Ya hemos apuntado en otra ocasión que la República Centroafricana es el gran país desconocido de África, a pesar de su gran extensión, la espesura de sus selvas esconden importantes reservas de madera, uranio, petróleo y diamantes. Sus riquezas naturales contrastan con la extrema pobreza en la que viven los cinco millones y medio de centroafricanos que componen este país, el tercero más pobre del ranking mundial.
Aquí pervive, junto con otras etnias, la población más numerosa de pigmeos-Aka, la etnia más antigua de África. Estos bosquimanos son los primeros pobladores del continente. Quedarán entre los países del entono y la RCA unos 100.000. Se les reconoce fácilmente por sus marcadas facciones, su tono bronceado que difiere del azabache de la mayoría negra y sobre todo por su escasa estatura. Aquí su población se estima en torno a 48.000. A pesar de ser el pueblo más antiguo de África no tienen ningún derecho y se están quedando sin selva donde vivir, constituyendo una minoría discriminada. Este pueblo habitó durante siglos el bosque de donde obtenía todo, comida, vestimenta y hasta sus plantas medicinales. En las últimas décadas empezaron a ser más sedentarios y a establecerse en aldeas donde la convivencia con otras etnias ha resultado difícil. Viven en construcciones vegetales muy elementales. Este grupo, ya había sido desalojado del interior del bosque de Lobaye en los años ‘40, en el marco de una política vergonzosa e infame de reubicación impuesta entonces por la administración colonial de Francia para facilitar los intereses de la explotación de los recursos naturales del país.
Los árboles que producen frutos y que a su vez permiten el crecimiento de otros vegetales salvajes o de los makongo, están siendo cortados, y la selva, el pulmón de este país, el segundo del planeta después de la amazonia, está en peligro. Con el bosque, ellos. Ahora les resulta cada vez más difícil encontrar ñame salvaje, taro y otros tubérculos salvajes. La caza también escasea. Su hábitat y su modo de vida están amenazados por la deforestación. Según la iniciativa Global Forest Watch, en República Centroafricana entre 2001 y 2021 se perdieron 193.000 hectáreas de selva tropical primaria o intacta, esto es más de una quinta parte del total. Como estamos en uno de los pliegues humanos del planeta más olvidados, este atropello legal o furtivo –da igual- pasa discretamente consentido por autoridades nacionales e internacionales.
Son cazadores recolectores y los que mejor conocen la selva, que es su medio natural. Sin embargo, durante los últimos treinta años, se han quedado sin sus recursos tradicionales de subsistencia. Hoy los Aka están gravemente amenazados. La presión de las empresas madereras, la explotación de la minería o el olvido gubernamental y supranacional, son dificultades que hay que superar. Vergonzosa resultó la campaña hace un tiempo para ponerlos en valor que instrumentalizó sus valores tradicionales (canto polifónico) y los paseó por medio mundo para después olvidarlos de nuevo aquí a su suerte y necesidades específicas.
Desde hace más de 40 años la Iglesia ha hecho opción pastoral por ellos de un modo coherente, respetuoso, cercano y discreto. Aquí en M´Baïki se encuentra el grupo humano Aka más numeroso del país. En el organigrama pastoral se cuenta con una Comisión Aka, entrando sus problemáticas en el conjunto de la realidad eclesial a afrontar y siendo objetivo de predilección evangélica. Zomea es uno de los enclaves en concreto donde esta diócesis cuenta para ellos con un gran servicio: un dispensario y una escuela. Sobre todo se trata de ponerlos en su lugar y escucharles. Su anhelo de dignidad marca el camino a recorrer junto a ellos. Quizá sean la mejor realidad humana donde se pueda conjugar la gramática que propone el Papa Francisco: Acoger. Proteger. Promover. Integrar. Ellos forman también parte del trasunto humano de la Laudato Si. Estar entre ellos en los poblados de la selva, como los más pequeños del Reino de los cielos y ser aceptado como "hombre de Dios", son todo un estímulo en el quehacer del misionero.
Ánimo Jesús.
ResponderEliminarLa mies es abundante y los misioneros escasos, pero contáis con la fuerza divina que os proteje. Cada día admiro más vuestra labor y pido por vosotros diariamente.
Sentirnos respaldados por vosotros y animados por el Espíritu. esa es la clave. Descubrir en nuestra entrega y alegría el destino de lo que Él nos ha confiado.
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