Hace 130 años, es lo que celebramos ahora, que los primeros misioneros llegaron a estas tierras. Vinieron del Congo, remontando el Oubangui, Su primer establecimiento de catequesis estaba a orillas del río y muy cerca de SAFA, en Loko. De allí, a contracorriente unos cien kilómetros aguas arriba llegaron a lo que sería la primera misión, San Pablo de los rápidos, donde hoy descuella aún la inconfundible construcción del campanario e iglesia hechos por los espiritanos y que sirve de residencia al cardenal Nzapalainga. Aquí son todas las actividades de este fin de semana para conmemorar tal celebración. Un programa en el que se intercalan vigilias de oración, confesiones, conferencias, cantos y presentaciones del panorama de las nueve diócesis con las que cuenta el país.
Ayer dejé allí a algunos de la delegación diocesana de M’baïki, que en número de treinta como el resto de cada diócesis, compondrán el contingente oficial del evento. A este número se le sumarán muchos más de modo espontáneo y oficioso que querrán participar de este fin de semana. Ya he escrito a propósito de cómo a esta gente no le cuesta apenas nada en ponerse en camino con lo puesto y nada más. Ayer cuando bajaba hacia maison Comboni, subían cientos de peregrinos que habrán pasado la noche, disfrutarán del día de hoy y lo finalizarán con la Eucaristía solemne de mañana.

Ciento treinta años de presencia del evangelio y de la iglesia e iglesias en este territorio. Me consta que otros países africanos están también por estas fechas celebrando jubileos de evangelización, en todo caso es prueba de la juventud cristiana de este continente que comenzó a acoger la fe a partir del último cuarto del siglo XIX impulsado todo ello también por la Conferencia de Berlin de 1884 en la que los 14 del momento se repartieron escandalosamente el continente. La llegada de misioneros desde el sur para la evangelización de las poblaciones “Sara-Nassara”, de la mano de los misioneros Espiritanos, está atestiguada desde 1844 quienes accedieron desde Libreville (Brazaville) primero, después en 1873 por Luanda-Cabinda (Angola) y más tarde en distintas oleadas (1881, 1883, 1886,1887 y 1889) desde Luango (Congo). El P. Ph-Prosper Augouard, que misionaba por estas tierras desde 1877, será nombrado en 1890 vicario apostólico de Oubanghi. A él y al P. Rémy et Sallaz, se deben los primeros establecimientos y avanzadas. Los comienzos no fueron fáciles, encontrando en unos casos camino abierto con algunas tribus como los Banziri, Zakara, Sara y Langbassi, pero también hostilidades en algunas otras etnias como los Ngbaka.
Junto al P. Rémy, vinieron otros como el hermano Germain y el hermano E. Jouault y los P. J. Moreau, J. Gourdy. Un poco más tarde serán también el P. E. Leclercq, R.Goblet y el hermano Floride quienes se sumarán a este grupo de pioneros de la fe en estas latitudes. Muchos de ellos perecieron, entre los 25 y los 30 años de edad, a cuenta de fiebres, hemorragias, disenterías o tripanosomas. Las dos contiendas mundiales, pasaron factura en tanto que lastraron las tareas y desarrollo de las poblaciones por la ausencia de los misioneros que fueron llamados a filas. La misión de M´baïki comenzará en 1925, estando antes ya establecidas desde 1911 y 1920 Mongoumba y Boda. Construcciones sólidas, aún en perfecto estado y uso, pusieron los cimientos de lo que hoy es esta iglesia, gracias al tesón y ardor misionero de todos y cada uno de ellos y ellas, las misioneras. Muy recordado hasta fechas recientes es el P. Lejeune. Tras los Espiritanos, los Misioneros Combonianos han ido tomando el relevo. Una Iglesia con muchas dificultades, aún muy dependiente del exterior y en la que la mitad del episcopado aún es blanco. Una iglesia que celebra un pasado heróico y titánico en quienes se aventuraron a adentrar el evangelio por estas latitudes y que mira al futuro con entusiasmo y con ganas de tomar el timón por sí mismos y abrir rumbo.
Esto celebramos aquí, junto con el gran jubileo de la Iglesia para este 2025 y también el particular jubileo diocesano de M’baïki al cumplirse los 30 años de su creación. Lo de veras importante de todo esto, al margen de celebraciones, es la toma de conciencia de la responsabilidad adquirida para el mañana. En todo caso todas esas efemérides son motivo de alegría y seguro que esta actitud ayudará a dibujar y crear, paso a paso, ese futuro. Los cimientos ya están puestos. Abierta está la puerta, no ahora si no desde aquellos últimos días de Noviembre de 2015, cuando el papa Francisco la abrió también para toda la iglesia en la catedral de Bangui, como un signo valiente de paz en medio de tanta guerra, en lo que fue el jubileo de la misericordia. El futuro siempre es de Dios que se sembró en Jesús por aquí apenas hace 130 años….
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