jueves, 29 de febrero de 2024

NGOTTO 22

Un cambio de programas  a cuenta de la actividad pastoral de Ngotto ha hecho que adelantara mi viaje a la misma unos días para encontrarme con los scouts de aquella. Carretera ya conocida hasta Boda, pero aquí el conocimiento dura tan sólo unas horas. Pasas por una carretera que pisaste ayer y ya hay nuevos baches donde no los había y los que ya existían han cambiado su fisonomía también. Circular por aquí es toda una aventura diferente cada día.  Me acompañan mis fieles jefes del distrito de M’Baiki, Maximin y Kevin y en Boda recogemos también al jefe del distrito de Boda, Gerry. Me han demostrado durante este tiempo son muy buena gente.  Ellos han bautizado el Land Cruiser como “Jimmy”, el nombre del coche que los scouts regalaron a B.P. con motivo de su matrimonio con Olave. 

Para llegar a Ngotto, después de 40 kilómetros , enlos que nos ha llovido, encontramos el poblado de Bagoua y a unos pocos kilómetros se encuentra la barcaza de paso de la Lobaye. Quedan apenas uso 10 minutos para que haga su último servicio, puesto que a las 17:30 concluye su trabajo diario. Me apresuro a recorrer esta distancia para llegar a la orilla a la hora, cosa que logramos. La barca acoge unas motos, unos pocos viandantes y por último nuestro todoterreno. El sistema el mismo que para cruzar a Bagandou, en esta ocasión manipulada mediante el esfuerzo humano por dos personas. Durante el trayecto que dura apenas cinco minutos, un hombre con chándal del Real Madrid, se me presenta, saluda y me da la bienvenida a Ngotto. Es el Kota Zo del poblado, el alcalde y a la par su servicio social lo ha compartido con su condición de Yaya catequista. Conoce bien esta población y la parroquia. Me habla de la importancia del anuncio del Evangelio, importante las catequesis, pero sobre todo la vida de cada cristiano. En esta clave, me indica, es importante el gesto que realizamos de venir a conocer esta comunidad y acompañar a los scouts, un tanto abandonados, dice él.

Ngotto me sorprende, distribuida a lo largo de una amplia y recta carretera, la misión queda  el lado izquierdo. Nos reciben los padres y un grupillo de jóvenes scouts que me rodean con la curiosidad propia de quien quiere conocer al nuevo capellán, blanco y scout también.  Encuentro jovial y festivo que acompañamos con un pequeño refrigerio en un velador  al efecto, aprovechando el escaso fresco de la tarde, noche casi ya. Una vez instalados, nos acercamos a casa de las hermanas franciscanas que nos esperan para la cena. Una cena bonita, compartida por padres, hermanas, scouts y los tres inspectores del Instituto Pedagógico que están de visita a las escuelas. El descanso merecido viene mecido por una tormenta lejana que sólo de cuando en cuando se deja ver por el resplandor de sus relámpagos.

La mañana comienza con laudes a las 05:40, eucaristía a las 06:00 y después desayuno. Hoy es día 22 de febrero, Día del Pensamiento Scout, que aquí celebran más que San Jorge. La sesión formativa scout la comenzamos felicitándonos en una amplia y digna sala parroquial, con unos 34 scouts y guías. Tras la formación, los juegos que hemos ido presentando grupo tras grupo y que les han ido calando por su sencillez y diversión.  A las 11, reemprendemos viaje de vuelta, cruzamos de nuevo el río y llegamos a Boda, donde saludamos de nuevo a los padres combonianos, nos acercamos a saludar a los scouts que hace una semana conocimos y que hoy están reunidos, que de nuevo nos acogen con gran cordialidad y entusiasmo. Partimos hacia M´Baiki, donde antes de llegar hemos de hacer dos paradas programadas con scouts. Una en Boaka y otra apartarnos a Ndolobo. La primera es multitudinaria y festiva, aglutina a tres capillas y son calculo unos trescientos. Me acogen en medio de un gran circulo y gran entusiasmo con palmas, cánticos y el inconfundible recurso de los tambores y tam-tam. Me piden acerque de regreso a Bokoko a los lobatos cosa que hacemos. Muchos de ellos no serían ni candidatos por edad a nuestros castores. Los hay pequeños, pequeños de verdad. Al lado de la base MINUSCA de los ruandeses, nos aprtamos a la derecha por un camino que nos enlaza a la carretera de Ndolobo.

Ya en ruta, recogemos a un grupo de scouts de las iglesias reformadas que van a pasar la jornada a nuestro destino. Al llegar a la Iglesia, les dirijo unas palabras,  haciéndonos caer en la cuenta de que quizá muchas cosas nos separan, pero hemos hecho valer una que nos une: ¡ser scouts! Irrumpen en aplausos, nos haceos foto de hermandad y enseguida se ponen en modo formación y comienzan, a paso conjunto a adentrarse en el interior de la población por su mercado.  Tras estar con los Scouts y Guías, retomamos camino de vuelta ya a M’Baiki.. De noche ya, los focos del coche iluminan a dos viandantes en el mismo sentido que nosotros. Me dicen son el pastor de una iglesia que vive en Bombolet y su acompañante. Bombolet es el primer barrio de M´Baiki. Me detengo, les invito a subir. Agradecidos responden al gesto y apenas unos 11 kilómetros más tarde, los dejo en su barrio. En el mercado descienden mis fieles jefes scouts y llego a casa, donde con José Antonio, hacemos de la cena lugar de encuentro y de compartir experiencias de estas últimas horas. En mi caso, también hoy, es la única comida, después del madrugador desayuno en Ngotto. Ducha y descanso de una jornada feliz de este día 22, vivido con tangos gestos y tan diversos, siempre en modo scout.

lunes, 26 de febrero de 2024

RUSO ENTRE BODA Y BOGANANGONE

Acabo de legar de Boganangone y de Boda, al extremo oeste de la diócesis, hacia Camerún, y al bajar del todoterreno me pregunto: ¿De qué me quejo?. Las carreteras que he pisado han sido todavía peor que las que acostumbro. Kilómetros donde la arena ralentiza la marcha, ya de por sí lenta, del vehículo. Kilómetros en los que pones a prueba tu destreza y sentido común, porque nunca nadie te ha enseñado ni has asistido a cursos de conducción en estas condiciones. Kilómetros de carreteras en tierra, abiertas como si de gruesas, difíciles y feas  cicatrices de quirófano de campaña se tratasen. Numerosos puentes, por llamarlos así, te levan de un lado a otro de los diferentes arroyos. Unos los piensas parado y pasas enseguida con la confianza de que han aguantado el peso de los camiones que cargados hasta lo imposible, te has cruzado por el camino. Otros, si te lo permite el lugar, dejas a un lado para refrescar los neumáticos al cruzarlo directamente. A menudo has de solicitar te retiren ropas, calzados o alguna incompleta bicicleta, propiedades de los niños que “a piluetro” toman sus baños. Ochenta kilómetros en los que inviertes cuatro horas de gimnasias inesperadas.

Boda me ha sorprendido. Es una población que aquí llaman ciudad, populosa. La entrada se hace por medio de un mercado triunfal de tiendas y puestos de todo. Los letreros más abundantes hacen referencia a diamantes y oro. Estamos en zona minera. El éxito de la actividad se percibe en el bullicio y movimiento de las gentes. Abunda la población musulmana y señal de ello son las dos mezquitas que me he encontrado. Ya por el camino algunos kodoros ya contaban con tímidas, pero azules y blancas, vistosas construcciones de media luna abierta al cielo.

La misión, de inconfundible origen espiritano, está dedicada a San Miguel. Más noble el exterior que el interior de la Iglesia. A su lado construcción de la misión del edificio de los padres que, separado pero de idéntica factura, está al lado de las hermanas. Me acompañan tres scouts a los que se unen aquí dos más. Comemos lo que había preparado quien suscribe a las 4 de la mañana, antes de salir. Un huevo cocido por persona, una omelette y unas Frankfurt de pollo. Hacemos el milagro y de lo que era para tres, comemos ahora seis. El postre lo imaginamos y nos agrada a todos. Los padres combonianos que nos acogen en esta parada, me ofrecen un café, invitación que por supuesto acepto. Reemprendemos camino para Boganangone. Dos horas de carretera que excepto los últimos 25 kilómetros, la ruta es más de lo mismo. 

En el camino me alertan del comportamiento extraño de una moto que, en sentido contrario, viene por el medio de la estrecha ruta. Mi trayectoria invariable, y ya a una distancia que permite su identificación, todos gritan al unísono: “Los rusos, Padre, échate a un lado!”, cosa que no hice, pero sí detuve el vehículo en mi lado. El motorista, provocando seguía con su trayectoria que sólo varió mediante requiebro brusco, a unos pocos metros del paragolpes del Todoterreno. A ese de comportamiento provocador, le seguía otro que con gestos me indica viene un comboy. Una pick-up como la nuestra pero kaki, cargada de soldados. Anécdota del camino que los scouts se apuntan como victoria hacia tanta altanería. Les animo a vivir estos encuentros con normalidad y sin vanas euforias. Llegamos a Boganangone y un grupo de scouts con silbatos y tambores forman el comité de bienvenida, que ruidosa y rítmicamente indican a toda la población que reciben una gran visita. Saludamos a la población y llegamos a la misión, regentada por Lazaristas, que nosotros llamamos Paúles. El trato exquisito, fraterno y confiado. La comunidad está formada por un colombiano, un ruandés y un congoleño. Yo ceno con ellos y los chicos con el grupo que ya, acampado, esperan la formación de mañana. Duermo donde las hermanas. 

El día siguiente viene marcado por la sesión acostumbrada de mañana de trabajo, juegos y formación desde las 8. A las 12, y tras la comida, regresamos para Boda, donde pasamos la noche e la misión para hacer al día siguiente lo mismo con los scouts de allí. He de destacar que cada vez me sorprendo más y mejor de las cualidades y habilidades de nuestros exploradores por allí donde vamos. El último juego de hoy, el del tacto pedestre ha sido increíblemente superado, a pesar de ser el más difícil de los que hemos elaborado, pues contaba con escalera y rampa inclinada de veras. En esta ocasión, sin comer, hemos emprendido viaje de regreso, que tras el tiempo requerido, nos ha llevado sin problemas hasta nuestro destino.

Este esfuerzo de conocimiento de lugares y grupos, está suponiendo un revulsivo positivo que seguro revertirá en algo muy bueno. Despertar en ellos de nuevo ese brillo en los ojos, esa sonrisa en el rostro y esa siempre dispuesta participación a hacer del juego una lección para la vida, será la mejor germinación educativa de su ser scouts. 

viernes, 23 de febrero de 2024

NA NDUZU

Han sido días difíciles. Me comunicaron el ictus sufrido por D. Juan María y su grave estado que hacía presagiar en breve su partida la Padre. Faltan unos días para el aniversario de mi padre y, no sé el porqué, pero he tenido una corazonada. 

Esta situación viene antecedida por la muerte también hace unos días de D. José Iglesias a quien me unía una entrañable amistad  gestada durante mis años en la capital, años que coincidieron con su jubilación. Su exquisito trato fue  disfrutado por muchos en la parroquia, ya que era de los confesores habituales, junto con sus compañeros de la casa sacerdotal, Miguel, Casimiro….. a quienes Parra embarcaba primero en su coche y con el paso de los años, en el bus. Mi madre decía era un santo y las confesiones con él le edificaban mucho. Henar no era de muchos halagos en vano. Cuando me despedí de él, antes de venirme de misión, él ya me indicó, que nos volveríamos a ver en el cielo. Tenía un hondo pesar conmigo, que no confieso aquí porque quizá pudiera ser interpretado como vanidad por mi parte. Siempre me tomé tal deseo de su parte con mucho humor. “Mi vocación ya está realizándose, D. José, no necesito nada más”, le respondía yo entre sinceras sonrisas. Le dediqué unas letras escritas en una carta, que custodiaba como un tesoro. 

El caso es que apenas unos días después, también en la década nonagenaria, seguro, comienza su partida de entre nosotros D. Juan María. Hombre creyente profundo, inteligente, exigente y lleno de ternura. Tuve la suerte de tenerlo como obispo en una de esas carambolas que determinan el ser y el hacer de la Iglesia en el mundo. Un gran don el que de él recibiera el orden sacerdotal. Sus palabras finales en aquél 16 de setiembre de 1995, hoy se ven cumplidas. Flanqueado por Teo y por mí y envueltos en un gran abrazo, dijo a la asamblea: “Con estos dos….. ¡al fin del mundo!”. Así ha sido. Uno “al este” de la diócesis y el otro en el “corazón de áfrica”, ambos con los pobres en dos rincones del mundo donde las pobrezas tiene esos múltiples rostros. A la par, con esa finura comunicativa que le caracterizaba , se hacía eco de un slogan comercial entonces muy en boga. Años en los que vivimos en la diócesis una primavera eclesial que nos despertó a todos e hizo salir del consuetudinario discurrir. Años en los que viví su paternidad y en los que mi personalidad sacerdotal se forjó con esa mixtura de crítica, sentido común, amor, libertad y siempre una incuestionable fidelidad. En más de una ocasión, en esas entrevistas reconstituyentes del todo, me decía que valoraba grandemente estos encuentros conmigo. Una amistad que hemos cuidado después de su marcha de Zamora. Distintas cartas y entrevistas en diversas ocasiones, han mantenido vivo el rescoldo del vínculo. El colofón fue apenas hará dentro de unos meses el año, la carta que me dedicó ante mi partida a la misión. Preciosa, precisa, teológica, pastoral y personal…. Lo tiene todo y ese todo está transido de una historia singular. 

Mi pálpito se ha cumplido y el mismo día del aniversario de papá, D. Juan María nos ha dejado. Dos padres, para mí, unidos por una misma fecha. ¿Otro guiño del cielo, otra diosidencia? No sé. Ahora será la ocasión en que comiencen a ponderar su papel discreto pero de caldo en el episcopado español. Destacarán sobremanera que lo mandaron a Zamora  casi como un destierro, cuando en verdad fue una bendición. Dirán muchas cosas de su interlocución con los terroristas, pero se olvidarán que tuvo que pagar un alto precio como moneda de cambio de la salida de Setién de San Sebastián. Dejar una vida iniciada entre nosotros de un despertar a Dios, de una vida de iglesia participada y animada, donde el horizonte y la meta estuvieron más nítidos que nunca, para afrontar no pocas dificultades, incomprensiones intencionadas y sospechas infundadas.

D. Juan María, acabó de escribir el viernes su último libro, seguro con la convicción de que terminaba de veras, según me han manifestado personas cercanas a él. Cerrar un libro ha sido para él cerrar ese ofrecimiento reflexivo que siempre nos ha hecho con lucidez  extraordinaria, pero ha sido también el signo de una oblación confiada y definitiva, total de su ser como discípulo y pastor. De aquellos tiempos entre nosotros en Zamora, recordaremos que pudimos tocar un poco más de cerca el cielo, cielo que seguro el bueno de D. José y por su parte D. Juan María, habrán alcanzado porque ambos, cada uno a su modo, han vivido y compartido una experiencia de vida que va más allá de la existencia. 

Como dicen aquí, “D. José nzoni bwa nga D. Juan María nzoni mingui kota bwa, na nduzu ti Nzapa ngu na ngu, lakwe lawe! 

D. José buen sacerdote y D. Juan María muy buen obispo, en el cielo para toda la eternidad.


martes, 20 de febrero de 2024

UNA DE KETE Y OTRA DE ARENA

 Es domingo y a pesar de ello tengo en casa a Marcel Kete y dos jóvenes. Es el hombre del Ministerio del catastro de toda esta región de la Lobaye. Estuve en su despacho para solicitarle sus servicios, en especial para las capillas del eje de la carretera de Mbata-Mbaiki. En el aire está el comentario generalizado de que la carretera que comunica con el Congo se va a hacer ya. Los chinos, que se encargaran de la obra, ya han hecho M’baïki una gran plataforma y recinto para guardar maquinaria y materiales. No se.. en todo caso no es bueno acometer obra alguna en las capillas sin que éstas estén registradas. Va a comenzar hoy por Mokinda y Ngbokia. 

El procedimiento es que este hombre viene al poblado, en presencia del jefe del poblado y del responsable de la capilla, le dicen la propiedad  o concesión en la que no debe haber discrepancia. Con una cinta métrica, traza las líneas que establece entre unas picas de hierro y con eso, hace un plano y demás papeles. Pagas y punto. Este proceder aparentemente tan sencillo y pacífico, en no pocos caso esconde unas problemáticas nada inocentes, de personas que al cabo del tiempo vienen en demanda de propiedad de una tierra registrada. En todo caso, es la ley de la selva y para la selva. Sorprende su modo de trabajo, el material que le acompaña (nulo) y las exigencias de que la arena con la que va a mezclar el cemento para hacer los montoncillos sobre los que ubica las picas para la medición. Exige sea de calidad y hace ir a dos feligreses a por un saco a dos kilómetros. De veras no entiendo tanta desproporción en esos términos.

Tras dejarlos, me regreso a la misión, tomo mi maleta capilla y una moto con chofer y me voy a Molengue I a celebrar la Eucaristía. El camino está difícil a causa de la arena, abundante en este momento ya de la época seca. La moto avanza con lentitud y dificultad serpenteando bastante, el muchacho es prudente, demasiado diría yo. Llegamos con retraso y en seguida da comienzo la Eucaristía. Como siempre animada. Al final de la misma, declino quedarme con ellos a cuenta de ir a recoger a los del catastro. Al legar a la misión retomo coche y me acerco a recogerlos. Están sentados a la sombra y me indican han terminado hace una media hora. Los llevo a la misión y un problema en el mercado ha hecho que la cocinera no haya comprado nada para comer. Ahí me veo haciendo rápidamente una ensaladilla al mejor estilo español, gracias a mi última compra en Bangui. Comemos, descansamos un poco y los acerco a la otra capilla, para yo continuar a Senga, que tengo eucaristía y Bautismos.  A mi regreso los recojo de nuevo acerco a la misión.

En la sobremesa me indica que mañana, lunes, se ira muy temprano, porque vienen del ministerio y ha de estar cada uno en su puesto (despacho), si no….. no cobrará el próximo mes. Sigo sin entender este modo de hacer las cosas, propio de quienes pretenden lastrar el desarrollo de un país con este tipo de acciones del todo ineficaces.

Me llama a media semana para indicarme que ya también ha hecho los papeles de Senga y que seguirá con el resto, imagino que hasta que acabe la ultima brizna del saco de cemento que le facilité. Después pedirá otro, espero que la arena sea de su agrado y logre los resultados deseados. No sé bien a dónde llegaremos con esto, porque en estas  alturas del planeta no sé si este proceder servirá para mucho, pero al menos poder tener algún documento que autentifique la propiedad y el uso de un espacio, que en la gran mayoría de los casos habrá que hacer obra para dignificar un poco la presencia de la Iglesia en medio de los poblados. Resulta muy idílico celebrar debajo de un sombrajo y rodeado por una empalizada de bambú pero las incomodidades de funcionamiento son muy grandes. Tengo claro que no haremos nada sin la seguridad de que va a ser respetado y para ello hay que pasar por estas “horcas caudinas” de Kete, su ojímetro y exigencias de profesional caprichoso. Imagino que quien lo encontrara en su puesto recompense con su salario tan alta dedicación en el bureau.

sábado, 17 de febrero de 2024

SINODALIDAD

El domingo pasado se han instituido 24 catequistas en la diócesis. Cuatro meses de formación teológica, bíblica, espiritual y pastoral les avalan. Las castas en torno a la catedral se han llenado de vida en lo que sería el poblado de los catequistas durante esos meses. Los niños se escolarizan en la escuela más próxima y son ellos os que con sus carreras y juegos hacen bullir los espacios entre los hogares. Son todos varones casados, en esta cultura de contraste debe ser así, pero acompañados y significados por sus mujeres. La pretensión del obispo es que sean también catequistas misioneros en la diócesis, a sabiendas de que hay extensas zonas de difícil atención y acceso pastoral. Baste el ejemplo de Mbanza, Bosako, Koulou, Mboulé, que en la reciente visita pastoral hacía ocho años que las comunidades cristianas de esos lugares no celebraban la eucaristía. Es verdad que cuenta mucho la actitud de los pastores, pero de todos modos la dificultad es real y en los contextos estacionales en los que nos encontramos, aún más, pero en cualquier caso nada justificable. Catequistas dispuestos a misionar con sus familias en estos lugares. De Mbata han participado dos familias, la de Yves y la de Odilón. El primero dispuesto a salir en misión.

Días después comenzaron las jornadas diocesanas, tres días en el que por delegaciones diocesanas, parroquias y arciprestazgos, se toma el pulso de lo programado en setiembre. Todo ello será evaluado en Junio próximo. Estábamos laicos, religiosos y sacerdotes en número de unos 80. Días de debate y análisis de experiencias, iniciativas. Un acontecimiento rico que manifiesta el dinamismo de la iglesia diocesana y el funcionamiento de sus estructuras.. Días de comunión.

Tras estos días, la Jornada de la vida consagrada nos concitó a todos, religioss y sacerdotes en torno a esta fiesta.. Tuve una intervención sobre la condición de la vida religiosa y los restos que se plantean en clave de misión. Día de encuentro fraterno, buena ocasión para recibir también el sacramento de la reconciliación. Por la tarde la jornada terminó con la sesión del Consejo de Consultores del que formo parte. Muchos temas, algunos delicados, otros en torno a la celebración del Jubileo de la Iglesia  Universal y jubileo diocesano para 2025. 

El último punto era el relativo a la petición que hemos hecho los scouts de la cesión de un espacio, un entorno, para hacer el Centro de Formación Scout de la Lobaye. Como estaba previsto, el obispo presentó la posibilidad del antiguo hospital de Zomea. Un lugar precioso en la selva y de fácil y buen acceso desde Mbaiki. Por unanimidad se aprobó y yo feliz y contento por la decisión que permitirá una mejora grande en los próximos años de los scouts de la diócesis y seguro también de este país. Hay uno ya en las proximidades de Bangui, “Fontana”, bajo el auspicio de “Scouts et Guides de France”. La idea es hacer algo parecido de la mano de MSC-España. La idea sedujo en su momento al propio Comité Nacional de aquí, y este paso es el comienzo de su realización.

Tras el impass del domingo, que aproveché para acercarme a Bobua y Bangui-Bouchia para las celebraciones, donde gocé con su vitalidad y ánimo. El ofertorio en especie, abundante, lo traje para el Seminario. Al día siguiente dio comienzo el curso de RIAP, un curso organizado por la diócesis para los agentes pastorales que se incorporan de nuevo a la tarea de la diócesis. Somos unos 20, entre sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Temas de conocimiento mutuo, historia del país y su evangelización, momento presente, líneas pastorales de la diócesis y Plan Diocesano, conforman el objeto de estudio y comentario entre todos. Así que días de mucho, mucho movimiento que me hacen estar fuera de la parroquia durante estas dos semanas. La participación y compromiso laical hace posible esta ausencia formativa. Creo que estos flash son buen ejemplo de esta sinodalidad real y efectiva.


martes, 13 de febrero de 2024

BAGANDOU

 La verdad que no me dejan solo. Quiero pensar que además del atractivo del coche, para ellos toda una oportunidad, hay algo más hacia la persona del capellán y jefe scout… El caso es que me acompañan  siempre en mis salidas alguno de los miembros del consejo provincial, unas veces uno, otras dos, alguna tres o cuatro. Hoy he quedado en recogerles en el mercado y allí estaban, esperándome, portando sus uniformes y pañoleta de la Lobaye. De todos ellos, Maximin, el secretario provincial, es un joven que destaca por su cercanía y sentido común. Goza del reconocimiento y respeto del resto, autoridad que le otorgan sus cualidades personales. Está acabando el bachillerato y sueña con hacer Derecho.. Hemos hecho buenas migas.

Hoy el destino está cerca de M´baiki, Bagandou, apenas hora y media de coche, a unos 35 kms. La carretera no está mal para lo que acostumbramos aquí. Llegamos a un punto en el que, como en el caso de Mongoumba, hay que cruzar el río, la Lobaye. En esta ocasión el sistema es aún más rudimentario que aquél. Una paltaforma más sencilla pero igual de maltratada por el tiempo, que es arrastrada manualmente a estribor y guiada por un cable y polea a babor. Accedo a la misma con el 4x4 y la sitúo en el medio. Mi breve oración recuerda al Señor, que yo ya pedí para que el coche fuera una generosa realidad. Ahora Él que haga su parte, esto es, que esto flote, porque yo…… ¡no pediré para otro coche!

Bromas a parte, levamos las pasarelas y comienza el lento arrastre al concurso de una serie de jóvenes que en fila, agarran el cable que emerge del agua y van tensionando su longitud en medio de cánticos y al ritmo acompasado que marca uno de ellos. El avance es perceptible, poco a poco la orilla de partida va quedando más distante. Cada poco unos pequeños golpes reorientan toda la plataforma y muestran que el cable y polea de babor va corrigiendo  la singladura, afrontando la fuerza de la corriente del río. Este rudimentario sistema va dirigiendo su  trayectoria a pesar del arrastre del propio fluir del río, marcando una valiente línea imaginaria entre las orillas con su desplazamiento. El viaje son apenas diez minutos en los que la banda sonora viene dada por el grupo humano de un lado y un perceptible chirriar de polea por el otro. Atracados a la otra orilla, el viaje por carretera continúa con normalidad en apenas 8 kms. Finalmente aparece el poblado populoso de Bagandou, donde al borde izquierdo de la carretera una bandera scout indica el lugar del encuentro. Es la explanada de la misión de San Pedro.

La llegada les hace salir de todos los rincones en carrera y formar, al punto que al bajar del coche, un silbato me da la señal para acercarme al grupo y dirigirme a ellos con el saludo de “Scouts toujours!” , respondiendo todos a una “Prêts”.  Cordialmente le doy los buenos días a un grupo aproximado a una centena de scouts y guías. Les solicito unos minutos para saludar a los Padres. Me acerco a la misión y saludo al P. Kristof, sacerdote polaco de la diócesis de Tarnof, a quienes les está confiada esta obra. Saludo también al resto de la comunidad apostólica, formada por dos laicas polacas y cuatro religiosas combonianas, 3 italianas y 1 española. Escuela y hospital definen este lugar de Iglesia. 

Apenas tomado un café reparador, de aromática cafetera italiana, me encamino para la sala donde están todos ya reunidos. Me doy cuenta de la mayoritaria juventud de este grupo. Prefiero invertir el orden habitual y comenzamos con una serie de juegos “Peré-Legué”, “Bâton rapide”, “Serpent na abongo” para terminar con la universal danza del “minuet”. Mientras se han desarrollado los juegos, han ido registrándose… Me confundí por poco, son 96. 

La sesión de formación me permite, como hasta ahora he ido haciendo, ofrecrles las fichas que hemos hecho de Monico, la 0,1 y 2, quedando 3 y 4 para otra ocasión.

Atentos todos escuchan de mis labios la historia de Monico, su explicación y aplicación scout. Ejercicio exitoso de final recapitulativo. ¡Se han enterado! Acabamos con el juego del “Laberinto ciego”, donde me sorprende por sus habilidades y valor. Incluso me he colocado a modo de obstáculo improvisado, y me han sorteado sin problema.

La comida, que he hecho con la comunidad apostólica, tiene por objeto de conversación el encuentro de hoy, la fabulosa respuesta que entiendo es fruto de una característica evidente del grupo: su juventud. Les indico que me centraré en hacerles un seguimiento más cercano, porque será grupo piloto de “otra forma de ser scout, más scout, mejor scout”.

Satisfechos y contentos regresamos todos con la misma sensación de ver con entusiasmo cómo el movimiento se despereza y se ofrece a una nueva realidad que se nos presenta como responsabilidad y posibilidad. Bagandou ha sido un gran descubrimiento y será seguro una gran aportación para este resurgir.

viernes, 9 de febrero de 2024

KANGOYA

¡Que no cunda el pánico! Seguro que la entrada, “la carta” nos ha dejado un poco así. Eso significa que tenemos corazón. Yo estoy bien. Es verdad que la misión, como el resto de la vida, entraña estas páginas oscuras. Pero somos hijos de la luz. Es verdad que mi corazón está dolido, no tanto por el abandono inesperado ahora de quien sería mi compañero centroafricano en el ministerio, cuanto por lo que este abandono manifiesta: La necesidad de un acompañamiento de los curas jóvenes que evite una doble vida, en este caso de casi dos años. Es muy triste vivir engañado y engañando. Es muy triste también vivir con un drama interior y no poder, no tener a nadie cerca a quien confiarlo. 

Escucho en mi interior, “no tengas miedo, tú fuerte y valiente , no te desanimes, porque el Señor tu Dios te acompañará donde quiera que vayas” (Jos 1,9), “te basta mi gracia” (2 Cor 12,9).  Así lo creo y así lo asumo. La misión no es una excepción en lo que toca a lo humano. Así que a mirar el horizonte como Jesús: con confianza en el Padre. 

Tan sólo hace unos día, a mediado de enero, una llamada de Leticia me advertía de quien era y su pretensión. Trabajadora de Obras Misionales, quería una entrevista para la revista “Misioneros Tercer Milenio”. Desde que estoy aquí, diversos medios de radio, televisión, prensa y medios digitales, se han ido acercando a esta realidad desde mi experiencia y punto de vista. Quizá ésta, por ser la última, estimo es la visión más completa, y también la más cruda. Abandonada esa actitud primeriza de los primeros meses, donde ilusión, novedad y sorpresa eran un bálsamo, seguro más condescendiente, con esta porción del mundo y de la iglesia, ahora hablo en clave realista del desastre de esta tierra. A pesar de su dramatismo, no es categoría desesperanzadora alguna, cuanto diagnóstico de un cotidiano vivir al que no se acostumbra uno y menos se ha de resignar.

Si algo te enseña la misión es a ser paciente, a darle a cada cosa su momento y su importancia. Es verdad que experimentamos un gran contraste, cuando venimos de una parte del mundo donde todo es rápido y casi inmediato, a golpe de clic. La luz, el agua, el transporte, la comunicación. La catarsis no es claudicar de nada, cuanto hacerte consciente del momento que vives y dónde éstas  para concluir cómo debes vivir. 

Cuando llegué a Mbata, las carencias eran totales. Por no haber no había ni un enchufe en el que recargar teléfono, batería u ordenador. ¿Os imagináis, un día en vuestras casas sin un mísero enchufe? Dos meses después, tenemos paneles solares que nos dotan de energía, y  por tanto ya hay enchufes, y con ello cafetera, frigorífico y congelador. En las próximas semanas espero nos instalen ya la antena satélite para tener internet.  ¿Se puede vivir sin todo esto? Pues seguro sí, los aka viven en el bosque y del bosque sin nada de esto. La mayoría de la población lo hace a su modo de otra manera, pero la misión debe ser algo distinto. Vivir con ellos y como ellos no significa que tengamos que abandonar nuestro básico y austero modo de vida.

Abrazamos la pobreza en la alimentación, en vivir con lo puesto, en hacernos la colada diaria. No nos arredra entrar en sus casas, comer con ellos, acariciar sus curtidas, enfermas o sucias pieles y con ello sus vidas, pero no nos resignamos a que esa miseria tenga que ser adoptada como nuestro modo de vida. La simplicidad y sencillez no están reñidas con la dignidad y estima de uno mismo. La inculturación supone el respeto a su forma de vida, pero también estás abierta a una propuesta de mejora de las condiciones que la hacen de un modo más digno. De aquí la escuela, el centro de salud, el pequeño panel solar en la techumbre, la moto, la radio, el jabón,… No hay imposición ni rodillo alguno, simplemente una oferta a vivir hoy con unos mínimos propios exigidos por nuestra condición humana y social en la actualidad. De no ser así, ¿por qué la mayoría abandona sin pensar demasiado el medio rural y la selva y se adentran al enjambre de las ciudades, al punto de reconfigurar la geografía social africana? Este éxodo para nada supone una mejora en su calidad de vida, más al contrario contrae no pocos inconvenientes y problemas añadidos, (delincuencia, superpoblación, escasos índices de calidad de vida, paro, violencias, prostitución,…).

Esta entrevista refleja mi visión del país, sus problemas y retos y el valor de una presencia que transforma sobre todo corazones con la esperanza de que ellos también lo harán después con aquello que forma parte de sus existencias. Aquí el principio pedagógico no es dar nada gratis, al contrario, todo requiere de su participación siempre conforme a sus posibilidades. 

Crítico a tanta presencia inútil y tanto programa de desarrollo que, perfectamente diseñados y dotados, desembarcan como una realidad externa que pretende cambiar la realidad a golpe de ayudas, cuando el principio de cambio deviene por el convencimiento de quienes son los protagonistas y destinatarios de sus vidas, aquí y ahora. La misión es una realidad feliz, pero difícil. La misión, es verdad, siempre es algo más que una diagnosis, es una intervención, pero en cualqUier caso difiere mucho de las realizadas por otras entidades benéficas y por las que quizás no lo son tanto.

Está claro que el principio activo de la misión es la vida conforme el Evangelio, alejado de esa bebida alcohólica autóctona, extraída de la palma y popularmente extendida con la que he titulado esta entrada. Este líquido áspero reúne en torno suyo por todos los rincones de los poblados a la población para adormecerla en la modorra del hoy y así, no de otro modo, plegados al destino, sin expectativa futura. El Evangelio, más en misión, no adormece, si no que despierta y pone en pie. En esa actitud me encuentro, despierto y puesto en pie, así que ¡tranquilos!, a pesar de todos los inconvenientes, estoy muy bien. Ya sabíamos cuando nos embarcamos en esto. que no sería fácil. La misión, no es nuestra, sólo nos uncimos a trabajar en ella, pero le pertenece a Él. 



lunes, 5 de febrero de 2024

LA CARTA

Aquí estamos los dos, sentados en un banquito del oratorio de casa que apenas hace unos días hemos terminado de pintar. Una recreación de una obra del, precipitado al abismo por el mal, Rupnik. Una obra preciosa en uno de los muros de la iglesia de San Ignacio en Manresa. Hemos hecho una reinterpretación de algún detalle, al margen de la gran diferencia del resultado final entre el original y el nuestro, pero porque es nuestro, nos ayuda a poner ante nosotros en la oración una imagen del misterio de la fe.

Cristo crucificado, vestido de sacerdote, recogiendo la antigua alianza y estableciendo la nueva y definitiva, nos muestra su gran herida del costado, herida de redención. Habiendo cumplido todo en su vida, se ofrece en mirada al Padre. María a su lado nos señala la llaga como objeto de fe y salvación. María serena y en pie, como la Iglesia, junto a Jesús es el único personaje que nos mira. San Juan mira a Cristo, a la par que le señala. Él como modelo de creyente y discípulo, le contempla e indica y sostiene en sus brazos el Evangelio, como estímulo apostólico. Al fondo una gran puerta, la puerta dorada de Jerusalén que nos recuerda la condición de Jesús como el Mesías, el enviado, que a su vez nos envía. 

Toda esta escena está construida sobre la negritud de una roca abierta, el Gólgota, que hace referencia a los relatos de la Escritura, tinieblas, cortina del templo rasgada, piedras rajadas, tumbas que se abren…. (Zac 14,1-21; Ez,37; Dan 12; Mt 27,50-51). El río de sangre resultante de esta herida en la tierra, alcanza al propio sagrario, como lugar de la presencia y actualidad  de este Jesús sacramento, en la Eucaristía que alberga. Este ambiente de vida profunda, vida resucitada, aparece flanqueado por dos personajes arrodillados. El gran evangelizador de África, Daniel Comboni y el primer santo africano, Carlos Luanga, (en el original son dos legionarios romanos).

Esta escena, recién estrenada por nosotros, es testigo de una entrega difícil. Una carta ayer confiada a mi persona y que ha estado hoy en las celebraciones dentro del misal que he utilizado en este domingo en Bobua y en Bouchia. Una carta que comunica a Dieubení, hasta ahora vicario parroquial, su condición como suspendido a divinis. 

El desencadenante inesperado ha sido el hecho de que una joven se ha presentado en casa del Obispo el martes pasado para denunciar que tiene un niño de poco más de un año con él. Admitido por su parte, el procedimiento ha sido simplemente cumplir el protocolo establecido para ello. Ante lo inevitable, él ya me lo indicó el jueves sin saber que el Obispo ya me lo había comunicado el mismo martes por la noche, supone el principio del fin del ejercicio de su ministerio.

Es una situación muy difícil para mí. Un proyecto de vida sacerdotal y pastoral compartidas, que apenas iniciado, lleno de ilusión también por su parte, tiene que replantearse. Una vida de equipo que en estos primeros compases ya había mostrado el diferente proceder de lo que en estas latitudes acostumbran, donde el párroco es la autoridad que verticalmente ordena al vicario quien sólo se contenta con obedecer. 

Yo, amparado de momento en la seguridad de sus conocimientos sobre el terreno parroquial y en la lengua, ahora me veo en primera línea, en verdad mostrenca, de la realidad que me circunda, sin colchón alguno de seguridad.

El caso es que le he explicado todo con cariño y despacito, pero con mucha pena. El alcance del hecho y el calendario inminente de su cese. Aún está en una nube en la que los acontecimientos hacen cola para ser primero vividos antes que interpretados.  La próxima semana cesará y la siguiente explicará su abandono a la comunidad, para después él, iniciar una incierta vida. Por mi parte yo, comenzar con José Antonio un proyecto algo diferente de lo inicialmente planteado.

Ahora lo que toca es estar cerca de él y poner humanidad a una, por otro lado muy entrañable carta escrita para él por el Obispo. Pero este estilo no resta nada a la crudeza de su contenido, ni merma las consecuencias que de este hecho se derivan. 

De este modo, y mirando ambos la imagen antes descrita, somos conscientes que cuando el hombre cierra una puerta, la muerte de un inocente, Dios abre dos, el perdón y la vida evangélica. Un reto para todos. La diócesis que se queda sin un sacerdote en su ya exigua lista de seis nativos. Él que debe afrontar un horizonte muy diferente. La parroquia que pierde un pastor entregado. Yo que ante esta pérdida me veo abocado a poner todos mis sentidos y cualidades a lograr esa integración que de otro modo hubiera sido más estacionada…


Con esta pérdida, perdemos todos y nos alerta a poner cada día nuestras miserias, silencios, miedos y torpezas en Quien sabemos nos ama y nos sostiene. Que el Señor le acompañe y sea siempre en nuestra entrega, alegría y fortaleza.

jueves, 1 de febrero de 2024

MONGOUMBA

El día comenzó, como siempre, a las 6:00 con la celebración de la Eucaristía. Antes, a las 5:00 habíamos hecho el desayuno. Estábamos en camino a las 7:00. Nuestro destino es Mongoumba y el propósito era encontrarnos con scouts de ese sector y de Batalimo.. La carretera mejor de lo esperado. Tras las lluvias la han arreglado, nivelado y hecho dos bypass en las zonas aún empantanadas, una de ellas donde quedó el Cardenal en Diciembre. Tras una hora de camino, topamos con el río que es preciso atravesar en barcaza.

Una maltratada y vieja plataforma, llena de golpes por todos lados, cuya superficie está formada por tablones de madera. Todo esto es arrastrado por una cabina  remolcadora cuyo timón vibra exageradamente al ritmo de un motor de gasóleo. Dos destartaladas y pequeñas plataformas de acero dan acceso a los vehículos a la misma, previa la disposición de una madera que salve el desnivel entre la orilla y la propia plataforma.  Subimos el todoterreno y, situado en el centro, creedme, pedí en la oración, que esto flotara en verdad, porque no pediría para un segundo vehículo. El paso es rápido, en apenas tres minutos. La maniobra fácil. Unas veinte personas forman el pasaje. He pagado 5000 francos, unos 7,5€. Incluye ida y vuelta y el gasto de los pasajeros, que no ha pagado ninguno. En la breve travesía, pregunto si por aquí pasan también los enormes camiones cargados de madera que veo pasar por M´Bata con dirección a M’Baïki. La respuesta es afirmativa. No se si me tranquiliza o me inquietas aún más. 

Atracamos y salgo despacio, retomando de nuevo a quienes me acompañan ya en la orilla. Son: Jesús, jefe del Distrito scout de M’Bata. Patrick, jefe del Sector de Molangue y Maximin, el Secretario  Provincial de la Lobaye. También viene Ben Sirac, el Stagier que está con nosotros, natural de Mongoumba y que hace 3 años no visita a su familia a cuenta de su itinerario de búsqueda vocacional con los franciscanos. De todos ellos, el más despierto y capaz es Maximin. Joven alto y espigado que come como un regimiento y lo que le pongas. Vino la víspera a casa, porque él reside en M´Baïki.

Llegamos a nuestro destino, explanada de la Iglesia de san Jorge, foto de familia ante el santo patrón scout. Saludamos a la comunidad de Combonianos y a la de laicas.. Una acogida muy calurosa y fraterna. Les hemos llevado unas piñas, riquísimas de nuestra plantación de M‘Bata. De repente empiezan a salir niños y niñas, chicos y chicas, jóvenes, por todas partes, con sus distintivos scouts y nos reunimos en el espacio denominado anfiteatro, un espacio que se inició para ser la iglesia y se abandonó… el caso es que la llenamos hasta la bandera. ¡Más de 300 scouts!. Comencé la sesión de Formación, como siempre hacemos en estas jornadas, después unos juegos y finalmente  el registro de cada scout en su sector.

Tarea ardua pero que ya va dando sus frutos, se están animando y salen scouts de debajo los Bambúes…Por el momento tenemos registrados a unos 900. Es importante que tomen conciencia y que se esmeren en depurar todo aquello que no es scout, fruto del abandono que han sufrido durante mucho tiempo. 

Una jornada memorable, llena de sabor y de bullicio de guías y exploradores que buscan salir quizá de un mundo que no les convence del todo y se abren a la experiencia iniciada por B.P. de encontrarse con uno mismo, con el entorno (social y natural) y con la dimensión espiritual. Un reto que ha de superar también todas esas adherencias que han dado una imagen distorsionada del Movimiento.  El trabajo con ellos va en esta línea: Formación y Método Scout. Un impedimento, que no es insalvable de momento, es la opción de país de un movimiento segregado. De hecho yo soy capellán sólo de los scouts, una religiosa africana, Soeur Brunelle, es la acompañante de las guías. 

Como dicen aquí, “lege yeke yeke”, el camino poco a poco. Seguiremos aprovechando la época seca para visitar al resto de grupos y conocer sectores. La programación que he hecho me llevará hasta el 23 de marzo, y habré recorrido y conocido todos los grupos. Un esfuerzo que valoran y agradecen. Ya sabemos, “scouts siempre listos para servir”.