lunes, 24 de junio de 2024

VURU

 Pasar lista de los catecúmenos se convirtió para ella en un pequeño infierno. Ségolène Idriss, respondió el día de la preparación inmediata de su bautismo, a su nombre, también a la fecha de su nacimiento y los datos de su padre. Al llegar a lo correspondiente de su madre, se paró y cabizbaja guardó silencio. Al volverle a preguntar sobre ello, su rostro alegre de joven enmudeció y unas densas lágrimas brotaron de sus grandes y oscuros ojos, recorriendo rápidamente sus mejillas hasta destrozarse en el suelo. Nunca pensé lo duro que se puede hacer para alguien algo tan elemental como esto. El grupo permanecía expectante y silente, atento a mi reacción.. Me levanté, le limpié con mis manos los dos regueros que afeaban su tez y la tome por el hombro sentándola a mi lado. Le pregunté sobre su padrino. Al terminar la comprobación de sus datos, la estreché con un abrazo de cariño y confianza que me correspondió cuando al oído me dijo que había nacido en Bangui y que era refugiada de la guerra. A su mamá no la conoció ni supo nada ella. Vive bajo la adopción de una buena mujer que cuida de ella. Ahora era yo el que tras un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, esta confesión me vidrió realmente mis ojos. Se levantó de mi lado y volvió a su sitio. Hoy me miraba como nadie durante la celebración de su bautismo. Estaba muy guapa con su recogido a modo de coletas y todo ello adornado con diminutas flores. Al final de la ceremonia en medio del barullo de la gente, me buscó y me dio un abrazo, como el que damos los hijos a los padres.  Así lo sentí yo al menos. 

Refugiada, huida en medio del terror de una guerra dislocada y loca como todas o como ninguna quizá. Un enfrentamiento fraticida como el de Hutus y Tutsis de Rwanda, pero aquí siendo más pobres que ninguno, no tuvieron ni cancha mediática  que posibilitara atraer la atención de nadie. Selekas, Antibalakas,…,  grupos y facciones que se mataban mutuamente sin saber muy bien el porqué y que sin saberlo estaban ya muertos, pero de miedo. Era éste el percutor, el gatillo, la granada. Resultó demasiado fácil decir milicias musulmanas y cristianas, una frívola taxonomía de la sinrazón, la torpeza, el interés de un mundo al que le gusta simplificar a riesgo de confundirse, como lo fue en este caso también. 

Y tenía que ser hoy, el Día Internacional de Refugiado, cuando yo tenía que vivir esto y a partir de un simple e inocente listado de candidatos al bautismo y a la eucaristía, porque aquí los celebran unidos. Así se produjo el drama de una ausencia, el dolor de un recuerdo, que de haberlo sabido, yo hubiera evitado.  Casi 120 millones de personas viven esta situación en el mundo hoy y casi la mitad de ellos son menores. Un horror que contemplamos en cifras y nos olvidamos que cada uno de ellos es una vida concreta, precisa, singular, como la de cada uno de nosotros, como la de Ségolène.

La celebración fue muy bonita y participada, muy festiva, como son ellos. Se mueven como nadie a ritmos increíbles que rompen y enlazan con sus contrapuntos de modo que no hay edad, pequeños, mayores, jóvenes, todos, todos bailan y expresan con su cuerpo que Dios es la causa de su alegría. El ofertorio es un momento de fiesta sin igual donde a la ofrenda de productos de la tierra y animales, le sigue la colecta económica. Todo el mundo sale al pasillo para depositar su aportación y se hace al ritmo alegre que permita distender la seriedad y el rictus de la liturgia romana.. La danza, elemento ancestral en esta poblaciones, es aquí expresión, como lo fue siempre, de la acción de lo sagrado, del trato y cercanía con lo divino. Expresión de un ser que todo él vibra al compas de lo eterno y poderoso que se ha aproximado a sus vidas. Visto sin esta sensibilidad, parecería un estridente gesto, un dislocado modo de expresar lo desproporcionado, lo que no se puede si no sólo atisbar.

Y así discurren estos sacramentos, bautismo y eucaristía, celebrados con emoción y entusiasmo, donde el traje blanco (vuru) resplandeciente que lucen ellos sombrero a juego, se corresponde con el de ellas y sus tocados florales. Días de alegría que les abren a la gran aventura de la vida cristiana. 


jueves, 20 de junio de 2024

LA CONCESIÓN

 Nunca se me pasó por la cabeza crear una pequeña granja y mira por dónde, la misión, como un efecto colateral, te hace (si quieres) tener una pequeña cabaña  de animales domésticos. Todo empieza en los ofertorios de las capillas. Siempre hay algún pollo, algún gallo o gallina, algún pato, alguna oveja o cabra. Y llegas a casa y ¿qué haces?, Pues soltarlos en el recinto y criarlos. Las gallinas primeras, después los gallos y hete aquí que poco a poco las ves rodeadas de polluelos de los que prosperan algunos. Y vienes con más gallinas  y la granja va creciendo poco a poco. De cuando en vez alguno lo ves en el jardín y después en el plato, como ha sido el caso de hoy. Le di los días al salir de misa y después nos vimos en la mesa, aunque él llevó la peor parte. Lo mismo ocurre con las cabras. Tres de ofertorio y otras tres que le compré a una señora que me lo pidió para sacar un dinero que necesitaba. Le pagué lo que me pidió, sin regateo alguno, cien mil francos ((152€) y ahí están, aunque me dieron lo suyo las primeras semanas que se escapaban cada dos por tres, aunque encontrarlas era fácil. Un poco cansado de oír los balidos fuera del redil, mi espíritu scout les levantó una pequeña empalizada por encima del muro. Fue lo suficiente como para que ya no saltaran. La verdad que puedo decir que ya so de casa. Al caer la tarde se las suelta por la concesión, y así patos, gallinas con sus polluelos, gallos, cabras y ovejas, pastan a sus anchas sin saber muy bien qué futuro les puede esperar.

Hoy he estado podando una gran palmera con Enmanuel, un joven aka, experto como nadie y como todos los de su etnia en todo lo que tiene que ver con los árboles. Ello ha permitido que al presbiterio, oscuro de por sí, le entre algo más de luz. Su destreza con el machete es envidiable en sus golpes y tajos pero más envidiable aún es su movilidad por el tronco y ramas. Me ha pedido que lo emplee y hoy ha compaginado sus cualidades forestales con el iniciarse a la pintura ayudando a Olivier en el edificio que estamos rehabilitando y que aún no se muy bien para que lo destinaremos. Ellos lo conocen como la Biblioteca del padre Natal, un italiano que se dejó literalmente aquí su vida, puesto que murió aquí, y dejó honda huella en la población. Biblioteca que nunca ha tenido un solo libro, quizá el desafortunado misionero antecesor mío, soñó con hacer algo en este sentido.

Ya sabéis de la obra del muro, que va poco a poco perfilando su recorrido, de momento a nivel de fundación. Por nuestra parte estamos pintando las salas de catequesis, que falta tenían, y de esta manera además de embellecer un poco la concesión, al menos higienizamos también algo nuestras instalaciones. Como salas sobran, dedicaremos dos a dormitorios con camas literas que ya están haciendo en Mbaïki. Ya las dedica a ello cuando hay reuniones de catequistas o consejos o de movimientos. La diferencia es que hasta la fecha duermen como acostumbran por aquí, encima de una simple esterilla sobre el suelo. De igual manera el uso del agua en un grifo maltrecho que hay que buscar en una pared del depósito, habrá que sacar esa toma y hacer una fuente amplia y limpia donde recoger agua sea también una tarea digna. Lo mismo diré a propósito de unos baños.

Pero quizá lo que más me anima a hacer es también la dignificación de dos casitas típicas, en madera, en la que viven ocho chavales aka que tenemos con mucho trabajo escolarizados. Son casas con un cierto aire colonial, nada que ver con las de los colonos del momento, pero de ese estilo. Las maderas finas y pulidas, pintadas en colores alegres y vivos, con escaleras y elaborados veladores con celosía de los primeros destacan estas hechas simplemente de tablón recio y duro, clavado a una estructura también de madera a modo de escamas, pero que el paso del tiempo ha ido haciendo más grande la brecha entre tabla y tabla, entrando por ahí de todo y dando la impresión de un gran buzón de correos. Habrá que remozar el tablado y ajustarlo de modo que las casitas resulten para ellos confortables y habitables. No podemos hacer mucho porque a la mínima, cuando perciben demasiado progreso, se van y regresan con gusto a sus cabañas de ramajes en la selva. La verdad que hay que tener cuidado en respetarles sus formas de vida, aunque estamos llamados a hacerlo en aras de todo lo que facilite la dignidad de la persona.

Quizá la concesión quedaría perfecta haciendo un pequeño taller donde guardar la maquinaria elemental y herramientas necesarias, en lo que ahora simplemente es el cobijo a dos aguas que otorga un techo de chapas a un oxidado contenedor que, cual gran caja de caudales, atesora aquello que se considera preciado como son las palas, picos, rastrillos, paletas, unos encerados y diversos sacos de cemento.

Obras son amores y la verdad que aquí mires por dónde mires hay siempre algo que hacer. No obstante hay que ir poco a poco. Una de las cosas que más me cuesta que entiendan es la constancia, esto es, que lo que empiecen lo terminen porque se cansan con la misma facilidad que se emocionan con la novedad.  Hoy ya les dije, ultimando unas cosas de la “biblioteca”, que yo no soy patrón ni capataz. Yo sólo soy responsable. ¿Me habrán entendido?


lunes, 17 de junio de 2024

ANIVERSARIO

Se ha cumplido ya un año de mi presencia aquí. Era un sábado 10 de Junio cuando embarqué en Madrid. Fue domingo 11 de Junio, domingo de Corpus cuando llegué. Nunca olvidaré el día, el más sentido y vivido por mi madre en el que nunca faltó el arroz con leche como expresión de ese día de gala, procesión, compromiso y adoración. Siempre iba delante en todo. En esta ocasión estuvo muy presente puesto que celebré el Corpus más íntimo que se puede celebrar. En torno al altar de Maison Comboni, ya en Bangui, mi obispo en Mbaiki y yo. Día de agradecimientos y deseos. Los primeros siguen vivos y los segundos también, en medio de realizaciones y tareas aún por realizar. Un aniversario marcado por un establecimiento en parroquia, vida en poblados, bautismos, el reto de la atención pastoral (integral) a los pigmeos y la lengua sango. Todo un mosaico de realidades que hacen de la misión un quehacer constante y exigente.

En este tiempo me he dado cuenta de la cantidad de personas que están conmigo, en este empeño de evangelización que no es nuestro, puesto que aunque durmamos, como escuchábamos ayer, Él hace crecer sin que sepamos muy bien cómo. Es muy importante sentirse arropado, acompañado, saberse querido. Ayer unos minutos de video conferencia con la pequeña de la familia, Vera, te recoloca todo aquello que en el caminar se ha ido tornando. Lo mismo ocurre cada vez que lo haces con los amigos. Así Antonia, Montse, Gus, Charo, Tomás, Naoko, las Dominicas, Itsao, Marijose, Paco,  Mariali, Teyko, Javi, José, Bernardo, Trini, Tere, Pepe, Sagrario,


Pilar, Agustín,….. todos, todos, (no puedo alargarme en esta lista pero sois muchos), aportan esa pequeña dosis de humanidad y cariño que necesitas como combustible vital. Mientras otros, que debieran estar también cerca, parecen no estarlo tanto quizá  muy preocupados en sus importantes cosas, entre las que seguro está también la misión, pero lo hacen de manera silente, discreta, sin manifestarlo, o eso quiero pensar.  El Señor me ha traído al cócito del mundo y aquí toda sinergia se aprovecha hasta apurarla al máximo. Es un país muy difícil, lo habéis ido percibiendo escrito tras escrito y se necesita un bien fondo espiritual y de trato con el Señor, una empatía con la realidad humana de aquí , así como un entorno humano, aunque lejos, que sientas a tu lado. 

En todo caso ha sido un año lleno de gracia y novedad, de reto y anhelo, de palabra y compromiso. Gracia y novedad porque todos somos misioneros pero no sabemos cómo, nadie nos ha enseñado en serio a serlo. Aquí se te impone la realidad aderezada de gran necesidad. De reto y anhelo porque has de tener claro el horizonte, el motivo fontal y hacerlo valer a pesar de los reveses y contrariedades. A pesar de los resultados y realizaciones, has de aprender a levantarte de nuevo y persistir en la meta. De palabra y de obra porque  las palabras solas no valen. Hacen su tarea pero son siempre insuficientes si no va acompañadas de la exigencia y el gesto concreto. Las palabras cambian los corazones y el compromiso trasforma la realidad. En una coherente relación ambas se alían en la área del misionero. Y todo ello jalonado por dos actitudes. La interna es la oración, la vida espiritual, que te permite reconocer tus limitaciones y la ayuda que te sostiene. La externa es la paciencia, con una impronta de humildad. Esto es en resumen lo que esta experiencia este año me ha aportado. Quizá el corolario de todo sea la comunión expresada en muchos signos, también en el de la comunicación. 

Hace poco más de un año aterricé pero me doy cuenta que esa pista te llama a despegar, levantar vuelo cada día hacia lo alto surcando la magnitud de la vida humana que circula por esta tierra, tierra a la que hay que amar primero, para después comprenderla, también en sus limitaciones y carencias. Un año que no termia, si no que da comienzo al siguiente con la esperanza de mejorar y poder ser testigo como en el evangelio, sin saber muy bien cómo, de ver crecer la misión.

jueves, 13 de junio de 2024

HIJOS DE LA LUZ

Vestidos de blanco están los más madrugadores, a la puerta del templo. Un blanco de raso refulgente que destaca sobremanera sobre su tez oscura. Un pequeño gorro a juego adorna su cabeza. Van llegando poco a poco. Hoy es un día importante en sus vidas. Recibirán el bautismo y la eucaristía. Son catecúmenos. La celebración, arropada por multitud de personas, festiva si cabe más de lo que acostumbran. Monaguillos al ritmo. Al caer de la tarde se escuchan músicas, danzas y tambores desde diferentes rincones del poblado. 

Seguimos con las clases de sango para profundizar y mejorar en el conocimiento y uso de la lengua, siendo consciente que la misma es impedimento o gran ayuda para la misión y mi área en ella.  En estos días se ha cumplido el año de mi estancia aquí, un tiempo que ha pasado como un suspiro. No tengo sensación  de que el tiempo lastre mi presencia. Durante estos días se sucederán mis visitas a los poblados para encontrarme con los catecúmenos y catequistas y entre otras cosas preparar los bautismos que iremos celebrando este mes.

Como en los cuentos, él me invitó a jugar tirándome a los pies el balón  y mirándome con sus grandes ojos parece me lo dijo todo. Francés no sabe y yo tampoco su lengua aka, así que en un sango infantil y con lasa miradas en sintonía, comenzamos a correr y a chutar. Tras unos minutos de juego en solitario para ambos, la pradera se fue llenando de críos que se fueron sumando al juego al punto de exceder reglas, al menos en eso de once contra once. Con discreción y disimulo me fui acercando a la banda, dejando atrás el terreno de juego lleno de bullicio y vida. En un momento que me detuve para mirar atrás me percaté de esa nube de movimiento y carreras en la que descubrí que él, el pequeño que inició el juego invitándome, estaba parado y sólo contemplaba mi abandono. Su estampa cabizbaja denotaba seguro su tristeza. Le hice ademán de que corriera, que jugara de nuevo, y al punto así lo hizo confundiéndose enseguida con la multitud de cuerpecillos corriendo tras una pelota.

Unos médicos oculistas polacos vendrán en octubre para operar, sobre todo de cataras. Hemos avisado y de M´bata han salido 24 personas. Yo he llevado a M’baiki a la consulta previa, a unas 16 personas de Molangué, Bouchia, Bangui-Bouchia, Bokanga y Biami. Esperan consulta bajo una paillote al lado de la catedral. Están esperanzados con ver de nuevo la luz, valerse al menos. Hay alguno joven. La verdad que estas realidades son también asunto de una pastoral de misión. Aprovechar dinámicas solidarias, en este caso en el mundo de la salud, y buscar a los destinatarios, a aquellos a los que una intervención así les puede de nuevo devolver las ganas de vivir. Esas ganas que manifiestan unos chiquillos sobre un tractor abandonado que cobra vida gracias a la fantasía y a ilusión de aquellos que anhelan hacerse mayores , sin saber muy bien lo que ello significa. Las ganas de vivir que se respiran en el taller de costura que dirigido a las mujeres, las forma y capacita para no ser dependientes y poder vivir con dignidad del fruto de su trabajo, un trabajo hecho con esmero y cariño en cada puntada sobre un tejido de rabioso multicolor que llama a la esperanza.

Las lluvias empiezan a hacer su aparición. Un cielo gris barrunta tarde y noche de agua. Tarde de arreciada tormenta. Noche de suave y constante lluvia, una lluvia cargada de música y ritmo  que da a conocer cuando inicia su itinerario final al estrellarse en los tejados de chapa y precipitarse desde los aleros a la tierra, donde ella ha convertido ya el agua en algo suyo, y cuya propiedad queda expresada en su color rojizo. Una tierra ebria de agua que desborda por allí donde puede. Agua, bendita agua, que nos refresca del aún excesivo calor.

viernes, 7 de junio de 2024

JUNIO

 Podrían pasarse horas y horas cantando. Llevo el coche  cargado con 19 jóvenes que van a participar desde el jueves al domingo en el foro de jóvenes de la diócesis que se ha organizado en Bagandou. Un espacio en el que a través de sesiones, intervenciones, grupos de trabajo etc, reciben entre todo ello una información que les ayude a madurar y situarse ante la vida. Aquí el concepto ¨joven¨ es de mucho más amplio espectro que a lo que estoy acostumbrado. Hay una horquilla muy amplia  desde adolescentillos hasta maduros de veras, entre los cuales hay también los concitados. De Mbata son todos de edades entre los 18 a los 35, pero de otras parroquias hay de todo. Van casi con lo puesto, apenas un pequeño, en verdad escaso, hatillo y nada más. 

Paramos en Bouchia para aprovechar el viaje y llevarle al obispo la mandioca, las numerosas piñas y mazas de bananas, el aceite de palma que le ofrecieron en la pasada visita pastoral. Será un buen complemento para la semana en la que esperan en Mbaiki se celebre  la sesión de la CECA, la Conferencia Episcopal Centroafricana que junto a los nueve obispos congregará también al séquito que acompaña a cada uno. Tienen la costumbre de reunirse dos veces por año, la de Enero en Bangui y la de Junio van pasando por cada diócesis. La mayoría de Obispos son ya del país. Apenas queda un polaco, el recién nombrado italiano, como coadjutor en Bangassou y los dos españoles (Juanjo Aguirre y Jesús Ruíz).

Este mes de Junio estará entre nosotros caracterizado por la celebración de Bautismos por las distintas capillas. El trabajo que no han hecho los catequistas en Pascua hace que los tengamos que celebrar ahora, antes del makongo, porque este hecho, salir a la selva en busca del gusano en cuestión, cataliza la vida de estas gentes, capillas y poblados, en nuestra región de la Lobaye muy especialmente durante los meses de julio y agosto.  Así que días de preparación, catequesis, confesiones y celebraciones. Ya hemos distribuido el programa completo y apretado que, esperemos las lluvias nos respeten y permitan realizar.

Aprovecharé la estancia en cada poblado para lo que he llamado el despacho parroquial portátil. Hay mucha gente que reclama sus carnets que por diversas circunstancias no tienen. Esas cartas amarillas donde además de sus pocos datos personales, a menudo aproximados nunca ciertos del todo, figuran los diferentes sacramentos recibidos, su estado y su participación en el sostenimiento de la Iglesia mediante esas donaciones establecidas del dinero de culto (para el sustento de los curas) y el ticket del seminario. En total donaciones personales de apenas 2,3€ al año entre ambos compromisos. Un aspecto que aquí se controla mucho como indicador de su compromiso cristiano. Pues bien, muchos no lo tienen porque lo perdieron, porque no se lo dieron o no se lo devolvieron a la hora de atestiguar para ser padrinos. Ante la dificultad de movimientos de esta tierra, se me ha ocurrido acercar la montaña al profeta  y tomar los libros, las cartas y los sellos y hacer posible que todo el mundo pueda tener su documento en el que también consignan las confesiones. Espero que después de este esfuerzo y tarea, descienda la cantinela que hasta ahora me ha acompañado capilla tras capilla solicitando dicho documento.

Salgo al jardín y los akas que viven en la misión, unos siete menores, están jugando al futbol. Un balón de telas y lanas se mueve con dificultad por entre la hierba, impulsado por las patadas de sus pies descalzos. Subo a la habitación y bajo el último balón que tengo traído de España. Les sigo observando con atención en su intento de que ese amasijo esférico entre por el medio de dos ramas de palma hincadas en tierra a modo de portería. Les hago entrega del nuevo esférico que en apenas unos segundos está en juego, animando aún más su alegría.  Mientras pienso en la desgracia de sociedad en la que estamos también nosotros aquí inmersos. En apenas un día se irán de vacaciones de verano ya. Un país con una escolarización muy deficiente y escasa, además se toma el lujo de acabar un curso escolar pronto, que retomarán también tarde. Una desgracia que cuando la cuestionas, simplemente te miran porque ante la vacación todo el mundo se pliega. 

Las lluvias están volviendo poco a poco, presagio del inmediato makongo, siempre makongo, todo makongo…..





martes, 4 de junio de 2024

HIMNO A LA VIDA

Empezábamos bajo el recuerdo de Pablo VI, un papa pastor de verdad, que supo llevar adelante el legado de Juan XXIII, abriendo las ventanas de la Iglesia al mundo para, entre otras cosas, recordaros que respiramos el mismo cielo y pisamos la misma tierra. Fue un capricho el participar en Roma aquel domingo 14 de octubre de 2018 en su canonización, pero eran varios los motivos para estar allí ese día grande, el primero de ellos era la también canonización de Monseñor Romero, uno de mis pocos satos particulares. El caso es que la mañana se despertó con mucho agua. Sor Nelly, de las Dominicas Misioneras de África me acompañaba. La carretera nada buena, de un modo particular el tramo después de Bouchia, donde el coche nos llevó poco a poco y de un modo muy suave hacia la cuneta, desde donde el sistema 4x4 nos sacó serpenteando entre el bodón pero sin problema. Ella, jovencilla, estaba un poco asustada, su silencio la delataba. Una vez retomado el camino, volvió a su estado normal de conversación y risas. 

La capilla estaba en Ndongo-Boyoba estaba en solitario y nosotros allí con puntualidad europea, a pesar del camino. El Obispo, a pesar de estar más cerca el poblado de M´baiki que de M’bata, no había llegado aún, lo haría una hora y media después. Poco a poco, al percatarse de nuestra presencia, se fueron acercando, primero los jóvenes, después ya todos. Unos juegos con ellos me permitieron que el tiempo de espera se hiciera, si no más breve, al menos más ameno. Pensaba yo mientras, que de nada sirve a veces realizar grandes esfuerzos, como los que habíamos hecho para estar a la hora, cuando habría más bien que priorizar  conforme en este caso, ante la imposición climatológica.  Una Eucaristía animada y participada, daba paso a una asamblea abierta, propia de la visita pastoral, donde se evocan los problemas, logros, preocupaciones y posibilidades. Un esquema que se iría repitiendo comunidad tras comunidad estos días, en Molangué I, Bangui-Bouchia, Bokanga y la misma M’bata. Unos días marcados por el protagonismo de las comunidades y su ejercicio de expresarse e libertad ante el pastor de la Iglesia, que escucha, alienta, corrige y sueña. Han sido días en los que se han podido encontrar cada uno de los cuatro sectores pastorales de la parroquia con el pastor. Tres noches acurrucados al abrigo de unas sencillas y pobres construcciones, en las que el calor y los insectos, la incomodidad del aseo personal han sido las constantes. Un poco al estilo campamento, donde aquí la diferencia es que esto es verdad y para cada día. El desayuno, la comida y la cena a merced de cada una de las comunidades. 

Quizá de todas las celebraciones la más hermosa resultó ser la de Bokanga, el día de la Visitación. La homilía se tornó poco a poco en un canto compartido, un magnificat coral y vital sostenido por sus voces, destacando la alegría de María al saberse llena de Dios y serlo para todos, un himno comprometido que la hizo salir de sí y con aire trotón apresurarse al servicio y la ayuda. Una reivindicación del estilo de Dios que con su inmediatez y cercanía, invierte las lógicas humanas. El poder se manifiesta así, la autoridad también. De veras resultó un magníficat precioso donde la creatividad y poética de María o podría haber encontrado mejor eco que en el de esta asamblea, que al aire libre para hacer frente al sopor de la tarde, estaba reunida como una gran familia, la del poblado que conforma la fe. 


Al día siguiente celebramos en el poblado vecino las confirmaciones de 39 personas, jóvenes y adultos que acogen el ser de otro modo al convencionalmente establecido.

Una visita pastoral que me ha permitido conocer mejor la parroquia al mismo tiempo que conocerme un poco más a mí mismo. Días de auténtica fatiga y cansancios, que al concluir ayer, día de san Carlos Luanga, cobra un sentido más allá de lo programado en un papel. Días de encuentro, sinceridad y libertad, días ya no de presente, si no y sobre todo de futuro. Porque si no fuera así….. ¿merecería la pena hacerla de otra manera, a modo de paseíllo taurino triunfal y al margen del resultado de la faena? Ha sido toda una experiencia de camino y encuentro. Días de desconexión y al mismo tiempo de empatía con lo verdaderamente importante. Estas gentes hacen también canto de su vida al experimentar que Dios les visita y les acompaña. Todo un himno de letra difícil especialmente para aquellos para los que este mundo les resulta invisible.