Cuando te pones al volante en estas tierras, además de tener valor y contar con los permisos pertinentes, puesto que a los blancos no nos perdonan lo más mínimo, has de añadir esa habilidad camaleónica de poder mirar a todo tu perímetro de alrededor, dado que esa visión es necesaria para sobrevivir. Miras hacia delante, claro está. Tampoco pierdes la vista al retrovisor y entre ambas, circundas con tu mirada todos los demás espacios, porque en cualquier momento una moto, un carro, un coche, un peatón…… pueden hacer acto de presencia y has de afrontar la solución con un leve giro o un volantazo en toda regla. Marcas el ritmo de esta tarea con el constante recurso del claxon. ¿Cómo harán para saber distinguir unos de otros?, ¿qué señal es para mí? Porque todos suenan intermitente e incesantemente a la vez, con una melódica permanente.
He sido capaz, y bien, de moverme por la caótica y populosa capital de este país. Obtuve el permiso internacional de conducción por tres años. Un carnet que explícitamente tiene impresa una leyenda: “carnet válido para todos los países del mundo, excepto RCA”. ¡Así son las cosas!. Ya conduje por las duras tierras de este continente en Angola. Digamos que aquí las cosas son bastante distintas y un poco más difíciles. Valor no falta, pero confianzas las justas. Prudencia toda la que se puede y desde luego una alta dosis de osadía que te hace no perder turno en rotondas, cruces y pasos, para no morir en el intento. Un milagro de la mecánica es el funcionamiento de tanto vehículo, destartalado las más de las veces y que desafían al paso del tiempo, al mantenimiento técnico requerido por toda máquina y al cuidado más elemental al que estamos normalmente acostumbrados en casa. Aquí nada de esto. ¡Y todo sigue funcionando! Hay camiones alemanes de hace 70 años, que identificas difícilmente por esos signos irrenunciables de identidad escondidos por no sabes dónde del chasis. Máquinas sometidas a cirugías infames, amputadas no pocas partes de sus estructuras. Vehículos que te dicen lo agostado de sus vidas en el humo y ruidos que desprenden. Vehículos que en cualquier momento, por lo general en el peor de los imaginados, te dejan tirado en medio de cualquier circunstancia y así te los encuentras rendidos en carreteras, curvas peligrosas, puentes, poblados o en esos baches repletos de agua roja cuya superficie nunca te dará pista alguna de su profundidad. Ahí también te los encuentras, encallados cuales reptiles buques en espera del cese de la lluvia y de la ayuda popular y rudimentaria que pueda prestar la población con sogas, palos y piedras.
El trayecto de Bangui a M’bata tiene mucho de esto. Una carretera de tierra batida desde Pissa, preciosa, cuya incursión en la selva va dejando a un lado y otro de la misma, poblados y capillas. Sor Clementina, Dominica misionera de África, viene conmigo después de participar ambos en unas sesiones en Bangui sobre la aplicación en África del Proyecto Educativo Global del Papa Francisco. Al pasar por uno de los poblados, su rostros sorprendido delata un grito de unas gentes y nos niños que me han reconocido y pronunciado mi nombre. No he estado nunca aquí, pero seguro ellos sí han participado en alguna reunión en la que se me ha presentado en algún lugar de esta diócesis. Es objeto de comentario entre ambos durante unos kilómetros lo importante que es para la evangelización la cercanía, la cordialidad. En estas, vadeando un charco la hondura del mismo fue tal que el todoterreno generó una ola achocolatada desde su frontal que nos cubrió por entero. Yo llevaba la ventanilla abierta…. el resultado os lo podéis imaginar. Mi ropa marcada por entero de una señal de barro como pulverizado y proyectado sobre mí. Es el modo en el que aprendes de la experiencia que has de escoger entre el agobio del calor o el baño de agua embalsada. De igual manera durante el trayecto algún caminante se ha visto también sorprendido de igual modo bautizado debido a la inexperiencia de este chófer, que lo que hoy deseaba sobremanera, era llegar a M’bata, mi casa y parroquia para los próximos años. Mañana domingo será la celebración de toma de posesión. Gracias a Dios llegamos al caer de la tarde, recibidos por los gritos de todos, carreras de los más pequeños y, o podía faltar, el sonido de tambores de todos los scouts del lugar que han venido y pernoctarán aquí, para arroparme en la jornada de mañana, domingo de la Iglesia Diocesana, 12 de Noviembre.
¡Los cristales de las ventanillas cerrados, sobre todo si hay charcos!
ResponderEliminarEspero y deseo que la toma de posesión de tu nuevo destino parroquial, haya sido un abrazo de fraternidad con los hermanos sacerdotes y religiosas y todos tus feligreses.
Resulta díficil imaginar el relato de tus narraciones; me parece haberlo visto en las películas, y que aquello sólo era ficción, ahora comprendo que existe esa realidad.
Dentro de esta semana tendrás noticias.
Un abrazo y buen trabajo, Hermano.
Jajajaaja, me ganas en experiencia. y te podría decir ¿no me lo habías dicho antes? Ciertamente la vida es una lección constante y en estas latitudes, más. Gracias por tus siempre acertadas anotaciones. ¡Hermano! Un saludo cordial a Jose María, deseo que siga bien Para tí, un abrazote de misión. (por cierto ya he comido caimán....)
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