Más allá del populoso y conocido PK5 se encuentra un silente espacio de 130 hectáreas conocido como Le Carmel. Una amplia concesión ocupada por los padres carmelitas. De fundación italiana, junto a un destartalado convento se alzan diversas instalaciones que delatan ya su uso. Una gran hacienda doméstica donde vacas, ovejas, pollos, codornices, gallinas guineanas, conejos, componen una amplia gama de granja que trabajan en sus apectos de cría y explotación. De igual manera, espacios dedicados a semilleros se comparten con plantaciones de todo tipo. Piñas, cacao, cafe, mangos, bananos, viñas, papayas,.... y un amplio catálogo de limpias hortalizas como lechugas, acelgas, espinacas, patatas....
La tierra es buena, está bien cuidada y además abonada, así que el resultado es evidente. También hay lugar para experimentales. Esta granja escuela ofrece durante 9 meses y al módico precio de 80.000 Fcfa (122 €) una formación y capacitación agrícola y ganadera. No en vano son los mismos jóvenes quienes nos han enseñado y explicado cada espacio. Nos recibió muy amablemente el P. Stefano y nos confió a Monica, una laica carmelita italiana encargada de todo esto. El recorrido fue apasionante y nos llevó toda la mañana de ayer sábado. Terminamos en la tienda donde pudimos ver elaborados ya, los resultados de sus trabajos. Caramelizados de pamplemusa que estaban impresionantes de sabor. Mermeladas de todo tipo, infusiones y especias, aceite de palma y de sésamo y los lacteos como yogures, quesos y quesos frescos. También leche, como antaño venía acasa cada día.
A esta marcha y expedición sugerida por Gladimiro, comboniano de Ecuador que está en Grimari nos apuntamos Gabriel, comboniano mexicano ahora en Dekoa y yo. Compramos leche y al regreso a casa fue tpara mí un instante de regreso a la infancia al hervirla y guardar su nata en la nevera. Hacía muchos años que no percibía ese olor tan particular de leche y ese ascenso sucesivo de varias veces de esa seda blanca cargada de sabor. Hoy el desayuno ha sido también sabroso, después de meses de leche en polvo, deshidratada. Ayer se abrió en nuestras conversaciones una puerta a la esperanza con esta empresa tan apasionante donde la mística se emplea a fondo con la vida y ese empeño de superarse en dignidad y posibilidades de desarrollo. Este programa destaca en medio de un pais mal acostumbrado a la ayuda fácil y externa, donde el esfuerzo propio parece en sí un contravalor. No en vano lo que hemos visto hoy nosotros, la mayoría de nuestros compañeros nativos lo desconocen intencionadamente o no, pero el caso es que nadie tenemos aquí a alguno de nuestros jóvenes formándose.
El paso por la sencilla capilla, ante las imágenes de Teresa y Juan de la Cruz, fue inevitable no recordar al Carmelo de Toro y orar también por aquellas que llevan el nombre de la santa andariega. Hoy subir al monte Carmelo no ha sido evadirse de la realidad o transfigurar lo cotidiano, si no adentrarnos en lo profundo de la humanidad a través de un gesto y compromiso concreto, como es el trabajo de la tierra y de la cabaña ganadera como generadores de alternativa y paso firme a un futuro diferente. Hoy el desayuno nos ha sabido un poco a todo esto, reconociendo que detrás de todo ello hay personas inquietas y con iniciativa que hacen también de la fe no sólo el castillo interior de una espiritualidad si no y sobre todo una apuesta para que las moradas de cada uno, las de cada día, las que están al alcance de cada quien, puedan construirse de otro modo
Sus confituras, quesos, especias, yogures, aceites, huevos se me antojan sean plegarias existenciales en otro sentido al acostumbrado y donde nos acercan si cabe aún más al saber y sabor de Dios en su creación y sy su humanidad. Hasta hace bien poco aquí estaba Mons. Aurelio Gazzera, ahora obispo coadjutor con Juanjo en Bangassou. Una obra que habla muy bien de su persona y trayectoria. Hoy ha sido un día de aprendizaje de cómo es posible transformar la realidad cuado se apuesta por la formación y el esfuerzo. Hoy, la verdad no se bien si hemos subido al monte para estar más cerca del cielo o si hemos bajado a la tierra para descubrir los destellos de Dios en los surcos y los comederos de la actividad humana. Podríamos decir que este sábado hemos venido a clase de mística aplicada, nada alejada de nuestra condición, una lección acercada por quines visten su hábito de tierra y se cubren con manto de gloria, estos hijos que mantienen vivo el espíritu de Elias y Eliseo, hombres de campo, de la humanidad y del presente y al mismo tiempo apóstoles del cielo, de Dios y del futuro.
Precioso artículo, Jesús.
ResponderEliminarUn abrazo desde tu tierra zamorana.