lunes, 1 de julio de 2024

DE SHAKESPEARE A JAMES BOND

 La verdad que son días de mucho trabajo. Ir a las capillas para tener el retiro con los catecúmenos y ensayar la celebración, lleva su tiempo. Estos días los hemos compaginado con la clausura del curso del instituto pedagógico, la entrega de diplomas y todo lo relativo a la primera promoción del mismo. Los resultados no han sido los deseados. A las limitaciones del alumnado hay que añadir también las del profesorado. Desde el principio señalé el hecho de que faltaban grandes dosis de pedagogía y didáctica en cada una de las materias. Tristemente he tenido razón.  Pero a pesar de todo, celebran este acto por todo lo alto. Se suceden discursos grandilocuentes a cargo de autoridades con gran pompa y circunstancia, como diría el Cervantes londinense: "mucho ruido y pocas nueces". El único que ha sido cuerdo, preciso y crítico ha sido nuestro obispo. Claro y alto ha hablado, pero a tenor de todo lo que vino después, me parece que no ha sido comprendido. La verdad a veces es un poco así. 

La educación en este país es un reto que el gobierno parece no haber comprendido en todo su alcance como motor de renovación y desarrollo del país. La Iglesia hace un esfuerzo sobre humano en este sentido también. Los niveles de escolarización, aquí en la Lobaye, no alcanzan el 50 por ciento y la calidad de la enseñanza es una quimera. Por un lado padres y familias que no se hacen cargo de la educación de sus hijos, por otro lado las limitaciones propias de un profesorado no suficientemente bien formado y con escasas dosis vocacionales en esta tarea. A ello hay que añadir finalmente un alumnado hacinado en aulas, sin apenas recursos y desde luego nada motivado por un modelo de enseñanza que no va a ninguna parte y que hace aguas por todos lados. 38 adultos, entre los que figuran 7 mujeres, podrían ser el principio de algo nuevo, pero falta aún mucho, demasiado quizás.

El Mokonzi, el jefe del poblado no ha podido participar en el bautismo de tres de sus hijos a cuenta de una amenaza recibida por un vecino, machete en ristre. Acaba la ceremonia me lo comunica y solicita les acerque con el acusado a la Gendarmería. Nunca pensé que el coche de la misión pudiera realizar la función de furgón policial. Flanqueado por dos vecinos, montan en la parte descubierta, mientras que el jefe del poblado lo hace en la cabina. Durante el viaje hablamos acerca de la vida sus inherentes dificultades y las añadidas, fruto de la insensatez como es este caso. Los deposito en el cuartelillo donde un agente en camiseta de tirantes intenta esquivar el calor imperante, preludio seguro de tormenta.

Estos días serán días reflexión y de compartir lo que durante este curso hemos vivido y realizado. Estaremos todos los agentes de pastoral reunidos en M’baïki  en las jornadas diocesanas de evaluación y programación del próximo curso, presagio estival de que el makongo, la estancia en la selva a la búsqueda de los gusanos que les privan, hará que lo poblados queden casi desiertos en esta labor que de una u otra manera embarca a todos.

Y ayer, vinieron a buscarme unos jóvenes en moto para llevarme unos cientos de metros hacia el centro de M´bata donde en torno a una mesa se agolpaban una treintena de jóvenes flanqueando una toalla con el escudo del  Real Madrid.Me comunican su deseo de hacerme socio de honor de la recién creada asociación madridista. Todo un detalle por su parte que como todo en este país, acabará teniendo para mi su correspondiente letra pequeña. Percibo buen ambiente y contento con mi presencia entre ellos. 

Este contento no tiene parangón con el que manifiestan a lo largo de la carretera y en los diferentes poblados, los niños que conociendo ya el coche y al misionero, de una y otra orilla hacen llegar sus voces, saludando a mi paso e intentando pronunciar ¡Bwa Chus! Donde hay variantes de todo tipo. Mama Rosalie venía hoy conmigo de copiloto y se sonreía cada vez que a traves de las ventanillas se percibían los gritos infantiles balbuciendo mi nombre. ¡Te conocen ya!, me dice y es bonito escucharlo.  Niños, niños por doquier que en vez de estar en la escuela aprenden corriendo tras un aro, jaleando un árbol para obtener sus frutos o simplemente zambulléndose en unas aguas  que refrescar refrescarán, pero limpiar seguro que no. La verdad que si muchos de ellos no llegarán a jóvenes y si todavía de estos últimos, alguno tampoco se verá prosperar en madurez,  como la mujer que el otro día en Bobúa pereció a cuenta de una mordedura de serpiente amarilla, uno no sabe si su actitud desde nuestras claves, inspira su indulgencia.

Así que entre analfabetismo, vacío, amenazas, fútbol y serpientes, no sé si es muy oportuno en esta ocasión y para concluir esta entrada afirmar que el mañana nunca muere.

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