Llevo dos días haciendo tablas en el ordenador que permitan organizar los datos correspondientes a los candidatos a recibir próximamente el bautismo en las diversas capillas que conforman la parroquia. El número rebasa generosamente los cuatrocientos candidatos. Los datos reflejan lo que es esta sociedad.. Nombres de todo tipo, “Regalo de Dios”, “Esperada” “Bien Recibida”, “Bendición de Dios”. También los hay de tradición francesa y, cómo no, los universalmente extendidos como “Messi”. No se si el nombre es lo de más o lo de menos, a la luz del resto de datos que reflejan las estadísticas. Candidatos que comparten el mismo nombre de familia, esto es, el padre, pero no así la madre. Estoy reparando en cuatro que tienen el mismo padre pero tienen tres madres diferentes… Este es un problema que lastra esta sociedad hacia una desestructuración grande. Un gran reto el de la regularización de la vida familiar como principio de otras muchas dimensiones.
De igual modo esta mañana recibí a Thomas. Es un hombre con el que comencé a hacer tratos para la compra de arena y graba, materas necesarias para junto con el cemento, confeccionar los bloques de hormigón con los que vamos a completar el cerramiento del muro perimetral de la misión. Un tramo aun, de unos cien metros que presenta un estado deplorable de chapas y maderas de todo tipo a modo de cerca. Después de hablar con él y de suscribir un acuerdo por escrito, cuando entregó las cargas, me sacó a mayores los gastos del transporte, del que habíamos hablado estaba incluido. No queriendo discutir, se lo aboné en su momento pero le advertí que no haría mas tratos conmigo. Hoy, al percatarse de que llevamos un mes trabajando y nos hemos “buscado la vida” sin su auxilio ha venido a mejorarme la oferta, pretensión que no he aceptado, porque le he advertido, hay que ser fiel a la palabra dada, él no lo fue pero yo sí a quienes nos las suministran ahora.
He detenido las celebraciones de promesas de los candidatos a pertenecer a algunos movimientos eclesiales en tanto que me he percatado de la falta de rigor por parte de los responsables a la hora de facilitar los datos de los candidatos. Para colmo he descubierto que de una veintena de candidatos que presentaba una capilla, once de ellos no eran cristianos, esto es, no están bautizados. Hemos procedido a regularizar este procedimiento, teniendo que aportar sus cartas de bautismo y cumplir con el resto de requisitos exigidos para esta pertenencia. Por whatsapp el otro día los curas de aquí hablaban sobre los derechos que pagan los candidatos por pertenecer a un movimiento o fraternidad y cómo a los capellanes no les llega nada. Hoy a la hora de hablar de responsabilidades y negligencias…. Silencio absoluto.
Ese mismo día, una joven religiosa española informaba a renglón seguido por ese mismo medio en el que expresaban sus preocupaciones monetarias, del fallecimiento de una religiosa europea que trabajó mucho en el Chad y aquí. No suscitó comentario alguno de condolencias y siguieron inmersos en la pecuniaria cuestión…
Estos son retazos de la vida de cada día en un país donde la pobreza y la dependencia les hacen ingratos, especialmente a aquellos que tienen posibilidad de acariciar algún recurso. Un país donde no hay respeto por la palabra dada, donde a cada esquina el engaño envuelve las relaciones, donde el tono de la piel es sinónimo de dinero (blanco=dólar), un país al que han acostumbrado la constante y siempre necesaria ayuda exterior para sobrevivir. Este panorama te ayuda a no idealizar, a vivir con los pies en la tierra, aunque la mirada la tiendas al horizonte alto, y te prevengas de autoengaños. Le dije a Thomas, que el muro llevaba cincuenta años sin terminarse, si no ponen de su parte y me engañan, podrá estar otro tanto así. Se han de responsabilizar y tomar las riendas de la vida cotidiana, porque aquí quienes venimos de fuera, estamos de paso, para después no ser ni recordados ni agradecidos, como le ha pasado a la hermana Berta. Trabajamos conscientes de estas limitaciones, y de igual modo, lo hacemos con entrega y pasión. Pero deseamos que despeguen, que se tomen en serio la vida y que aprendan a vivirla desde las claves de una humanidad empeñada en construir una sociedad que se abra paso frente a las dificultades que entraña ya de por sí vivir aquí.
El Evangelio es motor de desarrollo, pero no por las inversiones materiales, si no por sus principios. La misión si es importante es porque ayuda a incorporar en la vida de cada cristiano, esta responsabilidad como una bienaventuranza hacia la consecución de un mundo mejor, en el trabajo, en el poblado, en la relación con los otros, en la Iglesia. Pertenecer a un movimiento no es vestir un distintivo y vivir la fiesta, es llenarse de sus valores y ponerlos en prácticas. No se, pero en más de una ocasión me acuerdo aquí de T. J. de Urresti, mi profesor de Derecho Canónico Fundamental en la universidad. Un hombre escéptico hacia el alcance y validez de un mundo organizado, especialmente en algunas latitudes del planeta. Quizá sea mejor cambiar al perfil del sembrador, siempre en gerundio y no perecer ante la tentación de la mostrenca realidad, que se escribe siempre en participio.Nunca como hoy he leído de nuevo aquella oración que recogía P. Loidi de L.J.Lebret; "envíanos locos..."
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