domingo, 22 de octubre de 2023

CORAZONES QUE ARDEN, PIES QUE CAMINAN

DOMUND no es un día. Tampoco es un slogan o una simple campaña. DOMUND son personas. DOMUND es Iglesia que vive y anuncia el Evangelio de Jesús, una buena noticia que hace posible vivir con dignidad, la propia de hijos y hermanos. De ahí que la búsqueda de la justicia y la paz, el compromiso constante por el desarrollo de culturas y pueblos, haga que los misioneros y misioneras estemos implicados en tareas de sanidad, educación y en todo lo noble a lo que aspira todo ser humano.

DOMUND es transformación, es un Emaús permanente. Un encuentro con Jesús resucitado que nos interpreta la realidad desde el mismo ser de Dios, provocando que el corazón lata con calor de vida y estimule a una mirada renovada, capaz de ponernos en marcha, de movernos y movilizarnos para que se produzca siempre el encuentro entre todos en el camino, en la mesa, en el anuncio. El camino es lugar de eso, de encuentro, de idas y venidas. Con uno mismo, con el resto de caminantes. Unos que van, otros que vienen. Hay quien se para, hay quien va aprisa y hay incluso quienes están en la cuneta, cansados o apartados del frenético discurrir de esa tierra batida por las huellas de todo tiempos. Y también encuentro con el propio Dios, al que a menudo no reconocemos en nuestro deambular.

La cordialidad y el compromiso, quedan muy bien expresados en el lema de este año. Es la fe, moción del Espíritu, la que a su vez mueve nuestras vidas para el encuentro y la salvación. Dios se cruza en cada uno de nosotros con toda la humanidad. Dios se hace cruces, señales, fuentes, sombras y hogar de estancia pausada. Dios, que es origen y punto de partida, se hace también meta y destino. Y todo ello con el calor conservado en la retina, de aquel instante en la huida, en torno a aquella mesa. Aquél gesto y palabras que abrieron las miradas al punto de hacerlas transparentes al corazón, y convertir a aquellos fugitivos en apóstoles.

La fe no mueve montañas, mueve personas y hace que la realidad sea transformada conforme la dignidad que le corresponde al ser humano según Dios. Caminar solos nos hace ir rápidos pero acompañados siempre nos lleva más lejos. Los misioneros estamos convencidos, como escribía León Felipe, “no es lo que importa llegar sólo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”.  Lo importante es hacer camino, pisar senda o abrirla. La ocasión de esta jornada se presta a ello. Quienes sospechen de la llegada de los dineros,  que se acerquen una temporadita por estos lares. Quienes duden que esto pueda servir de algo, que se vengan una temporadita. La sospecha y la duda están muy bien cuando nos ayudan a madurar, no cuando enmascaran al egoísmo, que de por sí es ya bastante desconfiado. 

También está la otra cara, aquella que quiere hacer tan bien las cosas. justificarlas tanto al modo y manera nuestro, que al final se dejan realidades aún más pobres y necesitadas, tanto que ni pueden cumplir con esos mínimos requisitos. Sé de qué hablo. Nuestras organizaciones deben funcionar como cualquier otra, es verdad, pero no sólo somos como cualquier otra. 

El caso es que en esta ocasión, a punto de acariciar el centenario de la Jornada Mundial de las Misiones, celebramos el mismo anuncio, el mismo encuentro, el idéntico gesto, el  permanente compromiso con los más desfavorecidos de la historia y de la humanidad. Hombres y mujeres que siendo ricos les hemos empobrecido. Poblaciones a las que rechazamos de entre nosotros pero tampoco nos responsabilizamos de ellos en sus lugares de origen. Un mundo que hemos transformado injustamente para que sin saber cómo ni porqué, sufran las consecuencias de todos los cambios planetarios quienes son inocentes de tanta sobrexplotación, abuso y derroche de recursos y energía. Un mundo olvidado intencionadamente y en el que Dios ha puesto su mirada, su corazón, manos y pies, en tantos misioneros, misioneras, cooperantes y personas de bien, convencidas de que no se hará nada sin ellos, porque en definitiva son ellos los protagonistas y destinatarios de esta buena noticia que se adentra hasta latir y mueve a caminar. Domund es mucho más que un club, aunque fuera de beneficencia.

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