viernes, 8 de diciembre de 2023

OBAMA EN BLEU

 Hoy por la fecha que celebramos, toca hablar de nuevo de la mujer, pero en clave distinta a la que lo hemos hecho y aludido en alguna ocasión precedente. Hace pocos días, en los domingos postreros del año litúrgico que hemos terminado, escuchábamos un hermoso canto a la mujer y ésta trabajadora (Prov 31,10-31). He pasado por Cáritas Diocesana en M’Baiki y la imagen desde la ventana me ha llevado a ello. Promoción de la mujer, esfuerzo por gestionar su autonomía y capacidad para liderar una actividad profesional que le ayude en su dignificación como mujer y como africana. Sentadas ante una línea de Singer de toda la vida, ante un telar  eléctrico, tejen su futuro, el de sus hogares y el de este país. Una imagen bella,  plástica descripción del propio texto bíblico.

Mujer por excelencia, Henar, que a todas horas está presente en mi vida, junto con los que van siempre delante abriendo sendero y permitiéndome de algún modo pisar sus huellas. Me acompaña de muchos modos, pero el que ahora destaco tiene forma de cuento, uno de aquellos innumerables de Calleja que alumbraron su mirada y corazón de niña en su infancia. Un cuento muy querido por ella y que extraviado entre tantos traslados de hogar y familia, era reclamo de memoria permanente, junto con Pereda. “El foco eléctrico”  y “Sotileza”, títulos que me afané hace diez años por buscar en librerías anticuarias y cuyo esfuerzo obtuvo su resultado y pude de nuevo poner en sus manos, suaves y arrugaditas ya, las mismas ediciones que hacía muchos años sostuvieron diminutas en su tersura, feliz y lejana infancia. El cuento, por estas cualidades y también por su tamaño, fue uno de los veinte libros que han tenido la suerte de acompañarme y conforman mi biblioteca esencial en el corazón de áfrica.

A Jesús, le acompañaron en su ministerio un grupo de mujeres, cercanas, y de igual modo en Betania le aguardaban siempre aquellas hermanas de su buen amigo, aquél que hizo levantar de la tierra de igual modo a como Él lo hizo con sus ojos al cielo del Padre. También a mí me acompañan muchas amigas de muchas Betanias de la vida, de las parroquias y lugares por las que he ido dejando rastro de mi vida. Todas y cada una, a su modo y manera, os reconoceréis en estas letras que  sin necesidad de decir vuestros nombres, sois todas y no quiero olvidarme de ninguna, mujeres de mi vida.  

Otras sois parte de mi sangre, aquellas heredadas de los lazos de nuestros mayores y que hace que además de amigas, por si nos pareciera poco, se os pueda llamar hermanas. Aquellas que mis padres no pudieron darme sois tías, primas, cuñadas, sobrinas de toda generación. Desde las más veteranas, las recién venidas y hasta las aún por llegar porque estáis en camino. Todas ponéis en mí esa dosis de ser y mirada diferentes que necesitamos para realizarnos realmente como personas. 

Para un sacerdote, hay algunas muy especiales también, aquellas que son primero amigas y acaban siendo también hermanas, pero no de sangre, si no de alma y consagración: las religiosas y monjas ¡Qué regalazo tan increíble en la diversidad de carismas y estilos de vida!. Activas como Hijas de la caridad, Amor de Dios, Siervas de san José, Corazón de María. Contemplativas como Dominicas, Carmelitas, Sofías-Norbertinas, Benedictinas, Mercedarias. Vuestra calle, aula, obrador o claustro son huellas que aun permanecen con toda su frescura en mi pisar  agradecido por este mundo. 

Y, no por ser la última, es la menos importante. Vestida de sol, luna a sus pies y coronada de estrellas, aquél primer rostro amable rescatado de mi infancia y siempre presente Inmaculada de la capilla del Seminario Menor, se ha ido desvelando en mi acontecer diario como Salud, Auxiliadora, Árboles, Puerto, Milagrosa, Rosario, Carmen, Merced, Canto, Cuesta, Gracia… Todas que sois Madre y que hoy la mirada agradecida convertida en oración, se llena de cielo para reconocerla ahora en este lugar como Mamá María. En ella estáis todas. Hoy hay quien nos recuerda aquello que acompañó a Obama y que rompió lo que parecía nunca podría ser verdad. Hoy una mujer, desde su origen, con su vida y destino nos dice: Yes we can”!

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