lunes, 26 de junio de 2023

PRELIMINAR: MI EMPEÑO

Vivimos en este mundo globalizado. Un mundo en el que si no estás en plataforma digital alguna, simplemente no existes. Un mundo que no es igual para todos los que lo habitamos. Hay lugares, escenarios, coordenadas, personas que son olvidadas. De ahí que el escribir y el publicar sea, quizá ahora más que nunca, un compromiso con la memoria frente al olvido, intencionado las más de las veces. Sí, hay muchas vidas a las que se les priva de poder vivir en paz, de hacerlo con dignidad. Personas que nunca podrán ser protagonistas de su propio destino, porque éste apenas se dibuja en el horizonte. Soñar es algo muy humano. Nos hace descubrirnos llenos de ilusiones, proyectos, esperanzas. Soñar marca un camino para que aquello que nace como una intuición, un deseo, se pueda convertir en una realidad. Soñar con un mundo mejor, no es una quimera, es una tarea a la que muchos nos afanamos cada día de forma sencilla, discreta, constante. Muchas personas honradas hacen cada día una buena acción y gracias a ella, el mundo es un poco mejor, también cada día. Pero las palabras deben traslucir actitudes y éstas se han de materializar en acciones, gestos concretos que van orientados hacia la consecución de ese sueño, en nuestro caso: un mundo mejor. 

Por eso estamos aquí, en este recóndito lugar en los estertores de los rankings mundiales de desarrollo. Una presencia que no pretende salvar a nadie, si no compartir una convicción profunda: Estas latitudes y sus gentes son sus predilectos, y sus nombres están ya en su corazón. Él, (Nzapa), nos ha enviado a compartir esperanza, a vivir la fe, a construir con alegría y vitalidad un entorno de justicia, paz, dignidad y todo aquello que de Él, (Gbya), ya hemos recibido.  Esta será mi tierra y mi gente para estos próximos años. No traigo oro ni plata, traigo sólo una humanidad llena de sinceros deseos por compartirla y así dejarme también rebosar de la suya.

Tierra (Sësë) del sueño (na sümä) de Dios (ti Nzapa), en Sango, la lengua de este país, República Centroafricana. Y éstas páginas acogerán mis reflexiones de esta presencia aquí. Serán páginas de todo un poco y que acogerán también todo aquello que me queráis hacer llegar todos al hilo de este misterio que es la palabra, que siempre espera su completud en el silencio de su acogida y en la grandeza de ser compartida.


Termino explicando lo de "alienygena". Lo tomo en el sentido de "foráneo" y al modo de aquel anónimo cristiano andaluz del siglo XVII que salió de su tierra para establecerse  en Toro, donde encontraría remedio a sus males de piel. Allí viviría como un vecino más y allí fundo como compromiso social y en acción de gracias, una cofradía. Moriría el 22 de octubre de 1641 y su lastra se conserva en la iglesia de S. Pedro del Olmo, en la ciudad de Toro (Zamora). Nunca pensé cuando la pisaba, que me iba a inspirar para este momento inicial en RCA. No me siento extraño, aunque sea de lejos también yo. Vengo a manifestar el compromiso de Dios para con todos, especialmente aquellos que más lo necesitan. 

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