miércoles, 30 de agosto de 2023

EL CHÓFER DE LA MEMORIA

 Me dicen es el anciano del poblado y que es un sabio. La experiencia acumulada en su vida es admirada por todos y por todos recurrida en algún momento como fuente de consejo. Me está esperando y nos sentamos en uno de los laterales de la gran explanada en la que ahora juegan al futbol pero donde, me dice él, estuvo antes la escuela parroquial. Un hombre menudado por los vaivenes de su historia y que le han impreso en su curtida piel señales, para que recuerde y no olvide. Diría que su vida está escrita en su piel, ahora matizada por la edad a modo de paño húmedo.

Se llama Komet y ha sido casi todo en la vida de la Societé. Empezó como obrero, después como conductor de camión y más tarde como chofer particular del director de la misma. Sus ojos se abren con apasionamiento cuando me habla de los ricos cultivos que aquí se daban, sobre todo del café y del caucho. Finalmente madera. El grupo incorpora en torno nuestro a hombres, jóvenes y niños, todos expectantes. 

La redondez de sus ojos torna cuando pasa a contarme, lo que siempre me he figurado a este respecto, el maltrato recibido por la empresa a él y a todos los que a ella dedicaban su vida y su trabajo. Unos salarios ya entonces irrisorios, insultantes para quienes tenían con ello que mantener familias numerosas.  Un trato personal ofensivo y en tono humillante que les imperaba por doquier quién era el amo y quien el siervo. 

Digamos que en estos lances y tratos unos perdieron la autoridad y a los otros les usurparon la dignidad. Escuchándole pienso en mi interior acerca de la leyenda negra hispánica…. ¿Cómo sería la leyenda colonial africana si la tuviéramos que escribir? Una brizna de ira se dibuja incluso en su afable rostro cuando llega al final de la historia. “Tras la huida de esta sociedad, los paisanos quemaron las plantaciones y arrasaron con todo vestigio de ello, edificios, instalaciones, etc,”. Me va enumerando, con fotográfico detalle, todo lo que se echó a perder: árboles, depósitos, casas, talleres, maquinaria, teléfono,… todo venido a la nada por la ira como respuesta a una desconsideración de personas vendidas a la avaricia, que aún pervive, me cuenta, en las explotaciones forestales de árabes sobre todo.

¿Dónde estaba el sueño del que le hacía partícipe su padre, cuando le hablaba de los misioneros, el P. Lejeune y el P. Kandel, cuando llegaron hasta aquí cargados de ilusión para acompañar en el desarrollo a estas gentes, sus tierras y cultura?.  Tras escucharle me felicita por haber venido, él sabe un poco cómo es el mundo más allá de estas fronteras y venir, me dice, es tenernos en cuenta. Me advierte que encontraré a gente de su pueblo, mayoritariamente de la etnia de los Bofis aunque también los hay Gbaka, Mbati, Gbaya, que quizá no se consideren a si mismos tanto como yo lo hago, como misionero. Le hablo de mis lecturas al respecto de la SAFA y SCAD. Fechas, filosofía de las sociedades coloniales… me corresponde con su atención y asentimiento silente de cabeza. Al final me estrecha emocionado, en un abrazo. Sus ojillos le delatan. “Nadie, tampoco de los suyos me dice, se ha interesado en saber lo que yo le he participado en un momento, y es la historia de este pedazo de mundo”. Una tarde de diálogo, en la que con humor me despide diciendo que para ser Bwa, he  escuchado demasiado y hablado más bien poco… No es lo normal en su gremio, apostilla. 

Mis pasos me conducen a la capilla de las hermanas para la oración de vísperas a la que hoy acudo lleno de vidas e historia, abusos, avaricias, iras y firmemente convencido del mutuo valor terapéutico de la cercanía y la escucha.  


sábado, 26 de agosto de 2023

EL NIÑO DEL ESPEJO

Su nombre indica que “puede con todo”. Acaba de venir de la selva interior, de la campaña del “macongo” con su familia. Apenas ha aparecido por el poblado, se ha acercado a la iglesia para ayudar a misa. Arrastra una tos que seguro habrá contraído en el seno del bosque, tras vivir un mes allí bajo unos ramajes que apenas le habrán servido para protegerse de la abundante lluvia caída estos días. Su hermano más pequeño le acompaña siempre, también lo hace incluso al grupo de monaguillos.

Pancrace, ya sabéis, es mi guía en los paseos por los contornos. Vamos hablando y a la par compartiendo sus gráciles pasos con la frescura de sus palabras. Cuando no le entiendo, se pasa al francés. Porque Pancrace ya habla en un tono más distendido y más fuerte. Ha superado la timidez de los primeros días que apenas le hacían tener un tenue filamento de voz que resultaba imperceptible. Un niño jovial, cercano a la vida de la Iglesia. Hoy en la Eucaristía comulgó el primero, como hacen los monaguillos, y él tenía el servicio de la credencia. Tras comulgar, llegó a su sitio y sentado con la mirada baja, se mantuvo concentrado en Quien acababa de recibir en su interior. Ante tal escena, yo mismo me acerqué a la credencia y tomé el agua para purificar el cáliz. Quizá lo que se hubiera esperado del monago es que estuviera atento a cualquier mínimo movimiento que requiriera su servicio. Pero Pancrace, escogió la parte mejor, dejando las inquietudes para otros o para más tarde. Se mantuvo dedicado en intimo silencio a la oración.

Su papá togolés, maestro de obras. Dicen era de los buenos. A él se deben algunas cosas de la parroquia en M´bata. Desarrolló la enfermedad africana por antonomasia a cuenta de la guerra que tras sumirlo en parálisis, acabó por llevárselo. Para colmo de desgracia, su madre infectada también, moriría poco después. La abuela se hizo cargo de ambos pequeños. Estos detalles me los contó el obispo al traerme a finales de junio al poblado. Datos sugeridos al paso del todoterreno  por la puerta de su casa. Yo aún no le conocía. Al acabar este año su quinta clase en la escuela parroquial, pidió entrar el curso próximo al Seminario Menor en M´Baïki.  Hoy le han comunicado mediante una carta con todos los detalles que  ha sido admitido Ya sabe el día de comienzo, las cosas que ha de llevar, entre ellas ropa y una biblia. La carta concluye con el pago del curso completo: 128.500 frcfa,  unos 196€. 

En Pancrace, he visto a un niño que un día quiso ser misionero. Un niño que fue feliz en un seminario, también en rojo ladrillo. Un niño que creció de la mano de Quién un día pronunció su nombre. En él he visto el deseo tierno y sincero de aquél niño que hoy ve con creces recompensado su latido. Un niño que tuvo más suerte que él al vivir y compartir con sus padres este ministerio. Un niño que también precisó ayudas para lograrlo. Agradeciéndolas, un día, ajustó las velas del cascarón de su llamada y se lanzó a mares más amplios, asido suave y fuertemente por Quién contó con él desde el principio para esta tarea. Un niño que no quiere dejar de serlo nunca, aunque sólo sea un poco. Un niño que se ha encontrado con otro y en sus miradas se ha cruzado misteriosa y silentemente una pregunta: “¿qué puedo hacer yo ahora por ti?”. Pancrace está contento, quizá preguntándose cómo será el seminario, su litera, sus compañeros… Pancrace lo tiene ahora ya todo ahora para ceñirse e ir donde quiere y, todo también para un día quizá dejarse ceñir y afrontar nuevas y amplias sendas.

jueves, 24 de agosto de 2023

MI SOMBRA

No se quien ha sido de vosotros pero en algún momento alguien me ha dicho “¡adelante con el campamento!” intuyendo que esta experiencia de ahora tiene algo que ver con esas vivencias pasajeras con niños y jóvenes en medio de la naturaleza, que han marcado felizmente también mi vida como sacerdote. Hoy lo traigo a la memoria y os cuento el porqué. 



Ha sido una noche de infernal violencia lumínica, donde un relámpago no ha dado tregua al siguiente en su incesante suceder. Lluvia desbocada y racheada por el viento toda la noche. A las 5:00 rezo laudes en el oratorio de casa como todas las mañanas. Preparo las lecturas y me encamino a la iglesia para comenzar la eucaristía a las 6:00. Hoy apenas tres niños, un joven, dos mamás y tres religiosas. Comienzo la Eucaristía y en la homilía, una sucesión de truenos hacen que el agua a trombas acallen mi voz, y en adelante sigan la misa sólo guiados por mis gestos. Ruido ensordecedor y goteras por doquier. Acabo de añadir el vino y casualmente percibo una generosa gotera sobre el cáliz que preparo y sostengo aún mis manos Hoy ha sido así el mixtión, desde el cielo. 

Tras la eucaristía, el agua corre por todas partes y tras larga espera al amparo de sagrado, en una pausa, les propongo a los niños y al joven desayunar en casa. Lo hemos hecho como si fuéramos los canónigos de Letrán que dieron origen a esta misión. Después, en vista que la cocinera no podrá venir, y tampoco Paul, el profesor de sango, le pido al joven me ayude a hacer fuego para dejar puesta la comida. Uno piensa que lo sabe todo, pero viéndole… De dos golpes trocea un tronco seco, coloca tres piedras y me pone algo de carbón vegetal. El fuego queda encendido y la comida “a la lumbre”.

Todo esto me ha dado pie a pensar después, mientras he dedicado la mañana a limpiar mi habitación, el baño y alguna otra estancia, sobre la soledad del misionero. Dicho así que nadie piense en algo triste. No. El/la misionero/a es una persona de Dios y por tanto de encuentro, de familia, de gentes. Pero de igual modo hay tiempos en los que esos momentos son tuyos y de nadie más. Donde experimentas que Quien te ha traído hasta aquí te acompaña misteriosamente como si fuera tu propia sombra. Hay ocasiones donde no hay nadie más. Instantes en los que la interioridad respira profundamente y se oxigenan los tuétanos y junturas del espíritu, diría también el autor de la carta a los Hebreos.

Son momentos en los que estar en soledad no significa “solamente” estar solo. ¡Sientes como nunca el respaldo, la presencia y el apoyo de tantos…! Estar sólo no da miedo, porque es haberse uno, consigo mismo. Recuerdas en estos momentos a tantos y tantas que han hecho de este modo de vida, para ti ahora pasajero, algo estable y duradero en su búsqueda de Dios. Para el misionero es importante contar también con estos momentos. Por cierto en sango, Espíritu Santo se dice “Yingo-Gbya”, esto es, la “sombra del Señor”. Para un biblista esta expresiones precisa y preciosa porque permite entender mejor Quién es Él. De este modo te sientes próximo al que luchó con Jacob, al que acompañó a Elías, al que en la intimidad llenó de Dios a María, al que hizo salir de la timorata experiencia al anuncio de la buena noticia. La sombra permite comprendernos a la luz de toda una historia y ésta de salvación. Sabernos, etéreamente acompañados y sostenidos incluso en estado de campamento.

lunes, 21 de agosto de 2023

BIAFRA

Recuerdo esta palabra en labios de mi madre a las horas de comer frente al infantil capricho de quien un día estaba sentado ante un plato y ahora lo está ante un ordenador. Nos afecta a toda una generación, no se si como estímulo moralizante o como temor a las consecuencias de no comer lo que te servían. Biafra, supuso quizá en aquél momento, el primer esfuerzo globalizado de comunicación e interés por el continente africano, que poco a poco se despertaba, a golpe de guerras civiles, de una larga pesadilla colonizadora, para sumirse de nuevo en otra noche de miedo, de la que aún creo no ha despertado. ¿Quién habla hoy de Biafra? No existirá como país, pero sí como realidad continental y mundial.

Biafra era el icono de una hambruna y una violencia que especialmente se cebaban con los más pequeños. Según los historiadores, supuso la primera gran crisis humanitaria del mundo tras la II GM y el surgimiento de iniciativas humanitarias sin fronteras, amplificadas por el alcance e impacto mediáticos. Acostumbrados a cuantificar para dimensionar un problema olvidamos que un millón de niños perecieron en aquella crisis que asoló Nigeria en el puente entre décadas de los ’60 y ’70. Quizá a mi madre, como a tantos en España, el hambre sacudía especialmente las conciencias y era evocación reciente de una época nada añorada.

Mi inspiración sobre esto ha sido venir del hogar infantil de educación nutricional que regentan las hermanas a escasos metros de la parroquia. Una quincena de niños enfermos. No tienen ganas de jugar. Tendidos en esteras a la sombra, envueltos en sus quejidos y en un llanto “piano” permanente. Cuerpecitos, vientres y miradas no propias de niño, no propias de nadie.  Diagnosticados, les administran diversos fármacos, cuya toma a la hora convenida, se convierte en el despertador dramático de cada melodía infantil, elevando al unísono un polidramático clamor al cielo.  Junto a ellos, sus madres. Aquellas niñas que jugaron un día a ser mamás antes de tiempo. Aquellas que quisieron ser esposas y no han sido correspondidas por los varones, en un mundo aún demasiado condescendiente con éstos. Madres sin ganas de vivir pero que arañan a la vida cualquier resquicio para sus pequeños. Mujeres  que envueltas en un vistoso paño de coloridos africanos, esconden una humanidad exprimida, al punto de no poder si quiera dar el pecho a sus hijos. Aquí se las reeduca en lo que nadie le dijo y tampoco pudieron o supieron hacer. Y todo esto a unos pocos metros de casa, donde reciben de las hermanas y del personal del centro, la acogida, el apoyo, el remedio, todo ello necesario para que quizá se realice el milagro.

Una lona, no ajena al paso del tiempo, revela que ha sido programa sostenido otrora por entidades de postín. El aspecto que presenta dicho cartel es expresión de una colaboración inexistente. Alguno de los “partners” han construido a escasos metros una escuela de colores identitarios, que más allá de inaugurarla, nada. Seguro que la memoria de dicha obra reposa en algún despacho lejos, con todo muy bien justificado. De todos modos si no funciona el centro de nutrición de las hermanas, no se necesitará tampoco escuela.  Una inesperada frivolidad como fin. El buscador, al menos a mí (puedes probar tú también), al escribir Biafra me ha volcado unos resultados, advirtiendo: “quizá quisiste buscar viagra”. La obscenidad del hambre llega a estos extremos en un rincón del mundo donde más de la mitad de su población está en “riesgo severo alimentario”, esto es: “pasa hambre”.

viernes, 18 de agosto de 2023

ADRENALINA

Prometía ser un domingo normal. Estoy solo en la misión estos días. La Eucaristía, como de costumbre en sango y la homilía en francés. Los jóvenes me esperan a la salida y me dicen: “Padre, cada día mejor”. Entre los cumplidos percibo, con normalidad, un atisbo de verdad del que soy consciente también yo mismo. Me comunican que me esperan esta tarde para un partido. Pidieron un balón de verdad y ayer lo estuvieron preparando aquí en la misión. La mejor manera de agradecer el esférico  es ponerlo en terreno de juego, verlo serpentear por entre las piernas, rodar y rozar la pradera, buscando una jugada bonita mediante la que cruzar esas estructuras muy sencillas en madera: las porterías. 


Gran expectación se va creando ya a primera hora de la tarde. Juegan los jóvenes del poblado contra los jóvenes de la selva, esto es: “Kodro versus Gbäko”. Muy protocolarios, calientan unos y otros. Unos juegan descalzos con el pie desnudo, otros con calcetines, la mayoría con chanclas de playa, y alguno, los menos, tienen deportivas. Piden foto de rigor, escuchan las instrucciones del árbitro y se dan la mano. Da comienzo el partido. Los de la selva se han traído un grupo de chicas que, “en modo animadoras”, bailan, corean y gesticulan todo el tiempo conforme su equipo hace avances y logra alguna incursión en territorio contrario. Me parece increíble verles jugar tan bien y tan rápido con tan exigua equipación, especialmente en sus pies. Entre ellos, sin orden alguno, camisetas de equipos españoles, franceses y alemanes, sobre todo. Carreras, juego aéreo y… el primer gol. Se adelanta en el marcador la selva. Gritos y saltos en las ensordecedoras animadoras y gran parte de los pequeños. 

A menos de cumplirse la media hora, un lío en el área de la selva. Los del poblado reclaman penalti. El partido se detiene. Comienza la efervescencia de las palabras que da paso a los empujones y…. lo que no se debe de dar nunca y menos en el deporte. La competitividad pone a prueba a estos jóvenes de presurizada agresividad contenida. El ambiente hostil contagia a los espectadores, la mayoría niños, que comienzan también a pelearse y luchar entre ellos. El árbitro, me dice que se va y que si puedo… haga algo. ¿Yo? ¿Qué puedo hacer? Me acerco  y les digo que el fútbol es sólo eso, un juego y que la clave es el encuentro y la diversión. Calcada homilética deportiva de los unos para los otros.

Tras cuarenta y cinco minutos de pausa forzada, acuerdan cambiar de árbitro, y comenzar de nuevo, poniendo a cero el marcador que da paso a un buen juego, rápido, a la par que duro. Con bonitas jugadas se llega al fin de la primera parte. Comienza enseguida la segunda. Tenso, pero juego brillante. Se produce una entrada fuerte con el resultado de un joven herido en la rodilla por contusión. El partido se disuelve abruptamente de esta forma. Le aplican hierbas antes que llegue el Dicoflenaco.  Una tarde que da que pensar acerca de la bomba de relojería sobre la que vive cada joven de este país y cuya cuenta atrás se activa al menor roce. Importante la labor de mediadores y quienes ostentan ascendencia moral sobre ellos. La misma que cada uno de ellos tiene contraída consigo mismo y con los más pequeños. Una tarde  que no ha sido de gran evasión, si no de gran polvorín humano, epinefrina social concentrada. Por cierto, el marcador fue 0 a 0. El deporte impuso su justo veredicto, al menos en esta ocasión.


lunes, 14 de agosto de 2023

¿FASTOS O NEFASTOS?

13 de Agosto, día de fasto nacional.  63 años desde que en 1960 este país soñó con conducirse por sí mismo. Un deseo muy noble y digno cuya consecución quizá diste aún de haberse logrado en la actualidad. Aunque la cosa empezó un 1 de diciembre de 1958. Dos años tuvo en lista de espera la metrópoli gala a esta Ubangui-Chari a la que esquilmó colonialmente con contratos a sociedades comerciales (SAFA;SCAD;..). Años en el que la injerencia ha sido constante y escandalosa hasta hoy. Un territorio tan grande como la propia Francia, entre un inmenso Chad al norte y un vasto Congo al sur. 

B. Boganda, primer sacerdote nativo, es también el padre de la patria.  Desde 1960 ostenta este título en la, desde entonces, República Centroafricana, nombre nada original y que a menudo lleva a confusión. Cuando dices que estás en Centroafricana, muchos te siguen preguntando, “ya, pero ¿en qué país?”. 

Como todo mito fundacional, se necesita algo que le permita perpetuarse en la memoria gloriosa y atemporal de un colectivo. RCA lo encontró con la muerte de Boganda en un extraño accidente aéreo (1959), aún bajo tutela colonial. Y como en un manual de historia, los dos ministros del malogrado, entraron en pugna. A. Goumba y D. Dacko lucharon por un poder único que, como siempre también, acabó alcanzando sólo uno de ellos. Será el segundo, gracias al apoyo de la ladina Francia, quien establecerá un régimen de partido único desde 1962. Y como también siempre ocurre hasta en los cuentos, un allegado del presidente, le arrebatará el poder. Será B. Bokassa, quien comenzará una dictadura en 1965 , en la que él será coronado emperador al mejor estilo napoleonico, a falta sólo de haberlo hecho inmortal el propio Delacroix.

Y como también siempre ha sucedido en la historia, quien le apoyó, le acaba a la postre derrocando mediante golpe de estado. Se repone a Dacko y poco después, por el mismo medio será depuesto por A. Kolingba en 1981. Tiempos duros de junta militar, imposición de constitución, boicots y violaciones de derechos humanos. En 1992  el régimen acepta la tutela de la ONU y se convocan elecciones democráticas a celebrarse un año después, en 1993. Resultó elegido uno de los opositores, F. Patassé a quien  en 2003 derrocará  a su vez su jefe de estado mayor, F. Bozizé, imponiendo su nueva constitución. De 2003 a 2013, proliferan numerosos grupos políticos, cuyo denominador común, será el que más allá de los idearios, todos son grupos armados. 

En 2013, la primera ola horrible de guerra civil sume al país en un caos mayor que el de Ruanda, del que el mundo no ha tenido apenas conocimiento. Ingobernables mandatarios se suceden e incluso se simúltanean. En 2014 de modo transitorio y por intervención también de la ONU, será una mujer presidenta: C.  Samba-Panza. Años de segunda y más terrible aún ola bélica y en 2016 resulta elegido el actual presidente F. Touadéra. Tiempo en el que grupos militares de todo tipo campan a sus anchas, a pesar de una ingente presencia de cascos azules y de diversos acuerdos de paz (2013.2017). El collage del caos de este rico país se ha visto incrementado con tropas rúandesas y mercenarios rusos, a quienes no podemos ni mirar y aún menos fotografiar. Unos y otros están bajo pretexto de contener a la pléyade de milicias. Francia abandonó la escena en 2017, dejando a un lado el principio de “nobleza exige” que quizá  no  tienen a gala la diplomacia de los de “la grandeur”. Y en medio de todo esto, la población civil, que ni sabe ni quiere entender esta breve, convulsa (al estilo de la de sus vecinos) y nefasta historia que hoy está mandado “fêter”. Quizá para ellos celebración, es hacer hoy lo mismo de ayer e idéntico de mañana: sobrevivir.

viernes, 11 de agosto de 2023

https://www.youtube.com/watch?v=-c9-poC5HGw

Cinco días con ella, la hacen merecedora de una entrada, 

Todo barrunta que va empezar. El inicio es como si tuviéramos nuevos vecinos recién mudados en el cielo. Ruidos como de cambiar muebles y arrastre de cajones. Lejanos primero. Mientras, apenas sin percibirlo, a cada instante, todo se va tiñendo de gris en un amplio haz de matices. Conforme el rugir es más frecuente y cercano, de repente todo calla y comienza una quietud en la se percibe un suspiro que viene, también de lejos, acariciando árboles, ramas y hojas de la selva. Progresivamente se va haciendo más y mas severo, ahora ya es viento que sacude todo a su paso y cimbrea hasta a los más veteranos de la espesura. Primero uno, después otro…, fogonazos que iluminan todo aquí y allá, y ahora sí, la sinfonía se llena de estruendos, truenos y descargas eléctricas.  Otro compás de silencio, a modo de indicación para despistados que quizá no han reparado en las señales ya dadas. Entonces, después de este introito, comienza de veras la tormenta.

Enormes gotas esporádicas, que salpican caprichosamente toda la alfombra vegetal que, dan paso a un continuo de lluvia más menuda. Un olor característico de frescura y limpieza lo invade todo. Fiesta para todos los sentidos. Cortinas de agua fina muy abundante provocan el bullicio de techumbres y tejados, la mayoría vegetales o en chapa y todo es ya sonido que invade el espacio con su tono cuasi metálico. Descuellos de luz y cañonazos celestes por doquier al punto de sobrecoger al más valiente. Suaves, lejanos, cercanos, terribles… El bosque se ilumina y se refleja en las casas y en los rostros de quienes, asomados, contemplan el espectáculo. Y entonces, como si se tratara de un guión de fallas, arrecia el ruido, los destellos y el agua, como la “mascletá”, pero tardará en llegar. Mientras, la protagonista es el agua que comienza a intensificar su caída, al punto de parecer que ciertamente las nubes del diluvio las tenemos sobre nuestras cabezas. Horas y horas de trombas que parecen no agotar las aguas de arriba del espacio, diría en el autor genesíaco. 

Horas que hacen rebosar las grandes heridas de caminos y praderas, otorgándoles para la ocasión la condición de charcos y lagunas, que lejos de sanarlas, las laceran aún más. Por caminos y carreteras discurren, a merced de sus inclinaciones y desordenados desniveles, brava y libremente, las aguas tornadas sanguinolentas al contacto con estas tierras rojas en verdad. Horas que parecen tener más minutos de lo establecido. Hasta que en un  instante también, la intensidad se va reduciendo, indicando que estamos ya en el movimiento final de esta sinfonía estacional que abarca de abril a diciembre: la época de las lluvias. 

Y de este modo, fiel a su consuetudinario pacto, el agua se somete de nuevo a la normalidad, abandona su presencia desmesurada y vuelve a esa fina, suave lluvia, con la que dio también comienzo, hasta que todo desaparece poco a poco. El final es indicado ya solamente por el exiguo goteo de tejados y acanaladuras que vierten el postrimero regalo del cielo que aquí llaman “Ngu Nzapa”, esto es: agua de Dios. Y porque es de Dios, viene casi a diario a visitarnos. Y porque es de Dios llena todo de vida y hace brotar ese verdor, también en inmensas tonalidades, con las que viste a la selva. Y porque es de Dios, por muy oscuro que esté el cielo, siempre se abrirá de nuevo en horizonte lleno de luz y claridad que a su vez acogerá mañana la lluvia como lo que es: un don de lo alto. 

(Activa el enlace que titula esta entrada, con los dos primeros minutos, lo entenderás aún mejor.)


martes, 8 de agosto de 2023

EPPUR SI MUOVE

Yo quisiera hablar del lobito bueno, de la bruja hermosa y del pirata honrado. Aquél poema de J. Agustín Goytisolo de pegadiza e infantil melodía que los más mayores recuerdan con Paco Ibáñez y muchos lo hacemos con Rosa León. El caso es que me sirve su final para esta entrada de hoy: “un mundo al revés”. Sí, así es, un mundo “patas arriba”, decimos coloquialmente.


Referéndum. Hoy han dado a conocer los resultados del celebrado hace una semana y en el que entre otros cambios en la constitución, estaba el de no limitar tiempo al mandatario, facilitar el “ad perpetuam tiranii memoriam”. Dicen ha participado casi el 60% de los votantes y de ellos sólo un 4,8% se han manifestado en contra de esta propuesta. O sea, abrumadora mayoría a favor de la tiranía. ¿Falsedad o tomadura de pelo? Lo que yo pude ver por los poblados (akodoro) es que donde estaban los enviados electorales estaba solitario. En el camino, un pickup de paramilitares y dos puestos electorales vacíos, sólo con personal del gobierno. ¿Observadores? Quizá nosotros. Así que, a sacar conclusiones…

Almacén. Cuando entras, hablo ya de la capital, dichos negocios regentados por libaneses o pakistaníes cuentan con abundancia de mano de obra centroafricana. Uno te acompaña por toda la nave tomando nota de tu pedido. Acabado el paseo, otro te hace una nota, que sin verla tú que eres el interesado, pagas en otro lugar, emitiéndote un recibo, con el que te diriges a la puerta donde otro te pone un sello y se queda con una copia y con el resguardo te confía finalmente a quien te la va a servir. Con calma se afana en ir buscando aquello que ha sido tu elección y compra. Una vez puesto todo en la mesa le indicas que hay cosas que no has pedido, otras faltan y otras simplemente no están registradas en la nota. El caso es que unas se cambian, otras se completan y el resto te resignas a no llevarlas en esta ocasión porque esta operación de comprar es una inversión más cara en tiempo que en dinero. Te desesperas y compruebas la ineficacia de una colectividad.

Aeropuerto. Damos razón de nuestra vida para entrar a las instalaciones con la pretensión de buscar dos maletas de un cooperante neerlandés que no llegaron con él hace una semana. Enseñamos todo lo que nos piden y vamos a una habitación pequeña donde una funcionaria con chaleco reflectante nos pide el justificante del equipaje. Lo comprueba y le dice a un joven que allí estaba echado en unas sillas nos las entregue. Para ello le coloca una llave en el mostrador. El joven se incorpora y salimos de la minúscula celda para ir a una puerta contigua. Le recuerdo que necesita la llave, me lo agradece y vuelve a por ella. Nos abre la puerta y un recinto pequeño rebosado de equipajes de todo tipo, sin orden de nada. Un olor increíblemente sabroso a sudor, grasas, alimentos pasados… Nos invita amablemente a buscar las que eran objeto de nuestra presencia allí. Las encontramos enseguida (por la cuenta que nos traía permanecer en aquel reducto por más tiempo). Salimos exitosos y a la puerta una militar nos pide identificarnos. Lo hacemos con nuestros pasaportes y respondiendo a sus preguntas. Nos envía a un mando que al verme me pregunta si soy misionero. Respondo que sí y sin más me desea un buen día y agradece la tarea que realizamos. Salimos del recinto aeroportuario con las maletas y la sensación de ser testigos de una vida inversa: el mundo al revés del cuento, que aquí por desgracia, es realidad. Un ejemplo galiléico de que "a pesar de todo..... se mueve"...

viernes, 4 de agosto de 2023

"LE BÉLIER"

En 1782 Joseph Montgolfier, junto a su hermano J. Étienne pusieron en suspensión el primer globo aerostático. Quince años después el primero, ideó un sistema natural, ecológico y sin necesidad de energía externa para el bombeo de agua. Como los sacramentos, se basa también en 7 principios cuyo cinético efecto de cada uno permite obtener, con la ayuda del impulso secuenciado de un martillo o ariete, un flujo constante de agua conducida a una altura mayor de donde esté su toma. El nombre le viene de su simpleza y sencillez. El caso es que tenemos une pompe Bélier en la misión de M´Baïki.


He bajado hoy a verla al río. El P. Jean de Dieu, un sacerdote de aquí, ahora en vacaciones puesto que normalmente está en Francia. Ha sido mi guía y ha explicado el sistema, de pura simplicidad lógica y comprensión físicas.  Es increíble que dicho sistema, propulsado por sí mismo, suba agua a la misión en un recorrido en pendiente de unos 800 mts. Lo hace por un conducto enterrado y hecho en hierro para minimizar las vibraciones que produce el ariete del sistema. Ingeniería sostenible y elemental traída aquí por aquellos misioneros Espiritanos de principios del siglo XX, gigantes personalidades cuyas innovaciones y logros de aquellos momentos, permiten que hoy tengamos lo que tenemos.

Después he tenido una visita. Sara la cocinera con su pequeña. Ha sido operada de algo, exactamente no sé de qué, pero ha venido a agradecerme el detalle que tuve con ella de, días antes de abandonar la misión para irme a SAFA y ella ir al quirófano, regalarle un colgante en madera con una cruz de aquellas que vendimos los scouts este año en la Javierada y que habían confeccionado el grupo de Juventudes Marianas Vicencianas de San Blas al objeto de pagarse su estancia en la JMJ, por cierto estos días ya en Lisboa. Es cuando te das cuenta que somos seres en constante relación e intercambio, mestizaje de gestos y periplo de experiencias y artefactos. ¡Qué bueno! Nunca pensé que aquella crucecita misionera otrora en Navarra estaría hoy en el corazón de África, luciendo en el cuello de ébano de una mujer agradecida y feliz por su salud. Sara es una buena cocinera. Sabe añadir a todos sus platos el mejor ingrediente: su carácter. Es alta, educada, discreta y elegante. Hoy lucía un precioso vestido verde y amarillo, conjuntado a la cabeza con un turbante. Sus aderezos y joyas de mujer eran hoy, su niña, una amplia sonrisa y la pequeña cruz.

Los trabajadores de la propiedad me dicen que notan que he avanzado. Ya mantengo conversaciones en Sango, aunque básicas, pero fluidas y sin temor a equivocarme. La corrección es algo fantástico, te ayuda siempre a mejorar.  Estos próximos días estaré en la capital, en Banghi. Asuntos del visado de permanencia en el pais, compras y diversas gestiones. Aprovecharé para verme con Mermoz, el joven de la telefonía, quien se comunica conmigo desde mi llegada. Joven también educado, siempre disponible a mis consultas. Sorprendido estoy de este plus de una mera actividad comercial que surgió un día a mi llegada.  La verdad es que una vez resueltas mis dudas técnicas, él me plantea las suyas vitales.  Creo que también él es una persona puesta en mi camino. Hablé con Fernando, el laico zamorano que está en Sudán del sur. Muy contento con la sorpresa de contactar con él. También con María, misionera zamorana a quien daba en Camerún y está en casa en lo que es ahora su misión, cuidando a su anciano padre. Acontecimientos y personas que como le Bélier, hacen que la vida fluya por sí misma. 

martes, 1 de agosto de 2023

55 DIAS EN M'BAIKI

55, ¡así es!. Aunque no utilizase como señuelo en el título esta referencia cinematográfica, el caso es que hoy se cumple esta realidad. Muchas cosas he vivido en estos días y han cambiado en mí y para mí. Inmerso en la selva, apenas he salido en una ocasión para hacer un curso de Caritas Internacional África. Una formación para tomar conciencia de que, para solucionar los problemas o en su caso atemperarlos, es preciso conocer bien su origen, sus causas y establecer, en conformidad, la estrategia y acciones a realizar para intervenir y cambiar esa realidad conforme lo previsto, en definitiva lograr el objetivo final previsto. Conocer y conocer bien. ¡Aún resta mucho en ello a este advenedizo y a ratos libres escribidor! 


55 días en los que me he aproximado a este mundo que será también el mío por un tiempo. Me asaltaban el otro día numerosos interrogantes al contemplar mi mundo ahora desde el otro lado. ¿Cuántas veces fotografiamos y compartimos imágenes de comida? Pues ahora verlas me producen no se qué tipo de exudaciones, conjugadas entre lo gástrico y lo moral. Aquí contemplo pagar 5 salarios, cantidades que no alcanzan los 8 euros en conjunto… Aquí empleo tiempo y tiempo para transitar apenas unos pocos kilómetros por sendas y caminos, realizando forzosos ejercicios de columna en el vaivén del todoterreno o sobre una moto… Aquí ni siquiera la comunicación en redes que mantengo, y creo para mí fundamental, es algo que importe ni siquiera a los jóvenes… Aquí te rodea no poca suciedad, rostro de una miseria evidente y sólo sobrevives a la misma, al menos imponiendo tu dignidad en aquello que consideras tus sombras más inmediatas. Es entonces, cuando vas sumando y sumando elementos y reflexiones, cuando te das cuenta que esta parte del mundo está verdaderamente desconectada de ese humus humano mínimo que llamamos mundo.

55 días para darme cuenta que estoy en el Cócito del planeta. Un lugar explotado en el pasado y también en la actualidad. Apenas habitado y de nula repercusión mundial. Árboles enormes y centenarios que se talan en un número estimado de tres mil al mes y salen con un impasible silencio por Camerún. Somos los últimos de este tren de la humanidad que circula por la misma vía del tiempo pero donde nuestro vagón de cola nos hará siempre llegar postreramente. Y así es este micro clima humano, un espacio en el que la vida se abre paso a duras penas por unas gentes, que más allá de lo puesto no tienen nada. Gentes a las que no se les tiene en cuenta para nada, excepto para participar, hace apenas unas horas en un referéndum del que no saben nada, con el que perpetuarán a las élites, como también ha sido recientemente en Gabón y Mali. La democracia tiene también este rostro perverso que manipula el analfabetismo y por colores condiciona la decisión La papeleta roja, el NO, se identifica con la guerra, así que es preciso depositar la otra, el SÍ…

55 días de encuentros felices con niños, jóvenes y gentes que intuyen el que a pesar de todo, no están dejados de la mano de Dios. 55 días de acercamiento de una iglesia pobre como Zamora a una iglesia más pobre aún: mísera.

55 días que son el galeato perenne de una presencia comprometida.