sábado, 16 de diciembre de 2023

"ER MUYAYO"

Alejandro es su nombre pero yo le llamo “muyayo”. Os podéis imaginar con esta pista que Canarias es su patria chica. Está aquí por una prima religiosa comboniana, pero yo añadiría, que está aquí porque realmente quiere estar. Ha venido como cooperante para ofrecer aquello que sabe y puede hacer bien, aunque sus orígenes laborales lo han levantado de un arrullo de masa en su pastelería familiar. Ha dejado hace un tiempo esas labores y está en modo “searching”. Este modo le ha hecho darse en el amor otra oportunidad, y parece que es todo un acierto. Está, como joven que es, lleno de vitalidad, sueños, entusiasmo y humor. Su buen carácter, afable, cercano y despierto e inteligente, le hacen merecedor de todo nuestro reconocimiento y cariño.

Sus cualidades y habilidades técnicas hacen que trate la electricidad o la mecánica con el mimo de un virtuoso pastelero, haciendo que cables, tuberías, paneles solares, en definitiva todo lo que cae en sus manos, torne un sabroso resultado. Si el todoterreno no frena, nada le arredra a tirar de gato, desmontar rueda y revisar pastillas. Lo mismo le puede ocurrir a un viejo frigorífico condenado por su avería al olvido. Es creativo y resolutivo. En su cabeza ronda lo que precisa para sus trabajos y se pierde en las quincallerías y bazares del populoso, caótico y bullicioso PK5, lugar de mercadeo de numerosos negocios musulmanes. Se entiende con su francés insular y con ese sango sonoro y dulce que como tal es valorado por la población.

Para todo parece tener solución, también para sí mismo. Ha ido poco a poco mejorando distintas instalaciones de las misiones de esta diócesis de M´baïki, con la finalidad  de mejorar un poco más la vida de los misioneros y misioneras, la vida pastoral en estas tierras. Y todo lo hace aprovechando lo que estaba descuidado y poniendo en valor nuevas estructuras como la casa de los cooperantes en M´baiki, la sala de reuniones y de todo uso pastoral del obispado, la misión de Ngotto, Boganangone y ahora M´bata. 

Hemos coincidido en diversos momentos y viajes, sobre todo en M´baiki y Bangui, trabajos en la primera y compras en la segunda. Acostumbrado a estar entre jóvenes y universitarios, este tiempo a su lado yo he gozado y disfrutado. Nos hemos entendido muy bien, nos hemos reído mucho y hablado también mucho y en profundidad de las cosas importantes de la vida, de su vida y también de la mía. Los viajes han permitido conocernos y tratarnos un poco más y mejor, y digamos que hemos ahondado en confianza y aprecio amigable. 

El 21 se regresa, después de haberse pasado largos meses aquí en dos momentos distintos, desde el verano. Merecido descanso tiene y sobre todo, deseado reencuentro con lo que ha recuperado, en el guiño que ha hecho a la libertad con los demás y lo establecido, así como la sinceridad ejercida consigo mismo. Estas actitudes y estas experiencias seguro le ayudarán a madurar como persona y a vislumbrar ya su futuro con su chica, Gara, a la que cada día dedica diferentes momentos gracias al don de la comunicación. Para mí ha sido también una lección en estas mismas líneas de libertad y sinceridad, realidades que compartimos ambos. En él se percibe de veras el poder transformador del amor, un amor bonito, un amor que se acerca en la distancia, haciendo que no sea obstáculo, si no oportunidad para conocerse más y mejor. Un amor realmente enamorado.

Er muyayo” es ejemplo de muchas cosas, entre otras esa discreción activa que hace que casi no sea percibido, porque apenas hace ruido, y que sólo es reconocido finalmente por sus obras. Es ejemplo de cómo para la cooperación no hacen falta muchos papeles y proyectos, basta decir: ¡aquí estoy!, ¿qué puedo hacer?. Es modelo de una juventud generosa vital. Convencido estoy de que volverá, y como decía Schillebeeckx de aquél joven que dejó la iglesia cuando sacó su carnet de moto. “Hay que darle tiempo”, se dijo el pastor. Cuando al fin de un tiempo regresó, es verdad que vino pero no lo hizo sólo,  si no…. ¡con su  moto!. Muyayo, ¡singuila mingui!

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