martes, 31 de diciembre de 2024

MARIA

Un nombre que no es cualquier nombre. Un nombre que lo dice todo sólo con pronunciarlo y acariciarlo con los sonidos de sus apenas cinco caracteres. Un nombre internacional, abierto a todas las lenguas y culturas. Un nombre que nos remite a mujer, madre, hermana,... Un nombre que es el mismo de Dios en femenino. Tengo la dicha de tenerlo en la fe, el ministerio y la misión. Tengo la suerte de haberlo tenido en casa, en la persona de mi madre. Soy un privilegiado porque también este nombre, en su amplia variedad de versiones, está presente en no pocas amigas que acompañan el caminar de mi vida. La ultima en llegar ha sido María, María Biedrawa. Una cooperante de cuna austriaca y de senda gala. Una mujer a la que la fe y el bautismo la han llevado por el mundo de la educación, la mediación social, el acompañamiento personal, la ayuda psicológica  y su compromiso constante al servicio de la paz durante más de 20 años por África. 

Mi primer encuentro con ella fue en el transcurso de los ejercicios espirituales que nos impartió a sacerdotes y religiosas aquí en M´baiki en agosto del 2023. No tardé en darme cuenta de que es una mujer llena de Dios y capaz de hacerlo llegar a aquellos que entran en relación con ella. Muy presente y latente en su actividad está el trato profundo y delicado que hace que su palabra o su escucha sean casi todo un sacramento para el alma tanto de quien como oyente acoge sus reflexiones como de quien se confía a su criterio como confidente. Para ella la observación detallada de la geografía del alma es todo un ministerio diaconal, al que se asoma con respeto, con discreción y en la silente y paciente escucha. No responde de cualquier manera, tampoco sugiere de modo epidérmico a modo de expediente administrativo. Lo hace con criterio, esto es, de modo crítico y con mucho mucho respeto, como quien entra en casa ajena pidiendo permiso y restregándose los zapatos a la entrada.

María ha sido mi compañera en esta Navidad, ese farolillo en medio de la noche santa cuyo haz se abre paso en medio de la cerrada oscuridad e indica cómo arrivar a la escena de la vida de un cielo que se ha acercado a la tierra al punto de rasgarse en el pequeño cuyos balbuceos ya son todos ellos palabras de salvación. María me ha escuchado, María me ha hablado. Me ha rodeado con su mirada y abrazado con el deseo de la verdad. Hemos paseado siendo conscientes de que cada pisada lo ha sido siempre hacia adelante. Miedos, temores, errores, inocencias, ... todo ha sido compartido, amasado e iluminado. No podía ser de otro modo y todo ello nos llevó a preparar la fiesta. Yo como buen scout y ella como buena mediadora, sabemos lo importante de esta dimensión en nuestras metodologías del trato humano. Una mesa sencilla y delicada, al estilo de Belén nos acogió para celebrar, en medio de la intemperie africana, toda la simbólica de Navidad que tiene nuestra cultura a la que pertenecemos y que no podemos renunciar.


También nos hemos divertido, cuando positivamos el penoso viaje de regreso a Bangui, arrastrando el vehículo de la misión de Boda. Un viaje que dura normalmente dos horas y media, nos llevó tediosamente seis  horas con diversas paradas, urgidas como no podía ser de otro modo, por el fracaso de los remedios locales aplicados para ejercer ese ministerio de grúa durante 80 kms. Nuestra conversación derivó en torno a sus preguntas sobre temas que han formado parte de mi docencia universitaria: libros apócrifos, literatura judía y rabínica, la pedagogía de la fe,.... Todo un via crucis pasó a ser una gozosa peregrinación.

Una vez cerrado el capítulo mecánico, la dejé en la emblemática parroquia de Fátima, la que será su Cafarnaum personal desde donde saldrá de nuevo a los poblados y comunidades, se acercará a personas inquietas, dolidas y lo hará como el mismo Jesús, surcando las aguas del lago, las más de las veces en la noche, en ocasiones quizá en calma chicha donde verá reflejada la lejana luz nocturna de la luna a su alcance, quizá otras veces zarandeada por el viento y la fuerza de las olas, no vislumbrará el lucero nocturnno. María sabe que su tarea es bregar y hacerlo siempre "duc in altum", hacia lo profundo del corazón del ser humano. Sólo así podrá ser sanado, sólo así podrá recuperar el brillo de la luz en los ojos de aquellos que después de un drama vivido, no podrán ser nunca ya los mismos. María es buen referente para comenzar este 2025. Seguro que quien lleva este nombre, lleva también los destellos de aquella muchacha que acercó por vez primera su nombre y su ser a todos los rincones de la humanidad en el pequeño de Dios. 

1 comentario:

  1. María y Jesús. Vaya pareza para la RCA. Que Dios os ayude en año del Jubileo, 2025.

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