martes, 26 de septiembre de 2023

HACER ALEGRÍA

La verdad que nunca pensé que las tiendas de juguetes estuvieran tan al alcance de la mano. Compartir las jornadas con los críos te hace, entre otras muchas cosas, descubrir constantemente las posibilidades del ser humano. Una de las características de la infancia es precisamente el juego como fundamento del propio desarrollo, emocional, social, físico, intelectual….. pues bien, todo esto y mucho más se da aquí, en la selva y los bosques de La Lobaye. 

¿Que quieres un balón? Pues en un momentito te haces un balón como ya os conté en una entrada anterior. ¿Que quieres un coche o un camión?, pues te sirves de numerosas maderillas que, a modo de un mecano de aquellos que nos traían los Reyes Magos, ellos ensamblan hasta conformar el vehículo vegetal y nada contaminante que permanecía en sus cabecitas. Se aprovecha también todo material desechado de un uso normalizado, al punto de hacer una moto de suelas viejas de chanclas de playa. 

¿Que quieres la destreza, la competición, la carrera? Pues estos chavales también tienen amplia respuesta para ello. Quien ha estado en África en algún momento, seguro que recuerda la consabida llanta o cubierta de bicicleta guiada en equilibrio por una varilla o un palito. ¡Un camino en este continente no es tal si en algún kilómetro de su recorrido no te encuentras con esta estampa!  La imaginación va más allá cuando la rueda es sustituida por un aro dentado al interior, que cansado de rotar sobre sí mismo, un día decidió detener aquella básica mecánica de aquel viejo motor de adultos y decidió ponerse en las manos de un pequeño que además de darle nuevo uso, le ha hecho rodar y rodar al trote de su guía y lo ha llevado por senderos, puentes, praderas, carreteras y riberas. Además nadie le dijo que podía hacer estos viajes produciendo un sonido, entre metálico, industrial y musical, generado por su interior aserrado al contacto con el extremo del palo guía, que  por lo general es una punta de carpintería, gruesa. A esto llaman los niños “cerceau”, esto es rueda o círculo en su francés colonial. 

El “sikomo”, responde algo así a como “tú haces fuerza con el pie”, define a otra variante de la carrera, ésta formada por dos varillas elaboradas de dos ramas del arbolito espinoso que puebla toda esta selva. Cada varilla es asida como un manillar y en su terminación ambas se encuentran para dar cobijo a una gran semilla esférica, las más de las veces dentada, a la que al hacer rodar, también hacen cantar de un modo muy característico, como una melódica onomatopeya de un motor imaginario.

Los más mayores disfrutan con sus juegos de mesa y destreza. Digo de mesa pero ya no son las damas elaboradas de chapas de botellas, si no una serie de agujeros en la tierra dispuestos en cuatro filas, dos para cada jugador. Y en su seno van rotando los titos, unos verdes y otros oscuros, que harán del cálculo y la pericia matemática que uno se alce como ganador. Es también un típico juego africano, que en muchos lugares encontramos de modo más simple bajo el nombre de “Qahala” y que aquí llaman “Kisoro”. Normalmente lo encontramos elaborado  sobre un tablero de madera en el que están labrados los huecos que irán conteniendo las bolitas de colores en madera. En esta ocasión la modalidad es sin tablero y sin bolitas elaboradas. Una pirueta a la creatividad y a la imaginación basadas en la naturaleza. Por eso, este juego no es “de mesa”, cuanto “de suelo”.  

Si algo te enseña el mundo del juguete en África es que todo, todo vale. Todo tiene un ulterior uso al acostumbrado, todo puede ser transformado por la inventiva y la imaginación. Se sienten felices mientras los sueñan, mientras los construyen y mientras los disfrutan. Sin pilas, sin plásticos, sin marcas, sin tecnología. ¿A quién no le divertía más, incluso que el juguete que contenía, la caja en la que venía hasta ti?  ¿Quién no hizo algo, alguna vez con una caja de zapatos? Ocio y negocio no siempre fueron de la mano, mientras que el juego y la imaginación siempre han sido un matrimonio duradero. Aquí todavía parece que están de luna de miel. Bravo por estos chavales cuya wifi es la vida y están conectados a la naturaleza. Por cierto jugar en sango se dice “sala ngia” y su traducción titula esta entrada.

¡Diréis que hoy es fiesta de imágenes en el Blog! Pues sí, es una manera de celebrar y daros las gracias a las más de seis mil lecturas del mismo. ¡Dios mío! Gracias por acompañarme, también, leyendo mis reflexiones. 

2 comentarios:

  1. Dios mío, ¿qué no inventarían algunos de estos niños con tantos materiales cómo desechamos, por inútiles?

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