domingo, 17 de septiembre de 2023

EL DÍA DESPUÉS

Ayer se cumplieron 28 años de mi ordenación sacerdotal. Hoy los mismos de mi primera misa., que en esta ocasión he celebrado en Sango. Me vais a permitir eche una mirada a recuerdos, la ocasión lo permite en su guión, creo. Mi cuaderno de viaje se inicia en sus primeras páginas con un recuerdo externo: una hoja de calendario, de esos que llamaban nuestros mayores “de taco”. Corresponde a un lunes de la quinta semana de pascua  de hace tres años. En el santoral, apenas un puñado de nombres raros y nadie conocido a primera vista. Con la hoja del día anterior se quedó mi hermano mayor, como recuerdo del día en que nos quedamos ya huérfanos en este mundo, porque Henar nos dejó, cumplida con creces su tarea, para entrar a formar parte de quienes ya han pasado por esta existencia ya y con quienes esperamos, por fe, participar de la resurrección.

En diversas ocasiones mi madre me comentó que así como yo sabía dónde iría ella una vez abandonado este mundo, también ella sabía dónde iría yo faltándome de mi lado. Una vez confiada a Quien mejor se puede confiar la vida, para mí comenzaba una nueva etapa aún por explorar, y se iniciaba al día siguiente mismo de su partida. Aquél día comenzó una cuenta atrás que me traería donde ella bien conocía. Una hoja puede ser algo más que un simple recuerdo. Ésta en concreto, forma parte de esos “sacramentos de la vida” que dice Boff. Un sencillo y escaso papel que marcó un futuro que ya es presente y es permanente compañero de viaje, heraldo de que no existen las casualidades en la vida. Un día 11 también, tres años después yo entraría aquí, en el corazón de África.

Los que me conocen, saben que viví ese penúltimo tramo con la alegría y fidelidad de siempre, con la entrega y pasión propios de mi ministerio, pero de igual modo acompañado por un dolor grande causado por los que acostumbrados a hablar de lo divino, se olvidaron antes que nada del lenguaje de lo humano. He vivido  la experiencia de que “al que ama, todo lo sirve para el bien”(Rm 8,28). Asumí en obediencia y silencio la nueva situación y me entregué a ella con entera dedicación. Todo ello me ayudó a discernir, primeramente, en sede vacante y proponer con libertad y claridad, después, una vez solucionado este tránsito eclesial. 

Cuando miro esta hoja me parece ver una ventana abierta en la que percibo mucha vida desde aquél día hasta hoy: Covid, transeúntes, amigos, patrimonio, comunidad, jóvenes, calle, enfermos, niños, alejados, consagradas y un largo etcétera que se condensan en una palabra: ¡Toro!. Ciertamente volver a la ciudad en la que brotó de niño mi vocación sacerdotal y misionera, supuso un bálsamo en lo humano y un don en lo espiritual. Toro ha sido lugar propedéutico y estos tres años han ayudado a acrisolar lo que muchos años atrás fue motivo y razón de aquél  “sí” paidético, que ya sería para siempre existencial. Por cierto era un día 11 de setiembre, el año pasado, cuando dejaba atrás este bendito lugar para prepararme a la misión en Madrid con el IEME.

Toda una historia contenida en una simple hoja de calendario que a simple vista es sólo eso, una hoja de un día, un mes y un año. Pero es que la vida se nos va día a día, mes a mes, año tras año. Una fecha que supuso un discreto comienzo jalonado por el pequeño compromiso cotidiano, de un silente itinerario hacia la misión. Así es la vida, un suceder de aconteceres. Personas que disipas en el olvido del perdón y por el contrario rostros, nombres que perdurarán siempre al abrigo del corazón amigo. Horizontes que se abren, como las hojas de un calendario, para ser abrazados. Que San Máyulo y compañeros de aquél día cualquiera, pero de igual modo significativo, nos ayuden a comprender nuestras existencias como sacramento a vivir, explorar, respetar, recordar, celebrar y sobre todo compartir. 

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por tus 28 años de sacerdocio y tu entrega en favor de los más pobres.

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    1. No puedo si no dar gracias a Dios que me llamó, me capacitó, confió en mi el ministerio que cobra sentido también por todos y cada uno de vosotros.

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