Vela nocturna a cuenta del trajín en el sobrado de la casa. La madera es así… Su complicidad se ampara sólo en su opacidad. Carreras, saltos, golpes…… intuyo que un lagarto o pequeña “iguana” que he visto merodear estos días por la tapia de la misión, haya encontrado el lugar perfecto para sus prácticas de caza en el bajo techo de casa, segura reserva de insectos de todo tipo. Yo feliz por ello, pero….. sin dormir apenas hoy.
Identifico por doquier, en medio de la maleza y la vegetación que lo invade también salvajemente todo, arbustos de café que a duras penas muestran sus acharoladas e intensas hojas alanceoladas como si de un desesperado gesto se tratara, para reivindicar su ignota existencia. Sigo soñando en alto. A todo el mundo comento: el café puede ser de nuevo sinónimo de futuro, motor de recuperación de una sociedad desfondada. Quizá sea buen señuelo para el curso esta semana en M´Baïki sobre elaboración y gestión de proyectos. Una experiencia alentada por Cáritas Barcelona para la mejora en dicha tarea. Esta diócesis tiene en la actualidad más de 30 proyectos diferentes en diversos ámbitos. Muchas pequeñas piezas de un gran puzle. Educación, Sanidad, Integración, Paz, Pastoral… son los frentes que se acometen en general para dotar de músculo vital a esta diócesis convencida de lo que se ha convertido en slogan sinodal universal: Be oko (un corazón-comunión), mu maboko (con brazo-participación), wa tokwa (envío-misión).
La vida continua con su rutina, clases, visitas,… Aquí la vida se ha alterado a cuenta de la campaña del apreciado manjar forestal, que como deporte nacional a nadie deja indiferente. Cada día se ve como un reguero de personas, familias enteras, se encaminan hacia el embarcadero para pasar unas semanas en la selva y hacer su “nigrizio agosto”. La vida, me dicen, se normalizará en Setiembre. Todo este ambiente aparece casi a diario aderezado por las tormentas. Estamos en temporada de ellas.
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