Aquí celebran mucho el paso del año, nada que ver con lo que celebramos nosotros en casa. Aquí tal noche como la de hoy se celebra en la Iglesia y en familia Como en Navidad, hubo un tiempo previo de oración, esta vez fue adoración. El escenario igual, lleno hasta la bandera dentro y fuera. He de reconocer que el cansancio del día me pudo al punto que acabado este tiempo, me retiré a descansar, dado que la empezaré el año en una capilla dedicada a santa María Madre de Dios, un tanto distante y aquí los viajes… ya sabéis, desarman al más pintado. Pero volviendo a la noche de año, como siempre ruido de tambores por doquier invadiendo todo de una atmósfera festiva. Tras el madrugón, salgo en “la Villota” y como siempre recogiendo alguien por el camino al que atemperar su marcha. Unos kilómetros antes del poblado el coche atraviesa una zona aún de barro abundante y fresco. La verdad que el 4X4 se nota, aunque no hay que confiarse en demasía, aquí la naturaleza tiene una vitalidad y una fuerza sorprendentes.
Cuando llego, todos están esperando fuera y dentro. Celebramos con entusiasmo y el ofertorio es muy, muy generoso en lo que son las capacidades de estas gentes, ya sabéis, bananas, plátanos, piñas, mandioca, cinco pollos, dos gallos y un cabrito. La elección de la doble cabina de la pick-up ha sido también un acierto para poder acometer estas tareas. Le confío los animales al catequista porque yo me encamino a Bangui. Todos los productos los llevaré al Seminario, que comienzan mañana las clases. A la entrada de la ciudad en el lugar conocido como PK9, me paran las fuerzas militares de la RCA para un control rutinario. Veo que hay también Wagner, inconfundibles porque van con el rostro cubierto por un pañuelo o una braga. Accedo a ello y de repente se abren las puertas del vehículo y éstos comienzan como si de un expolio se tratara a abrir la guantera y tirar la documentación, mover los asientos….. ante tal atropello lanzo un grito: Attention!!! Attention!!!! Que los deja paralizados, oigo a uno de las FACA decir “Église Catholique” y dando un portazo me indican puedo seguir, dando por terminado “su control”. Me ha indignado la acción y la actitud y como tal se lo transmito al oficial que no me presta mucho caso porque ya tienen otro vehículo detenido detrás de mí, al que intimar con sus modos.
Mi llegada a Bangui en este momento está marcada por ese estado de ánimo de indignación y enfado. Una vez depositado el generoso ofertorio en el Seminario, me dirijo a la maison comboni donde residiré estos días, como siempre que estoy en la capital, en esta ocasión a recoger en el cargo del aeropuerto, la antena de telecomunicaciones via satélite que vamos a instalar en la misión para mejorar y suplir las carencias de la señal del lugar. Lo haremos a través del satélite Konnect que cubre ampliamente esta región. Ya tengo ganas, porque en Mbata es tan débil la señal que una conversación telefónica se corta varias veces y el wahtssap sólo permite el modo escrito.
Aquí nada es sencillo, todo tiene siempre sus inconvenientes, sus imprevistos que te sacan un poco de quicio, acostumbrado a nuestro modo de vivir y de hacer las cosas. Pero esto es África, ya lo sabíamos al venir, pero nos resistimos a claudicar de lo bien hecho. Es verdad que programar está sujeto en estas latitudes a numerosas variables de diverso tipo que condicionan el resultado final y los tiempos. Una de las personas de confianza de la misión, que está trabajando en la mejora de sus instalaciones e infraestructura es Olivier. Me llamó la atención de él cuando lo conocí, que para todo utilizaba el metro. Aquí eso es indicador de una personalidad que merece la pena y de una profesionalidad alejada de la chapuza. Creo va a ser el hombre de confianza de la misión, el de mantenimiento. Le haremos contrato y que pueda prestar sus servicios aquí, que trabajo no le va a faltar. ¡Y de esta manera comenzamos el año! Un año en el que traerá la incorporación de José Antonio, al trabajo pastoral. Ya tengo ganas de que vayamos tomando cuerpo como equipo, ahondar en el sango y la vida comunitaria. Mientras tanto, me esperan en estos meses de estación seca un apretado programa de formación con los scouts. Como dicen aquí….. yeke, yeke! (poco a poco)
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