda adversidad con tal de extraer los productos tan codiciados en los mercados europeos. Hangares de muros horadados, ladrillos desafiando la gravedad, máquinas de tren a vapor varadas con un tono verdoso que casi mimetizan con la vegetación que se ha ido haciendo dueña del lugar al punto que un árbol, naciendo dentro de la terminal ha ido abrazando la estructura metálica hasta que ha logrado surcar de nuevo el azul del cielo, quedando para siempre fundidos y atrapados en su destino.
Un barco de vapor, en madera como los del Misisipi, aparece atracado en lo que un día fue el muelle del puerto. Esqueletos de vagones de pasajeros y de plataformas de carga, todo, todo habla de este pasado.
El paseo entre estos escenarios es de obligada maravilla, un paseo bullicioso porque una nube de chavalillos corren al paso nuestro, haciendo del turismo el asombro de su cotidiano vivir del que son testigos pero del que desconocen toda esta página que la historia ha escrito entre ellos con estos caracteres de época colonial. Conviven con estos dinosaurios de los comienzos de la época industrial, ignorando la razón de lo que otrora fue vital y hoy simplemente es un cementerio de su historia.NUNCA SOLO (a propósito de un libro)
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