martes, 28 de mayo de 2024

SENDEROS

Cuando uno cree haberlo visto todo, de repente te cruzas  con una moto que no sería de destacar el hecho de que vaya ocupada por cinco personas, habitual aquí, si no por tener elaborado un techo con tres paraguas bajo los cuales se cobijan los pasajeros. Se me ha quedado la boca abierta del asombro. Aquí la imaginación y la creatividad desbordan cualquier expectativa. En Bokanga, una niña de apenas 4-5 años llevaba a la espalda un madero abrupto y sinuoso. Al preguntarle si lo llevaba para la cocina de su mamá, me respondió tímidamente para sacarme de mi error: ¡No papá!..... ¡es mi bebé! Intenté arreglar el desaguisado preguntándole cómo se llamaba, pero dándome la espalda y mostrándome cómo se mecía a su andarcillo su materna ilusión, emprendió un sendero hacia la espesura.  El mundo de los adultos y los niños, a veces no coincide del todo.

Thabita es una joven madre católica. Una muchacha “celibataire” como dicen aquí con su hijito. Este sinónimo de soltería no se corresponde con el estado célibe. La mayoría de la sociedad aquí goza de una soltería plagada de numerosos hijos con diferentes padres y madres. Frutos de abusos unos y otros consecuencia de las dotes impagables, por ridículas que sean, hacen que el amor viva estas páginas anárquicas donde la paternidad o maternidad responsables quedan del todo diluidas en una permisiva sociedad  con altas dosis de desinterés hacia una organización familiar. El caso  es que este país con el 51% de cristianos evangélicos, 29% católicos, 15% musulmanes y un 5% de religiones tradicionales, presenta un diverso mosaico en lo que a creencias se refiere. Thabita va contracorriente porque la gente de su poblado pertenece mayoritariamente a lo que aquí denominan “Christianisme”. Incluso las casas de las aldeas de alrededor, son todas de esta confesión cristiana. La mayoría no saben lo que son, porque por la mañana son de una y por la tarde acuden a otra sin sonrojo alguno. Les atraen las ropas, la música, las danzas,... cualquier cosa. No tienen capacidad, ni seguro intención de saberlo, acerca de las diferencias doctrinales entre ellas. Saben que son diferentes, pero nada más. De ello no se hacen problema alguno. Me he encontrado personas que no son católicas en las listas que me hacen llegar para formar parte de un movimiento o fraternidad apostólica. 

Este cacao, este caos religioso hace que el cristianismo evangélico sea mayoritariamente de corte Pentecostal, Profético, donde los Baptistas tienen un peso específico propio. De ello dan buena cuenta las diversas iglesias, asociadas o no, que se hacen valer por sí mismas por cantidad de matices. Esta misma sensibilidad ha hecho que dentro del mundo católico haya cobrado especial relevancia la Renovación carismática, en la que a menudo hay no pocos ni pequeños excesos que la Iglesia intenta identificar y purificar. Pero volvamos a Thabita quien cada domingo con su pequeño a espaldas, afronta un camino inverso al de sus vecinos, cuestionada en cada saludo. La capilla católica le queda un poco distante. Algunos claudicaron a cuenta de este detalle. ¿Por qué han de ir allí si lo tienen más cerca aquí?, piensan. Pero Thabita es fiel y haga sol o llueva, abre su paraguas multicolor  y acude a la celebración dirigida por el catequista o si coincide, como hoy, Eucaristía. Un sendero hecho paso a paso para encontrarse con Jesús, acogerse a la reconciliación, escuchar su Palabra, y sí eso sí, cantar y danzar al ritmo de la comunidad. En medio de sus pobrezas tienen siempre algo que compartir en la colecta económica o de especie. Tímidamente me pregunta si después la puedo llevar y dejar en el lugar donde puede ya tomar su sendero desde la carretera. Tras concluir la misa, el coche aparece asaltado al modo pirata por quienes sin solicitar nada estiman ya casi un derecho ir en la pick-up de la misión y están ya subidos en ella. Les mando bajar y pregunto quién ha pedido permiso para ello, y sólo Thabita responde. La lección está dada. Con Thabita y el pequeño Gaëtan, regreso a casa, dejándolos donde me indica y con un gesto singular de agradecimiento me paga con creces el viaje. Ambos, de nuevo, como una estampa repetida, desaparecen tras el telón de la foresta. Me dijo que cantaba canciones de iglesia por el camino, así se sentía acompañada y el pequeño protegido por ese efímero escudo de unas notas emitidas por quien es todo para él.

Thabita es modelo de fidelidad y constancia de la fe que quizá sea ahora su único amparo indulgente hacia una promesa incumplida o un abuso perpetrado en su dignidad de mujer que la convirtió en madre antes de tiempo, madre como la mayoría en este lugar, realizada en soledad. Abandono que se hace presencia en una pequeña vida que inocente, la acompañará y reconocerá siempre como “mama na tambula”, mamá en camino. Y el camino está hecho sólo para los valientes, como ella, quienes afrontan las distancias que conducen a los encuentros de vida.

sábado, 25 de mayo de 2024

DÍA INTERNACIONAL DE ÁFRICA

Mama Rosalie es de Bouchia. Una mujer mayor. Aquí eso es sobre unos sesenta años. Una persona muy cercana a la parroquia y a la persona de los curas. Siempre tiene algún detalle, algún pequeño donativo que ofrecerte en medio de sus escasos recursos. Ha venido con motivo de la renovación de cargos de un movimiento al que pertenece. Me dice se siente mal, tienen dolor de estómago. La invito a casa, le hago infusión y preparo paracetamol. La solución al problema de salud es inversamente proporcional a cómo lo trataríamos nosotros. Una pesadez de estómago la resolvemos con algo de ayuno e ingestas ligeras. Aquí me he dado cuenta que esa pesadez no existe, es todo fruto de  lo contrario. Mamá Rosalie ha tomado la manzanilla, la sopa que le preparé (y me quedó por cierto muy buena), mandioca, algo de coco (una especie de verduras a modo de espinacas), pescado y unos trozos de una carne seca que yo aún no he podido comer dado su olor y fortísimo sabor. Terminó la faena con un yogurt, dos plátanos y dos rodajas de piña. Amén del paracetamol en cuestión. Por la mañana se sienta a la mesa del desayuno con nosotros, agradecida porque ha dormido genial, y se lo atribuye al comprimido. Estos dos días la tendremos, y no me importa en absoluto, abonada a ser comensal de primera.

El día promete, promete con no aburrirnos. Es el Día Internacional de África y nosotros lo celebraremos apoyando y visibilizando a la población pigmea, los Aka. Con ellos hemos confeccionado un programa sencillo, pero en el que puedan hacer valer sus pretensiones y manifestar sus problemas ante la sociedad y las autoridades. Han venido unos cuarenta de diversos poblados. Mokawa, Nzondo Walongou,… incluso del otro lado del río, han venido en piragua desde Munzu-Gonda y Karawa. Les hemos ofrecido cobijo y desayuno, hay también alguna mamá con lactante. Con sus cánticos concitan a la población y comienza la marcha hasta la Mairie. Al salir, un camión volquete se dirige a la misión, ya sabéis, las piedras de Mokinda gracias al compromiso de la Industria de Batalimó. Atiendo al chófer y descarga. Cuando voy a salir, una mujer a la puerta lleva a vender al mercado panes dulces. Le compro cuatro hogazas y ya me encamino a retomar la comitiva.

Nos esperan sentados en el atrio los “akota zo”, esto es los “grandes hombres”. El de M´bata y los cuatro jefes de quartier, así como el comandante de la Gendarmería. Llegamos entre palmas y cantos tras una sencilla pancarta identificativa que hemos preparado a última hora. Tras una breve acogida y presentación, nos sentamos. Mario esboza el trabajo hecho de las vistas realizadas a los poblados que sólo en la parroquia son en número de cuarenta y el censo que estamos realizando ya está cerca de los dos mil. Tras él, Ludovic el líder aka de Karawa y Emmanuel, líder en Mokawa, exponen, muy bien por cierto, las dificultades que encuentran para el agua potable, la sanidad, la escuela y ese abuso laboral de otras etnias a la hora de utilizarlos para la recolección de coco o makongo, productos apreciados y de fácil venta en el mercado que a ellos les imponen precio de compra. Es un abuso, dicen, de los “Bilo”, esto es de los que no son aka. porque ellos son personas igual que otras, ciudadanos igual que todos y por tanto merecen un respeto. No se pueden confabular todos contra ellos y determinarles los precios al punto de no encontrar alternativa más favorable a sus trabajos de recolección que asumir aquellos dictados por los intereses de quienes les pagan y copan el comercio.

El Kota zo de M´bata toma la palabra y agradece el acto, agradece el trabajo hecho por la comisión aka de la parroquia y desgrana algunos puntos de lo dicho ante él y que como buen político sabe aprovechar para apenas decir nada nuevo y serle todo de muy alto interés. Bien es verdad ha quedado muy impresionado con el mapa que hemos confeccionado de, junto a los poblados oficiales, ubicar los campamentos aka. Tras estos discursos, unos más reivindicativos, otros más correctos y placebos, terminamos el acto con una canción y una foto de familia. He de decir que mientras todo esto se desarrollaba, envié a la Misión en la moto a Romaric y Ben para que tomaran dos tortas de ese pan dulce y tres botellas de refresco. Con ello hemos agradecido a las autoridades, compartiéndolo con ellos en un momento final muy agradable. El gesto les ha gustado y lo han valorado por su parte de igual modo. 

Ya en la misión, el encuentro continúa con ellos y sus líderes hablando más en concreto de sus problemas. He de decir que entre esta población no llega a un 3% aquellos que son católicos. La inmensa mayoría son creyentes pero no saben de qué iglesia, puesto que sus ideas ancestrales  perviven con mucha fuerza, ideas religiosas por otro lado, muy elementales y nada complicadas. De este modo, esta jornada termina con el bullicio de tener a cerca de doscientas personas alojadas en salas parroquiales y a la intemperie, personas que pertenecen a diversos movimientos y mañana domingo culminan su encuentro. El esfuerzo que hacen es enorme, no ya ante las condiciones que aquí encuentran si no porque la mayoría han venido andando, haciendo una media de cuarenta kilómetros. Gestas que para nosotros, hijos de progreso y comodidad, son simplemente difíciles de pensar e imposibles de llevar a cabo. Pero África camina, y camina mucho…

lunes, 20 de mayo de 2024

NAOKO Y LA FÁBRICA DE CAFÉ

Apenas su silueta la delata, de no estar atento al borde del camino. La foresta la abraza con pasión al punto de hacerla desaparecer, mejor, camuflar su presencia, envuelta en el verdor de la espesura. Detengo el coche y me bajo, adentrándome entre maleza salvaje que, enredada, apenas deja entrever la sombra de una puerta. Una vez dentro, mi presencia hace revolotear un nube de pájaros que abandonan la paz del lugar alertados por mi estampa. Un suelo de cemento batido me permite sacudir fuertemente los pies, dado que se han subido a mis sandalias un nutrido número de hormigas que hambrientas me muerden sin parar, produciéndome un picor insoportable. Aliviado de este mal, mis ojos se han hecho a la media oscuridad del lugar.

Como en las películas, ante mí  aparecen erguidas, como testigos de un pasado industrial, maquinarias y artefactos de diverso tipo. Estoy en una fábrica de café del pasado colonial de este país. Aún hoy las tolvas, molinos, cribas y demás aparejos, que permanecen milagrosa y oxidádamente en el lugar que un día trabajaron este rico producto de la naturaleza. Digo milagrosamente, porque aquí desaparece todo lo que se pueda intuir pueda ser vendido. Digo oxidadamente, porque el paso del tiempo y la humedad han hecho mella en ellos. Me atrevo a darle vueltas a un gran cilindro perforado hasta la saciedad y que interpreto fuera un tornillo de tueste. La manivela me responde con cierta hostilidad pero al final transmite su movimiento a una serie de ruedas dentadas que facilitan la rotación de un cilindro que gira sobre un largo eje. De igual manera su agradecimiento se torna chirrido, de lo que un día fueron piezas engrasadas y hoy se resienten en su memoria de una labor olvidada. Un grito, un roce de lamento de una inerte actividad que evoca a un pasado colonial. Un sonido continuado que rompe el silencio recordando aquella, seguro frenética y aromática, tarea llevada a cabo por patronos, colonos y población del lugar. 

Salgo de esta atmósfera que me ha cautivado por unos minutos transportándome a una evanescente ilusión de un entorno en el que el trabajo y la explotación, seguro también se dieron la mano. Recuerdo de mi estancia en Safa lo que de ello me decían y de cómo la rabia les pudo al punto que tras la independencia todo fue pasto de las llamas, como si con un fuego purificador quisieran olvidar hasta la raíz de todo ello.

En Mokinda ultimo trato con los jóvenes para las piedras que hemos de depositar en la zanja de cimentación. del muro de la misión. Piedra roja, dura, volcánica. Se ponen en seguida a hacer los Tas, o montones de piedras similares, que apilados al borde de la carretera, indican que su destino será también la construcción a expensas de algún comprador. En mi caso, ya me he adelantado yo. Los jóvenes están contentos. 

De allí me encamino a Batalimo, donde se ubica la IFB, Industrie Forestière de Batalimo. Una gran explanada me recibe con trabajadores que llevan monos de colores, según donde ejerzan su trabajo. Grandes camiones esperan sus cargas de tablas y maderas. Solicito hablar con el Director. En una casa de madera me hacen pasar por diversas estancias y despachos, todos con aire acondicionado. Finalmente una puerta me adentra a un despacho donde un hombre blanco, corpulento, trabaja delante de un ordenador. Tendrá unos sesenta años. Me saluda muy amigablemente y me pregunta por el motivo de mi visita. Me percato que sabe quien soy. Le cuento que me gustaría que alguno de los camiones al ir o venir a la planta, como han de pasar por Mbata y Mokinda, nos pudieran acercar la carga de piedras. La negativa se deja intuir al hablarme primero de que los camiones son de plataforma… que es difícil encontrar carburante… Yo le dije que este servicio era pagándole, claro está, o con carburante e incluso con la gratificación al chófer. Insisto educadamente en la pretensión y de repente, me hace un gesto para que detenga mi discurso y me dice que vinimos en el mismo avión el año pasado. Sinceramente le respondo que no lo recuerdo, pero él sí. Da una voz y aparece un trabajador al que le pregunta cuándo estaría disponible el camión “benne”, esto es volquete. “El sábado 25”, responde. Se vuelve a mí y me dice “Padre, ese día el camión recogerá y le llevará a la misión las piedras, y por supuesto todo corre de mi cargo, es mi aportación al proyecto”. En el cambio de dirección de la conversación me dice que es francés pero de origen luso. Hablamos de diversas cosas y me despido agradeciéndole el gesto y esperando ver cumplida la tarea.

El obispo ya me previno unos días atrás, de que no sería fácil lograr su colaboración, dadas sus desavenencias con mi antecesor, asunto que el mismo sr de Souza me comentó, ante las que me hice de nuevas y que él mismo pudo comprobar que el estilo y las formas ahora son diferentes.

De regreso, ya en Mbata, bajé hasta el nivel de la Bâle, junto al río, donde unos niños juguetean alegres mientras las mamás lavan, alguna con bebé colgado a su pecho, enchufado a la lactancia. Un grupo de jóvenes extraen buceando del fondo del cauce, platos de arena, que depositándolos en las piraguas, después en la orilla descargarán y harán montones según su grosor para vender como arena y grava para la construcción. Me conocen porque a ellos les compramos estos productos para hacer los bloques de hormigón con los que cerraremos el paño del muro de la entrada principal a la misión, tarea que empezaremos en unas semanas. 

Así que jornada completa y variada. Al entrar en casa, un mensaje desde Valladolid de Teyko me comunica que Naoko para su comunión el próximo fin de semana, ha sustituido el ridículo regalo de ocasión a los invitados por una participación económica por cada uno de ellos para la misión de Chus. Así, grano a grano de la justicia, la solidaridad y el agradecimiento esta pequeña y su familia elaborarán el mejor café que jamás fabrica alguna pudo elaborar. En una semana, el aroma de Naoko y su verdadera comunión nos envolverá  y cautivará en la construcción de un mundo mejor, conforme la pedagogía que escriben los niños."Todo comienza por un sueño", ¿no?, como el de Willi Wonka, como el de Peter Pan, como el de B.P...., como el de tantos al que hoy se suma el de Naoko. 

viernes, 17 de mayo de 2024

COLLAGE COTIDIANO

Llevo dos días haciendo tablas en el ordenador que permitan organizar los datos correspondientes a los candidatos a recibir próximamente el bautismo en las diversas capillas que conforman la parroquia. El número rebasa generosamente  los cuatrocientos candidatos. Los datos reflejan lo que es esta sociedad.. Nombres de todo tipo, “Regalo de Dios”, “Esperada” “Bien Recibida”, “Bendición de Dios”. También los hay de tradición francesa y, cómo no, los universalmente extendidos como “Messi”. No se si el nombre es lo de más o lo de menos, a la luz del resto de datos que reflejan las estadísticas. Candidatos que comparten el mismo nombre de familia, esto es, el padre, pero no así la madre. Estoy reparando en cuatro que tienen el mismo padre pero tienen tres madres diferentes… Este es un problema que lastra esta sociedad hacia una desestructuración grande. Un gran reto el de la regularización de la vida familiar como principio de otras muchas dimensiones.

De igual modo esta mañana recibí a Thomas. Es un hombre con el que comencé a hacer tratos para la compra de arena y graba, materas necesarias para junto con el cemento, confeccionar los bloques de hormigón con los que vamos a completar el cerramiento del muro perimetral de la misión. Un tramo aun, de unos cien metros que presenta un estado deplorable de chapas y maderas de todo tipo a modo de cerca. Después de hablar con él y de suscribir un acuerdo por escrito, cuando entregó las cargas, me sacó a mayores los gastos del transporte, del que habíamos hablado estaba incluido. No queriendo discutir, se lo aboné en su momento pero le advertí que no haría mas tratos conmigo. Hoy, al percatarse de que llevamos un mes trabajando y nos hemos “buscado la vida” sin su auxilio ha venido a mejorarme la oferta, pretensión que no he aceptado, porque le he advertido, hay que ser fiel a la palabra dada, él no lo fue pero yo sí a quienes nos las suministran ahora.

He detenido las celebraciones de promesas de los candidatos a pertenecer a algunos movimientos eclesiales en tanto que me he percatado de la falta de rigor  por parte de los responsables a la hora de facilitar los datos de los candidatos. Para colmo he descubierto que de una veintena de candidatos que presentaba una capilla, once de ellos no eran cristianos, esto es, no están bautizados. Hemos procedido a regularizar este procedimiento, teniendo que aportar sus cartas de bautismo y cumplir con el resto de requisitos exigidos para esta pertenencia. Por whatsapp el otro día los curas de aquí hablaban sobre los derechos que pagan  los candidatos por pertenecer a un movimiento o fraternidad y cómo a los capellanes no les llega nada. Hoy a la hora de hablar de responsabilidades y negligencias…. Silencio absoluto.

Ese mismo día, una joven religiosa española informaba a renglón seguido por ese mismo medio en el que expresaban sus preocupaciones monetarias, del fallecimiento de una religiosa europea que trabajó mucho en el Chad y aquí. No suscitó comentario alguno de condolencias y siguieron inmersos en la pecuniaria cuestión…

Estos son retazos de la vida de cada día en un país donde la pobreza y la dependencia les hacen ingratos, especialmente a aquellos que tienen posibilidad de acariciar algún recurso. Un país donde no hay respeto por la palabra dada, donde a cada esquina el engaño envuelve las relaciones, donde el tono de la piel es sinónimo de dinero (blanco=dólar), un país al que han acostumbrado la constante y siempre necesaria ayuda exterior para sobrevivir. Este panorama te ayuda a no idealizar, a vivir con los pies en la tierra, aunque la mirada la tiendas al horizonte alto, y te prevengas de autoengaños. Le dije a Thomas, que el muro llevaba cincuenta años sin terminarse, si no ponen de su parte y me engañan, podrá estar otro tanto así. Se han de responsabilizar y tomar las riendas de la vida cotidiana, porque aquí quienes venimos de fuera, estamos de paso, para después no ser ni recordados ni agradecidos, como le ha pasado a la hermana Berta. Trabajamos conscientes de estas limitaciones, y de igual modo, lo hacemos con entrega y pasión. Pero deseamos que despeguen, que se tomen en serio la vida y que aprendan a vivirla desde las claves de una humanidad empeñada en construir una sociedad que se abra paso frente a las dificultades que entraña ya de por sí vivir aquí.

El Evangelio es motor de desarrollo, pero no por las inversiones materiales, si no por sus principios. La misión si es importante es porque ayuda a incorporar en la vida de cada cristiano, esta responsabilidad como una bienaventuranza hacia la consecución de un mundo mejor, en el trabajo, en el poblado, en la relación con los otros, en la Iglesia. Pertenecer a un movimiento no es vestir un distintivo y vivir la fiesta, es llenarse de sus valores y ponerlos en prácticas. No se, pero en más de una ocasión me acuerdo aquí de T. J. de Urresti, mi profesor de Derecho Canónico Fundamental en la universidad. Un hombre escéptico hacia el alcance y validez de un mundo organizado, especialmente en algunas latitudes del planeta. Quizá sea mejor cambiar al perfil del sembrador, siempre en gerundio y no perecer ante la tentación de la mostrenca realidad, que se escribe siempre en participio.Nunca como hoy he leído de nuevo aquella oración que recogía P. Loidi de L.J.Lebret; "envíanos locos..."

domingo, 12 de mayo de 2024

LAUDATO NO, NEC DEUM

Ya se que es un título muy feo, pero me la he jugado por lo impactante y por que da en el centro de la diana de lo que quiero compartir. Hoy toca pensar, si cabe un poco más y quizá sea la entrada más larga de todo el blog. En estas latitudes, como en casi el resto del continente no alabamos a Dios con nuestro comportamiento social y medioambiental! Por lo general los pobres siguen siendo los más perjudicados de esta irresponsabilidad planetaria. Es así de simple. A pesar de tanta cumbre, tanto encuentro internacional, tanta propaganda y tanto Objetivo para el Desarrollo… al final todo queda en nada o apenas en nada. La tarea misionera lleva consigo el desarrollo integral de la persona y por tanto el anuncio misionero sirve de altavoz de la situación en la que viven estos pueblos que se encuentran a la zaga del desarrollo. Un Edén que se está quedando sin árboles a grandes pasos, porque hemos comido del fruto que ha enturbiado nuestro entendimiento, y nos ha hecho reos de un comercio,  especulación y economía, desprovistos de humanidad. 

Este país cuenta con 23 millones de hectáreas de bosques que cubren el 37% de su territorio, incluidos 5.4 millones de hectáreas de selva tropical densa. La explotación maderera representa el 2.7% del producto interior bruto (PIB) en 2020 y el 13% de los ingresos de exportación de la RCA en 2016. Negocio que en su día financió la guerra de 2013 y sigue haciéndolo de forma velada en beneficio de grupos milicianos extranjeros que todos conocemos.

Cada noche circulan por nuestras rutas en RCA, convoyes  de grandes camiones cargados de enormes árboles, talados y sellados, esto es, autorizados. Por el día lo hacen igual pero con árboles, “menos enormes”. El control de las barreras en nuestras rutas tenía la función de controlar el volumen de esta actividad. Ahora sólo sirve para sangrarnos poco a poco a algunos  especialmente, con una tasa de circulación aplicada de modo caprichoso y aleatorio. 

Esta parte del planeta de selva tropical es la llamada “cuenca de El Congo en África”, que engloba a Camerún, la República Centroafricana, la República de El Congo (Brazzaville), Guinea ecuatorial, Gabón y la República Democrática del Congo (RDC). La deforestación en estos últimos 20 años  (2001-2021) ha aumentado un 71%, afectando considerablemente a la biodiversidad, amenazando a grupos humanos que viven aún como naturales recolectores (Aka o pigmeos por ejemplo) y favoreciendo grandemente al nefasto cambio climático, del que ya hay también indicios serios por aquí.

Esta cuenca del Congo es el segundo bosque tropical más grande del mundo, después del Amazonas, con una superficie de 180 millones de hectáreas y tiene la mayor capacidad de absorción de carbono del planeta –más que el mismo Amazonas–, además de ser una gran reserva de biodiversidad del planeta tierra, ya que una de cada cinco especies del mundo se encuentran aquí. Dos tercios del territorio de esta cuenca se encuentra en la RDC, un país tan grande como toda Europa occidental. Numerosas instituciones de diferente tipo e ideario confirman que se han incumplido las metas medioambientales que buscaban detener la pérdida de vegetación. 

Las causas de esta gran deforestación no planificada son de carácter económico, comercial e industrial. La creciente actividad de la minería, (oro y diamantes sobre todo) así como la propia madera y su tala incontrolada, la destrucción tradicional (e incontrolada también -feux des brousses-), o las pretensiones quiméricas de una agricultura comercial, suponen las mayores amenazas para los bosques remotos e intactos, que nunca han sido explotados por el hombre, con el  importante potencial de secuestro planetario de oxígeno amén de la amenaza a no pocas poblaciones humanas.

Y aquí empezamos con las cifras incapaces de comprender más allá de estar sobre el papel. En 2021 los trópicos perdieron 11,1  millones de hectáreas de cobertura arbórea. Las 3,75  millones de hectáreas perdidas en bosques tropicales primarios –áreas de importancia clave para el almacenamiento de oxígeno y la biodiversidad–. Ello generó 2,5 de emisiones de dióxido de carbono, lo que equivale a la emisión anual de la India a partir de combustibles fósiles. Datos muy preocupantes.

Pese a que la población mundial, todos, somos conscientes de que los árboles son los mejores aliados contra el cambio climático al reducir la contaminación, la tala incontrolada sigue en todo el mundo y especialmente aquí en África de modo impune. Los países que más cortan árboles parecen no tener nada planeado, a pesar de que se escuden en informes e informes que justifiquen lo contrario.

El país lucha por recuperarse de dos décadas de conflicto intermitente. A pesar de la firma en febrero de 2019 del Acuerdo Político para la Paz y la Reconciliación entre el gobierno y 14 grupos armados, el Estado solo es capaz de controlar de forma efectiva más que entre el 20 y el 40% del territorio nacional. El resto está bajo el control de facciones armadas rivales, grupos mercenarios y fuerzas militares extranjeras. Somos el país del mundo que más presencia de cascos azules tiene. La inestabilidad sociopolítica, la debilidad y fragmentación de las instituciones estatales en un país sin salida al mar del territorio dificultan seriamente su desarrollo. Un país sin vías de comunicación medianamente decentes. 

El país ocupa el penúltimo lugar en el Índice de Desarrollo Humano (188/189). La desnutrición crónica afecta al 40% de los centroafricanos y los índices de escolarización son insultantes (30%).  La crisis de seguridad de 2012-2013 provocó movimientos masivos de población.  Estimaciones de 2022 establecen que más de 1.3 millones de ciudadanos centroafricanos están refugiados en países vecinos o son desplazados internos.

Y todo esto… ¿tiene que ver algo con el quehacer de la tarea misionera? ¡Pue claro que sí! El Papa Francisco nos ha ido introduciendo en una sensibilidad medioambiental, social y política de la fe. Sus últimas encíclicas abordan grandemente ésta, que debe ser una preocupación y una responsabilidad de todos. Laudato Si (2015), Fratelli Tutti (2020) y Laudate Deum (2023), son constantes invitaciones al compromiso por el respeto del entorno natural y humano en todas sus dimensiones. La iglesia a través de los misioneros, laicos, consagrados y sacerdotes, está presente en muchos de los lugares más difíciles, amenazados y explotados del planeta, ofreciendo lo que llevamos con nosotros (Act 3, 1-10), esto es, la capacidad que nos otorga la fe para sobreponernos y superar nuestras limitaciones. Planeta tierra y gentes, van de la mano y lo que es bueno para la madre lo es también para sus hijos. Creación y humanidad somos un tándem concitado por el Padre Dios en este punto del universo y el destino de ambos es un horizonte compartido de plenitud y realización, pero nunca de explotación y destrucción. 

miércoles, 8 de mayo de 2024

ORO AZUL

 Estamos en tiempos de vacas flacas, me refiero a la escasez de combustible. Algo ha pasado con una multinacional francesa que ha dejado de servir y la otra gran compañía que opera en el país se ve desbordada por la demanda duplicada de carburantes. Hay que recurrir a “otros mercados”. En Mbaiki hay un negocio que vende un poco de todo, el K2, y siempre nos ha tratado bien. Cuando cuelga el cartel de “no hay…”, casi siempre hay para nosotros. Bajé ayer con Nicolás y adquirí cuatro bidones de 20 litros. Preguntado sobre el origen del mismo, me respondió:: “¡Padre, es de calidad!, a lo que le contesté que eso ya lo sé, pero no le he preguntado cómo es, si no de dónde viene. Al ver mi persistencia, mientras firmaba la factura y ponía los sellos, de la casa y pagado, al momento de arrancar la hoja y dármela, me dijo: “¡de la MINUSCA, Padre!” La verdad que es mejor no preguntar pensé, mientras guardaba el recibo en el bolsillo y salía a la carretera en busca del coche.

MINUSCA es el resultado de la evolución de anteriores y distintas expediciones de Naciones Unidas para la paz en este país, BINUCA primero y MISCA después, para nacer como tal en 2014. Tiene un presupuesto que se escribe con doce cifras e integrada por una locura de personal militar (unos 18.000), personal técnico (155) y un largo número de civiles, voluntarios y colaboradores (1.520). Los países de origen de tamaño personal son Ruanda, Bangladesh, Nepal, Egipto, Túnez, Burundi, entre otros. Es el mayor despliegue que tiene Naciones Unidas en el mundo. A escaso un kilómetro de la catedral, tienen su campamento en Mbaiki, un amplio recinto atrincherado en el que permanecen acuartelado el contingente Tunecino, sólo visible por las carreteras cuando hacen sus  salidas de reconocimiento, en sus anchos por demás todo terrenos y tanquetas, todos ellos blancos. También se les ve, ya de paisano, a las horas de recreo,  cuando salen en masa a los aledaños de su recinto donde la población aprovecha para ofrecerles frutas y diversos productos de la zona. Quiero pensar no ofrezcan más.

El papel que desempeñan, de lo percibido hasta la fecha, creo es disuasorio, poco más, pero tampoco menos. Entre sus objetivos actuales está la protección de la población civil como prioridad. En otros momentos colaboraron con el apoyo al proceso de transición, la facilitación de asistencia humanitaria, la promoción y protección de los derechos humanos, el apoyo a la justicia y el estado de derecho y el desarme, la desmovilización, la reintegración y los procesos de repatriación. Son fuente de producción de documentos e informes que seguro son muy importantes pero que casi nadie conoce y ha leído. Cuando hace tiempo estuve con una funcionaria de la ONU en Bangui, me dijo que una de sus tareas era esa precisamente, elaborar informes y dossier sobre todo: mujeres, niños, agua, escuela, desarme, ….. una fuente de datos tan grande como incapaz de asimilar.

Pues de todo esto me dice el bueno de Maurice, que viene el gasóleo que he comprado. ¿Mejor no haber preguntado? ¿Qué significa en verdad? No quiero en verdad ni pensarlo, el mercado en estas condiciones es así. Nunca sabes, por más ejercicio de conciencia que realices, cómo bien actuar cuando tienes tantas incógnitas a despejar en un silogismo de difícil adscripción. Un país que lidera junto con Noruega, Hong Kong, Islandia y Zimbabue, el precio más alto del mundo en carburantes. El precio del litro es de 1.200Fcfa y 1350Fcfa para gasolina y gasóleo respectivamente, 1,83€ y 2,06€, un país que junto a Nigeria y Eritrea, son los tres  países con los IDH más bajos del mundo. Grandes contrastes en un país que comprendido dentro del golfo de Guinea, tiene reservas de petróleo, aún sin explotar debido a las prioridades de las explotaciones auríferas y de diamantes. Aún no toca el oro negro y hay que traerlo de fuera, de Camerún sobre todo.

Estos son los oscuros sótanos de estos países ricos pero empobrecidos en los que, los buenos en esta historia, los que velan por la educación y cumplimiento de los derechos humanos y de la paz, quiero pensar no hacen cosas feas, como meterse en los mercados negros, porque no es su color, su color es el del cielo y del mar. Quisiera, a pesar de lo que dice Maurice, seguir manteniendo la ingenuidad de un niño.



sábado, 4 de mayo de 2024

SIN DNI

Hoy, día de fiesta. La Eucaristía como a diario. He hablado del trabajo como oportunidad que Dios nos brinda para colaborar con Él en la creación, por eso hemos de esmerarnos en el trabajo bien hecho, algo muy escaso de encontrar en este pais. Al final, en la acostumbrada procesión de acción de gracias, todos los niños traen sus cuadernos, lapiceros y escasos libros para ser bendecidos. Lo mismo los mayores que lo hacen mayoritariamente portando sus machetes, prueba de ser el mejor aliado en las faenas del campo. Me sorprende un joven que viene con sus manos unidas, como en oración y al llegar ante mí las abre y extiende para ser bendecidas. Manos rudas y agrietadas cuya biografía sólo él conoce. Más allá de esto, el día no presenta novedad alguna. 

En el otro lado de este Belén, Herodes condecora a algunas personas destacadas por su trayectoria laboral. El yaya Daniel, nuestro secretario parroquial, ha sido uno de los homenajeados. ¡Qué fácil les debe resultar encontrar que con una simple medalla propia “de un todo a cien” cumplan con una sociedad y hagan felices a quienes las portarán. No deja de ser una evidencia más de la desestructuración de este país que aparenta, desfila y significa  la nada con fatuos artificios como pocos lo podrían hacer.  Saliendo para Bangui- Bouchia somos testigos de las mismas estampas de cada día en el mercado, el cruce o al borde de la carretera. Jóvenes haciendo nada, consumiendo tiempo entre sorbo y sorbo de amarga Kangoya (bebida alcohólica extraída de la palma). Generaciones sin expectativas, sin formación. Caldo de cultivo para lo que no queremos pensar vuelva a aparecer.

Llevamos los ocho paquetes de tejadillo de bambú a la ruinosa casa habitada por los  hijos del que fuera catequista del kodro, Boniface. La viuda escribió al Obispo para que le arreglara la casa en su memoria. Hizo valer esta condición pero olvidó decir que se había vuelto a casar... Así aseguran sus inconsistentes vidas. En la casa viven dos jóvenes, sus hijos, de una veintena de años cada uno.  La chica ya ha dado a luz,. La pasada semana que la visité parecía explotar de un momento a otro. Una niña ha traído a este mundo, su cuarta aportación. Tarea de su hermano será cambiar la techumbre para  procurar, cuando lleguen de verdad las lluvias, un cubierto donde refugiarse. Dentro de la casa, en un rincón oscuro, en el suelo, me percato de una escena dura. Un niño plegado sobre sí sacude su cabeza sobre sus malogradas piernas al ritmo que marca un sonido continuo, a modo de mantra, emitido también por él. Me impacta y pregunto. No le dan importancia. Imagino sea un tipo de epilepsia, muy frecuente por aquí, acompañado de un cuadro traumático de parálisis y malformación de piernas. Aún tengo la imagen en mi retina, pensar que como una clepsidra este pequeño marca golpe a golpe cada segundo del discurrir de cada día y cada noche, de modo incesante e inconsciente y así toda una vida… Imagen de las miserias del existir humano, que no se alcanza a comprender por nada.

De regreso, kilómetros en silencio, aferrado al volante y con la mirada vaga puesta en el camino, sigo pensando….. Al llegar me encuentro, como contrapunto de lo visto y vivido, que con motivo del feliz nacimiento de Carla, su familia ha pensado compartir con nosotros un donativo. Una buena noticia, esta de compartir y salir más allá de cada uno de nosotros al encuentro del otro. ¿Qué diferencia tan abismal entre ese pobre hijo del pasillo oscuro y nuestros pequeños, que conociendo de antemano que vienen bien, arriban a un puerto, el de la familia, donde se les espera con toda clase de cuidados y atenciones? Aquí por desgracia, esta sociedad descoyuntada, en la mayoría de los casos no puede siquiera conocer la identidad del progenitor, identidad que sólo la mamá intuye. Esta sociedad que apenas puede registrar un alumbramiento  y que perpetuará casi en el anonimato gubernamental durante toda su vida. Hay que imaginar en demasía lo que es nacer sin saber quién es tu padre y hacerlo sin una partida de nacimiento y vivir toda una vida sin DNI. De aquí que es muy difícil que muchos de ellos sepan el día de su cumpleaños y cuántos años tienen.

Cierro las jornada recibiendo noticias de Yolanda, quien desde Las Palmas se ha empeñado  en vender flores y plantas con motivo del próximo domingo, día de la madre y que ello sirva para nuestro proyecto del comedor del internado. Incansable espíritu misionero el suyo, quién a pesar de no conocerla, se ha comprometido con ello y no ha dejado ocasión, en adviento, cuaresma o pascua, para organizar diversas iniciativas con el mismo apellido: solidario. Me he permitido adquirir dos plantitas a modo de fila “0”, para que el domingo las ponga en su parroquia ante la imagen de María o donde considere, y con ello, desde este rocambolesco itinerario mundial, recordar yo también a mi madre. Nunca pensé un día de la madre así, la verdad que tampoco un primero de mayo como este...